Llega el final del viernes en el Leyendas del Rock
Los amantes del heavy épico estaban de enhorabuena en esta doceava edición del Leyendas con la inclusión en el cartel de los suecos en el día de hoy y los más belicosos Sabaton o los más fantasiosos en su temática Rhapsody en la jornada del sábado. Además, los tres grupos mencionados gozaron de un horario de actuación ideal; cuando no lucir como cabezas de cartel como ocurrió con las dos bandas del sábado.
Hammerfall no eran los cabezas de cartel del viernes, pero tocar ya anocheciendo y justo antes de los que sí lo eran (Megadeth) hizo que unas 16.000 personas presenciaran su show.
Un bonito telón, acorde con la temática de los de Goteborg, con un imponente guerrero armado con una amenazante espada y un gran martillo presidía el escenario «De la Rosa». La expectación era máxima cuando arrancaron la descarga con «Hector´s Hymn», tema que abría su «(r)Evolution» del 2014 y que ya sirvió para comprobar el buen sonido del que dispondrían, la buena disposición del grupo y la buenísima respuesta del público a su propuesta heavymetalera de corte épico.
Joacim Cans demostró gran forma física y una voz que ha ido ganando empaque con los años, alentando constantemente al respetable a acompañarle en los estribillos y a alzar sus puños al cielo; mientras un muy dinámico y delgado Oscar Dronjak lucía una bonita guitarra con forma de martillo y acompañaba fielmente a Joacim en los coros.
Cayeron temas de casi todos sus discos, por cierto, muy bien escogidos ya que de hecho, tocaron la mejor canción de cada álbum, exceptuando que en su último «Built to last» se adentraron en más de una ocasión, dejándose a la postre sin tocar alguno que otro clásico de la banda; y eso que la ocasión era ideal y tenían la excusa perfecta para centrarse en sus inicios ya que su primer (y mejor) disco «Glory to the brave» cumple 20 años.
No obstante, temas tan emblemáticos como «Renegade», «Let the hammer fall» o «Hearts on fire», con el que terminaron, fueron momentos álgidos en un show aderezado con pirotecnia, llamaradas y, sobre todo, con unos músicos entregados al 100% con su público, primando así (como debe ser) lo musical sobre lo visual.
Tan solo un pero a su actuación: tras hacer un repaso instrumental a los riffs más característicos de su ópera prima, el ya mencionado «Glory to the brave», el medley desembocó en «The dragon lies bleeding» dejándonos con las ganas de disfrutar de esa maravilla hecha balada que es la canción que da título al álbum. En fin… otra vez será.
SET LIST
– Hector´s Hymn
– Riders of the storm
– Blood Bound
– Any means necessary
– Renegade
– Dethrone & Defy
– Last man standing
– Let the hammer fall
– Built to last
– Medley Glory to the brave/ The dragon lies bleeding
– Hammer High
– Bushido
– Hearts on fire
El recinto del Polideportivo de Villena estaba completamente abarrotado (casi 20.000 personas) ya que llegaba el momento del cabeza de cartel del festival y había mucho interés en comprobar cómo se las gastaría Dave Mustaine y sus huestes.
Con la vitola de ser una de las más grandes bandas de thrash metal de la historia, habiendo sacado un más que decente disco («Dystopia») el año pasado y con una nueva formación con la cual se presentaban por primera vez en nuestro país, Megadeth tenía una hora y media por delante para despejar muchas incógnitas: ¿Estarían a la altura, viendo el gran nivel que estaba mostrando el festival, de merecerse ser cabeza de cartel del mismo?, ¿qué Mustaine nos encontraríamos… el irritable y pasota casi sin voz o esa leyenda viva que irradia carisma a cada riff que ejecuta con su guitarra y con cada frase que canta?, ¿convencería Kiko Loureiro en los exigentes temas antiguos e increíbles solos del mago de las seis cuerdas Marty Friedman?. Para mí, la respuesta a estas preguntas (sobre todo a la última) es positiva en general, si bien mi objetividad se puede ver afectada al ser fiel seguidor de la banda.
Tres grandes pantallas LED acompañarían con sus imágenes y videos proyectados, específicos para cada tema que tocaron, el concierto de Megadeth dándole vistosidad y demostrando que visualmente nada era al azar en su descarga estando todo ello milimétricamente ensayado y ensamblado.
Un aspecto que me gustó mucho fue la selección de temas para confeccionar un set list el cual, exceptuando varias alusiones a su «Dystopia», se compuso de canciones de su época dorada, no tocando nada posterior al «Cryptic Writings» (1997), incluyendo incluso un primigenio «Mechanix» que luego se convertiría en el «The 4 Horsemen» del «Kill´em all» de unos tal Metallica.
Comenzaron con «Hangar 18» y su cascada de solos, alternándose en ellos Mustaine y Loureiro demostrando gran compenetración y metiéndose al público en el bolsillo desde el inicio. A pesar del buen recibimiento que tuvieron los temas nuevos como «The threat is real» o «Dystopia», era cuando salían a la palestra los clásicos de la banda cuando la gente se volvía literalmente loca; y así, «Wake up dead», «In my darkest hour» o «Sweating bullets» fueron auténticos cañonazos. Esto unido al buen sonido del que gozaron elevó el bolo de Megadeth a muy altas cotas. Eso sí, a pesar de Mustaine estar teniendo una de esas noches «buenas», se le vio algo estático y cantó sólo aceptablemente. Por contra, Kiko Loureiro estuvo sublime durante toda la actuación, clavando los solos de la era Friedman pero además imprimiéndoles su sello personal. El trabajo guitarrístico que desarrolló en algunos temas, como por ejemplo en «Tornado of Souls», le puso el vello de punta a más de uno.
Otro momentazo del show fue la lenta «A tout le monde» que, cantada por todos los presentes, dibujó media sonrisa en el rostro de Mustaine ( y eso en él es más que una risa franca en otros!!)
Su fiel escudero David Ellefson atacó las características líneas de bajo de «Peace Sells» y, aunque la voz del «jefe» del combo ya se resentía de manera clara, a estas alturas el público ya estaba completamente entregado, intuyendo que se acercaba el final de un memorable concierto.
«Holy Wars» acabó de sentar cátedra y puso fin a un muy buen concierto de Megadeth, mientras la larguísima ovación del público provocaba que Mustaine aún permaneciera en el escenario cuando sus tres compañeros ya se habían marchado, como lamentando el tener que irse y dejar de presenciar como 19.000 almas le aclamaban.
SET LIST
– Hangar 18
– The threat is real
– Wake up dead
– In my darkest hour
– Sweating bullets
– Trust / Conquer or die / She Wolf
– Mechanix
– A tout le monde
– Tornado of souls
– Dystopia
– Symphony of Destruction
– Peace Sells
– Holy wars
La disyuntiva que se me planteaba a continuación tuvo fácil resolución: ver por enésima vez a Warcry en el escenario «Jesús de la Rosa» o encaminarme hacia el «Mark Reale» para asistir al concierto de los belgas Aborted, grupo que no había visto nunca en directo y del que me habían hablado maravillas.
Nada más llegar a la carpa uno de mis temores (las dudas respecto al sonido) se esfumó de golpe. Aborted practican un death tan brutal y extremo que siempre corres el riesgo de percibir la descarga como una inmensa y distorsionada “bola de ruido”. Pues bien, sonidaco en el “Mark Reale” que contribuyó a disfrutar de un concierto increíble.
Presentaban el demoledor “Retrogore” del año pasado, del que cayeron varios temas como “Termination Redux” o “Bit by bit”, verdaderos trallazos destripados con una técnica y precisión milimétrica.
La carpa, prácticamente llena, fue en todo momento un hervidero constante de circle pits incitados desde el escenario por ese gran frontman que es Sven, al que se le quedó pequeño el escenario recorriéndoselo sin parar de vomitar guturales en todos los tonos posibles por su garganta.
Para cuando llegó el final con su “Hecatomb” del “Archaic Abbattoir” del 2005 ya habían arrasado con todo y habían pasado por encima de todos y cada uno de nosotros.
Mención aparte para Ken Bedene, una auténtica apisonadora tras su kit de batería que temblaba como si se fuera a hacer añicos en cualquier momento; y en general, todos demostraron ser unos musicazos con una técnica individual y compenetración entre ellos sólo al alcance de unos pocos elegidos.
Gran concierto de Aborted. Brutalidad con sonidaco.
Continuamos en la carpa del “Mark Reale”, donde era el turno de los zaragozanos, grupo veterano y muy querido por todos los amantes del rock patrio.
Había menos gente que con Aborted, lo cual no amedrentó a Mariano Gil y los suyos, que salieron a dar el 100% (como siempre hacen) y decididos a hacernos pasar un buen rato a todos los presentes ya desde la inicial “Ayer, hoy y siempre”.
Llamaba la atención como la brutalidad sónica con tendencia a distorsionar de Aborted había sonado tan nítida media hora antes y Tako, con su rock de cuño clásico y limpio estaba sonando tan apagado y sin brillo. Sobre todo se notó en la voz de Mariano, lejana y amortiguada.
A pesar de ello, la gente disfrutó y bailó canciones históricas de los zaragozanos como “Todos contra todos”, “Carpintero de condenas” o “Poeta nocturno”; fiesta y algarabía que tuvo momentos más pausados y emotivos como “Pintahierros” y momentos de locura total con las finales “Mi viejo resina” (dedicada a Nacho que no pudo estar hoy acompañándoles a los teclados) y “El enterrador” que puso fin a un divertido concierto.
Entrañable Mariano Gil, un diez en actitud para Tako… lástima de sonido.
Era hora de volver hacia los escenarios principales para ver el show de Avalanch.
Llegamos a tiempo de presenciar el final del concierto de los hermanos Cavalera, inmersos en ese momento en un extenso interludio tribal instrumental con Max en pésimo estado de forma y chapurreando el castellano. Las caras entre el público no eran precisamente de alegría y observé gente literalmente aburrida con el espectáculo que estaban ofreciendo los brasileños. La versión que hicieron del “Ace of Spades” de Motorhead tampoco despertó sobremanera al respetable que, poco a poco, se iba posicionando ante el escenario contiguo a la espera del inminente show de…
Todos los amantes de “El ángel caído” teníamos una cita obligada con los “asturianos” (realmente asturiano solo queda el fundador Alberto Rionda) ya que lo tocarían íntegramente; eso sí, con una formación que poco tiene que ver con la que originalmente se grabó.
Acompañando a Rionda, su compañero de fatigas en Alquimia, Isra Ramos a la voz, el gran Jorge Salán a la otra guitarra, el ex Warcry Manuel Ramil a los teclados, el sueco Magnus Rosen ( ex Hammerfall) al bajo y el espectacular batería Mike Terrana.
Todo un grupo “All Star” que demostrarían lo buenísimos músicos que son, pero que no transmitieron la esencia y el feeling que encierran las canciones que conforman esa obra maestra del heavy/power metal español como es “El ángel caído”.
Así temazos como “Xana” (con la colaboración de Carmen Xina de Oker) o “Corazón Negro” sonaron de lujo, pero algo fríos, asépticos.
Hubo momentos de camaradería que mostraban el buen rollo que existe entre todos ellos (magníficos duetos de guitarra entre Alberto y Jorge, constantes guiños de apoyo con Isra, etc) y pudimos disfrutar de las evoluciones de Terrana tras su espectacular batería, ya que tenía un juego de luces para él solito, siendo para nuestras retinas foco de atención guiado y casi forzado del escenario.
En algunos temas se echó de menos la voz de Víctor García (especialmente en “Delirios de grandeza” y “Antojo de un Dios” que son canciones que cuesta imaginárselas con otra voz) o incluso la de Leo Jiménez en “Las ruinas del Edén” y es que pienso que, aunque Isra es un buen cantante para Avalanch, “El ángel caído” pasó por encima de él, quizá desbordado por la responsabilidad; ya que esa misma mañana en el set acústico que ofrecieron en la Plaza Mayor de Villena Alberto Rionda y él, cantó mucho mejor, con más naturalidad y viéndosele mucho más cómodo (también era un ambiente mucho más distendido).
El final con la gran “Torquemada” y con Tete Novoa de Saratoga como invitado especial cerró lo que dio de sí este, en general, buen concierto, pero al que le faltó algo al no ser capaces de rememorar la magia y el feeling del “disco excusa” para volverse a reunir la banda “asturiana”.
Eran más de las tres de la madrugada cuando los riojanos se dispusieron a dar por concluida esta intensa jornada del viernes del Leyendas del Rock en el escenario “Azucena” y, aunque con las fuerzas ya mermadas, numeroso público estaba dispuesto a aguantar hasta el final para acompañar a Zenobia en su descarga.
Lastrados por un sonido algo deficiente (principalmente acusado en el aspecto vocal) y un set list demasiado centrado en sus dos últimos discos, dando de lado a grandes discos como por ejemplo su “Armageddon” y sólo haciendo alguna que otra incursión en su “Alma de fuego” (2009) con la inicial “La Tormenta” y la final “Lo llevo en la sangre”, salvaron el show a base de entrega y simpatía.
Algunos temas nuevos fueron muy bien recibidos como “Ángel negro” o “Una de piratas” con un Berceo dándolo todo bien secundado por un gran trabajo de guitarra a cargo de Víctor De Andrés.
Señalar como nota curiosa que hubo un detalle bonito y especial, ya que un fan había pedido a la banda que le dedicara la balada “Ante tus ojos” para aprovechar ese momento para pedirle a su novia que se casase con él… y ella dijo “sí” ante el regocijo y la enhorabuena de todos los presentes.
Yo, por mi parte, aunque de las tres veces que les he visto es la vez que menos lo he disfrutado, siempre estaré dispuesto a darles otra oportunidad a esta gran banda que es Zenobia a la que le tengo especial cariño.
¡ Grandes y majetes los riojanos!
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