Metallica, Madrid 3/5/2019: La dictadura de la felicidad

Foto: Pedro Mª Lozano

Año 2012. Metallica llega a Madrid para rendir tributo a su disco más famoso para el gran público, el que se le conoce como «el negro». Viene en formato de festival junto a Soundgarden, Slayer, Offspring,Evanescence o los propios Ghost. 80 euros por dos días con un cartel realmente atractivo. El día que tocan los de San Francisco logran reunir a 38.000 personas. No está nada mal, sobre todo con respecto al show de Inglaterra o Italia, los cuales tienen que cancelarse por falta de venta de entradas (sí, sí, por falta de venta de entradas).

Año 2019. Metallica llega a Madrid para volver a presentar su último disco «Hardwired… to Self-Destruct» por segunda vez en un año, esta vez con un formato para grandes superficies y mayor publico. Vienen junto a Ghost y Bokassa. 95 € la entrada más barata. Logran agotar las 68.000 disponibles.
¿Acaso ahora Metallica son más famosos que hace 7 años? ¿Acaso en este tiempo han sacado un disco que les haya supuesto una revolución en su carrera? No. Entonces… ¿Porqué razón logran prácticamente duplicar el aforo? Fácil respuesta: las redes sociales. Las redes sociales y la acertadísimamente llamada Dictadura de la felicidad. Da igual que seas feliz, lo importante es aparentarlo y que la gente lo vea, y si eso pasa por asistir a un concierto de Metallica porque se ha convertido en algo muy «in» pues se hace y punto. «Dictadura de la felicidad», que bonito término para definir lo que viene siendo el «postureo». ¡Ojo! que de antemano quede clara mi postura al respecto: si te compras una entrada para ver a Metallica tienes exactamente el mismo derecho de disfrutar del espectáculo tanto como si eres fan desde el 83 como si no los has escuchado en tu vida, faltaría más. El problema viene en que inevitablemente esto conlleva una manera diferente de disfrutar un concierto de Metallica: antes escuchabas los primeros acordes del Master of Puppets y sabías que se iba a liar, el pasado viernes cuando la escuché tenía un grupo a la izquierda que se volvía loco… pero a mi derecha tenía a otro que lo único que hacían era mirar el móvil, posiblemente esperando todo el concierto a que tocasen Nothing else matters. Repito: ambos grupos tienen el mismo derecho a disfrutar de Metallica, pero algo ha cambiado, tanto para Metallica como para el resto de conciertos de grandes bandas. Jamás he estado tan tranquilo en un concierto de los norteamericanos, y eso para mi no es buena señal.
Ahora toca hablar del recinto, y no me queda otra que seguir en mi línea de viejo vinagres escribiendo esta crónica: estuve el pasado año en el Mad Cool y el mismo maldito problema: independientemente de la opción que hayas escogido para venir, transporte público, coche particular o que te recoja un amigo/familiar la vuelta a casa tras finalizar el concierto se convertirá en un largo y tedioso infierno. Y bueno, del precio de las bebidas y que te cobren el vaso ya se están escribiendo ríos de tinta por todo internet.
Empecemos ya con los conciertos. A Bokassa me los perdí porque gracias a que un gran amigo reside en Valdebebas  me conozco razonablemente bien la zona y preferí aguardar en un bar con aire acondicionado y cerveza y comida a precios moderadamente razonables viendo venir la clavada que nos esperaba dentro del recinto. Lo que tenía claro es que a Ghost no quería perdérmelos. Puedo llegar a entender a la gente que piensa que están sobrevalorados o que su éxito se apoya meramente en cuestiones estéticas pero yo reconozco que tengo una debilidad especial por este grupo, disfruto como un chaval con cada uno de sus discos. Con 15 minutos de adelanto empieza su actuación. Montan una especie capilla que queda ridícula con respecto al resto del escenario, pero se agradece la intención de meternos en atmósfera. Estuvieron realmente bien, se les vio motivados y sonaron estupendamente. Se centraron básicamente en sus dos últimos trabajos, recuperando solo «Ritual» y «Year Zero» de sus dos primeros álbumes. Prequelle, su último disco, suena especialmente bien en directo, viéndolos en vivo parece que esa era su intención.
El problema es que a Ghost se le disfruta en su medio: o de noche o en una sala, sino pierde mucho de su impacto, y más rodeado de gente que no les conoce porque básicamente han venido a ver a otro grupo. En mi caso la distancia al escenario hizo que la experiencia fuese aún más fría, mi sensación fue la de estar charlando con los amigos en un bar mientras de fondo  veo un concierto de Ghost que están poniendo en la tele del local. Una pena, les tenía ganas, pero ya repetiré en su ambiente.
Foto: Pedro Mª Lozano
Pasadas las 21:00, aún de día y con la gente ya posicionada empieza a sonar el tema apertura que Metallica lleva utilizando desde hace muchos años: The Ecstasy of Gold de la película «El bueno, el feo y el malo» y da igual cuantas veces hayas estado en un concierto de los californianos o cuantas veces hayas visto sus videos en directo o escuchado el inicio de su disco con la Sinfónica de San Francisco: cuando escuchas los primeros acordes si no se te ponen los pelos de punta es que directamente no eres humano, sin palabras. El escenario se compone de cinco inmensos paneles de video, todo un acierto, ya que durante la actuación solo pude ver a la banda 2 o 3 veces, y eso que mido alrededor de 1,80cm y estaba posicionado a la mitad del recinto. No sé si fue culpa de la propia orografía del terreno pero está claro que con haber subido solo un metro el escenario se hubieran resuelto muchos problemas de visibilidad, pero claro, a los que pagaron por el Golden Cirlcle no se les puede putear. Sea como sea la mayoría de los asistentes vimos el concierto por estas inmensas pantallas.
Con la gente ya entregada empieza la intro de» Hardwired» para luego acometer la propia canción. Les vi en un estado de forma realmente bueno, mejor de lo que esperaba. Tema rápido y contundente. La banda ya está aquí y había que calentar al respetable. Dos globos gigantes en la parte alta del escenario con la portada del disco explota nada más acabar el tema. James Hetfield golpea la guitarra a ritmo de «The Memory Remains» (único acercamiento de la noche al cada vez más rescatable Reload) y el público termina de despertarse. Imposible no dejarse llevar por el famoso estribillo con la propia Marianne Faithfull en pantalla.
Viajamos aún más atrás en el tiempo y llega «Disposable Heroes», se me ponen los pelos de punta por dos razones, primero porque no me la esperaba y segundo porque contiene mi solo de guitarra favorito de Kirk Hammet. Sencillamente espectacular, empiezo a creerme que será un gran concierto. Incluso le perdono a Lars Ulrich que por un momento (y no sería el primero) se perdiera a mitad de canción.
Ahora toca la primera incursión de la velada a su famoso disco negro, la no tan conocida «The God that Failed». Perfecta ejecución, segura y potente. Ya es prácticamente de noche y los inmensos muros de LEDS se visualizan a pleno rendimiento, el concepto del propio concierto va cogiendo forma.
Seguimos con el Black Album, ahora nos regalan un «The Unforgiven» que funcionó realmente bien, con fragmentos del videoclip esparcidos por las pantallas. La comunión con el público ya es total. Volvemos al presente, a su último disco, suena «Here comes Revenge» y aunque la defendieron bastante bien se notó cierto bajón en el público tras una buena tanda de canciones de anteriores etapas. Continuarían con otro tema del mismo álbum,»Moth into Flame» pero con una puesta en escena 100% Metallica con sus grandes chorros de fuego saliendo por todos los rincones del escenario. Calorcito que no vendría mal, el día había estado nublado y con viento frío, que se acentuaría al esconderse el sol.
Tras la ligera bajona toca levantar al personal: «Sad But True». Contundente, espectacular, glorioso. Comodín del público, nunca falla. Posiblemente la primera canción de la noche que puso a todo el mundo de acuerdo.
Foto: Pedro Mª Lozano
Con el público totalmente entregado se arriesgan con «No leaf Clover», canción compuesta en exclusiva para su álbum «S&M». Pue eso, arriesgado. Tenían a la víctima de rodillas pero no la remataron. Justo después vino el momento surrealista de la noche. Es sabido que últimamente a Robert Trujillo y Kirk les da por homenajear a un grupo local allá donde actúen. La «suerte» recayó en Los Nikis y su tema «Brutus», el cual desconocería el 90% del respetable. Como frikada es digna de mención pero no puedo dejar de imaginarme la que se hubiera liado (en todos los sentidos) si se hubieran atrevido con «El Imperio Contraataca»… Ahora llegaría un momento realmente emotivo con el propio Trujillo solo con el bajo regalándonos una pieza de la cual adivino un fragmento de «Orion» con la imagen del para muchos insustituible Cliff Burton a sus espaldas.
A partir de aquí llega para un  servidor lo mejor de la noche: la tripleta que formaron «St.Anger», «One» y» Master Of Puppets». Aún me emociono al recordarlo. Tenemos a «St.Anger» como invitado inesperado y, aunque el señor Ulrich volvió a perderse (en serio, este tío no ensaya con el resto del grupo o qué?), encajó perfectamente para volver a inyectarle velocidad a la noche y un epectáculo visual con láser realmente alucinante. Invitado inesperado porque considero el St.Anger con diferencia el peor disco de los de San Francisco y no esperaba que recurrieran a él como han hecho en otras giras, pero mereció la pena, realmente funcionó. Seguimos con «One», tremenda canción, tremenda ejecución y tremendo espectáculo visual. Un momento inmortal para una canción inmortal. Y hablando de inmortalidad, llega «Master of Puppets», aquí no hacen falta ni luces ni videos espectaculares, la música habla sola y todo el músculo de Metallica a pleno rendimiento. Qué podría decir, un himno de la historia del Metal. Atisbo pequeños grupos intentando saltar y animarse un poco más de lo permitido pero nada, lo dicho, vivir un concierto de Metállica ya no es lo mismo.
Foto: Pedro Mª Lozano
Un pequeño parón y colocan una segunda batería en el frontal del escenario para mayor acercamiento con los fans y seguimos tirando de clásicos con «For Whom the Bells Tolls». Estamos en el punto álgido de la noche y no paran de sucederse momentos y temazos clásicos,»Creeping Death , el ritmo no para ,creo que fue lo más cañero de la noche  y repito, veo al grupo en un gran nivel. James pregunta y el público responde, quiere «Seek and Destroy». Menuda tanda de canciones se han cascado.
Toca respirar y llega el parón previo a los bises. Bajo una gran bandera de España que ocupa todos los paneles del escenario con las letras de Metallica incrustadas, el grupo toca «Lords of Summer». Evidentemente se nota el enfriamiento al escoger una canción de su último disco para renaudar el espectáculo, y más despues de semejante colección de temazos con la que acabaron el anterior tramo del concierto.
Llega la esperadísima «Nothing else Matters» y realmente por lo único que me alegré fue porque es la canción favorita de un gran amigo que vino por fin a verles tras muchos años intentándolo. La encontré desubicada (quizás su momento hubiera sido en vez de «No Leaf Clover» y haber reservado 2Battery» para la tralla final) y la recuerdo con mucha mejor ejecución en otras giras. Pero a ver si tienen cojones de no tocarla, móviles al aire y cientos de chicos montando a sus acompañante a hombros para que disfrutaran de su momento. En serio,pienso que es un temazo aunque la haya escuchado mil veces, pero que el legado de Metallica para el gran público sea esta canción me sigue chirriando (nunca te lo perdonaré Lucy Silvas).
Como broche final llega «Enter Sandman», otra canción que he escuchado mil veces pero… ay amigo!, es increíble lo que crece en directo, se hace enorme, te tira de los pies hacia arriba para que saltes, te anima desde lo mas hondo y te arranca a cantar el estribillo. Momentazo, parece hecha para el directo. Traca de fuego (en el apartado pirotécnico les he visto mejores en anteriores visitas) y una larga despedida para un grupo que sigue estando en muy buena forma, profesionales, seguros y siempre ganadores, con un repertorio para acometer cualquier actuación y salir triunfadores y con un poder de convocatoria realmente abrumador .
Resumiendo: si quieres asistir a un gran concierto de rock de un grandísimo grupo, con un espectáculo visual garantizado, con la seguridad de saber que volverás a casa habiendo disfrutado de un gran evento, incluso si tu finalidad solo se basa en que tus colegas de Instagram  vean lo guay que te queda una camiseta negra, no lo dudes, ve a un concierto de Metallica. Sin embargo si tus pretensiones consisten en disfrutar del Trash Metal, guárdate el móvil en el bolsillo y ve a un puto concierto de Slayer.

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