Rock The Coast: 15/06/2019 (2ª parte)

MAGNUM

(Rafa)

Qué decir de Magnum, otra de las grandes leyendas que ha dado el Reino Unido, un grupo infravalorado con un extenso curriculum y excelentes discos en su haber que nunca ha tenido el reconocimiento mundial que se merece y que debería haberse escrito con mayúsculas, una formación que rebosa y destila calidad por los cuatro costados, que con su fantástico debut «Kingdom of madness» ya sentó cátedra, y una de las mejores bandas que ha sabido cómo aunar de forma magistral y con gran elegancia el Hard Rock clásico, con el AOR, y el Rock Progresivo y sinfónico, quedando plasmado y reflejado en aquella trilogía dorada formada por los discos «On a Storyteller’s night», «Vigilante» y «Wings of Heaven».

Los de Birmingham siempre son una apuesta segura, una banda activa con gran veteranía que sigue haciendo buenos discos y no vive del pasado, otro gran aliciente de éste festival «Rock the coast» que junto a Ufo, Scorpions y Rainbow había creado expectación entre los que aman el rock clásico.

Los ingleses hacían su aparición en el escenario principal pasadas las 6 de la tarde. Con Bob Catley tocando las palmas en alto animando a todos los presentes desde el principio, y con el impresionante y elegante «Wild Swan» de su disco «Wings of heaven» comenzaban éste magnífico concierto. Seguían con las más actuales de sus homónimos y ultimos lanzamientos, «Sacred blood, divine lies» y «Lost on the road to eternity», que junto con el brillante medio tiempo de toque baladistico «Crazy old mothers» conseguían encandilar y conquistar a los presentes.

Siempre comunicativo, muy activo y dinámico al frente del escenario, Bob Catley atraía a los fans más fieles y veteranos y conectaba con el público más joven y primerizo.

Con la envolvente y atmosférica intro de sintetizador de la monumental «How far Jerusalem» se nos erizaba el vello del cuerpo, y no pudimos evitar soltar alguna lágrima cuando Bob Catley empezó a cantar sus excelentes lineas vocales, sinfonismo puro, un tema que fue enormemente acogido por el gran público y que se alargó con un excelso solo de guitarra de Tony Clarkin. Seguían con su mejor disco «On a storyteller’s night» y el tema «An english eyes» el más heavy y guitarrero que tocaron, con unos buenísimos estribillos y excelentes teclas en el que la gente seguía maravillada y  dando palmas.
Hacia rato que nos habían encumbrado a lo más alto cuando llegaba el momento mas álgido del concierto y tocaban el descomunal «Vigilante», una canción que me trae grandes recuerdos, ya que fue el primer disco que compré en mi vida, y el cuál guardo como oro en paño. El público no paró de cantar y corear, moviendo los brazos y tocando las palmas sin parar, siendo el más laureado de todo el repertorio.

Bob Catley levantaba la vista al frente y miraba el paisaje para decir: bonito lugar, amo los castillos.

Continuaban con «Don’t wake the lion (Too old to die young)» también del disco «Wings of heaven», un tema extenso y épico con varios cambio de ritmo, de medios tiempos, partes instrumentales y final rápido y hardrockero, para acabar y finalizar con «Sacred hour» del disco «Chase the dragon», otra pieza ilustre de su discografía y una canción clásica con gran solemnidad en los teclados que no debe faltar en ninguno de sus conciertos.

Otro grandísimo concierto el que dieron Magnum, donde el público y fans disfrutamos al máximo, y que se hizo demasiado corto debido a su hora de duración, pero que nos supo a gloria. Un mejor setlist con canciones mas rockeras y accesibles que en el último concierto que les vi,  pero en el que se siguen echando en falta temas como «Kingdom of madness» y «Just like an arrow».
La banda estuvo excelente, con un sonido perfecto, donde el magnífico Bob Catley a sus 70 años sigue estando en plena forma física y vocal asumiendo todo el protagonismo. Tony Clarkin estuvo muy estático y serio en todo momento pasando algo desapercibido, pero demostrando que es un gran guitarrista. El resto de la banda estuvo a un grandísimo nivel, Al Barrow muy bien con el bajo y muy participativo junto a Bob Catley,  Lee Morris excelente a la bateria con una gran técnica y pegada y Rick Benton genial a los teclados y sintetizadores.

RAINBOW

(RAFA)

Hacía mas de 20 años que el señor Ritchie Blackmore colgaba su guitarra y se alejaba del mundo rock, embarcándose en el proyecto de folk rock y musica medieval Blackmore’s night junto a su mujer Candice Night, con el cuál visitó por última vez nuestro país en el año 1997,  por lo que la expectación que se había creado alrededor de éste  concierto y del festival «Rock the Coast» con la visita de estos renovados Rainbow era muy grande.

Un concierto histórico e inolvidable que disfrutamos al máximo, y que jamás se volverá a repetir, quedando en los anales del recuerdo de todos los que estuvimos allí.
No hubo grandes parafernalias ni una gran puesta en escena, solo una gran pantalla en la parte trasera del escenario donde se fueron haciendo proyecciones. El sonido fue excelente donde toda la banda estuvo a la altura y donde por encima de todos destacó y brilló el cantante Ronnie Romero, con permiso de Ritchie Blackmore.

Ritchie Blackmore ya tiene 74 años, hace un tiempo le diagnosticaron una enfermedad por la que tuvo que ser operado de los dedos, perdiendo destreza y habilidad en las manos, y como consecuencia técnica y velocidad a la hora de tocar la guitarra, razón por la cual ya no toca como en el pasado, cometiendo algunos errores a lo largo del concierto. De todos es sabido que es un tipo extraño y excéntrico de pocas palabras, sin embargo estuvo simpático y de buen humor en todo momento.
El chileno afincado en Madrid, Ronnie Romero, no es Ronnie James Dio, Graham Bonnet, Joe Lynn Turner, Ian Gillan o David Coverdale, pero estuvo descomunal, soberbio y muy comunicativo.
Jens Johansson a los teclados y hammond no es Jon Lord o Don Airey pero estuvo muy correcto, Bob Nouveau al bajo lo hizo bien y David Keith es un bateria algo básico y falto de técnica por lo que se limitó a acompañar, Candice Night y Lady Lynn hicieron una buena labor a los coros y doblando voces.

Con algo de retraso y con unos minutos sobre las 9 de la noche, cuando todavia se vislumbraban algunos rayos de luz y aún no había anochecido, sonaba la intro «Over the rainbow» ante un recinto abarrotado de gente con 15000 fieles expectantes. La banda fue saliendo sobre el escenario empezando con la hardrockera «Spotlight Kid» con un Ronnie Romero al frente desde el primer minuto, al cuál se le vio lucir durante la primera mitad del concierto una camiseta en claro homenaje al reciente y tristemente fallecido Jose Antonio Manzano.
Con «I Surrender» la gente se volvió literalmente loca, donde no paró de saltar y cantar y cuyos coros resonaron en toda la costa del sol.

Joder que ganas tenia de decir esto en castellano. ¡Buenas noches, Rock the coast, España!
Tras estas palabras y una gran ovación del público, Ronnie Romero preguntaba si estábamos listos para la siguiente canción. Con «Mistreated» estuvo perfecto, hechizando con su portentosa voz a todos los que estaban allí y donde casi nos hizo llorar, Ritchie Blackmore estuvo algo lento pero demostrando que todavía puede seguir haciendo solos con gran sentimiento.
Es hora de tomar una cerveza le decia Ritchie a Ronnie, acercándose al público y dando los primeros acordes del «Since you’re been gone», otro tema que triunfa ante la multitud, que no paró de cantar y dar palmas en alto. Continúan con «Man on the silver mountain» también muy bien recibida y con gran acogida, que nos hizo recordar al desaparecido Ronnie James Dio y donde en mitad de la canción  presentan al bajista Bob Nouveau, que también canta improvisando con un fragmento de «Woman from tokyo», para después volver y acabar con «Man on the silver mountain».

Ronnie se pone al frente y les cuenta a todos los asistenes que lleva 3 años diciéndole a Ritchie que ésta es la mejor audiencia que puede tener, les pregunta si quieren una más, y entre medias de grandes vítores,  Blackmore sonríe y les acompaña con su guitarra para después terminar bromeando.
Con el hammond de Jens Johansson se dibujaban en el ambiente las notas hipnóticas que daban comienzo al magistral «Perfect Strangers» de Deep Purple, donde Ronnie Romero seguia destilando energía con su gran chorro de voz, después Ritchie Blackmore hacia su eterna y clásica postura sobre el escenario para comenzar «Black night», donde señaló varias veces al publico para que cántara y le acompañara, sonriendo y aplaudiendo al terminar.

Ronnie Romero dice, tengo que decir esto bien alto y grita, Mr. Richie Blackmooore!

Ritchie le pregunta a Ronnie, que cuál es el equipo de fútbol de la ciudad, y él le dice que el Málaga C.F., a lo que éste le contesta bromeando, No Real Madrid?.

Una vez más se volvió a ver y comprobar el buen rollo y entendimiento que había entre los dos.
Afrontan la instrumental «Difficult to cure», donde Ronnie Romero aprovecha para darse un descanso y Jens Johansson se luce con un solo de teclados, que bajo mi humilde opinión se hizo algo aburrido y pesado.

Ritchie Blackmore irónicamente en clave de humor, vuelve a bromear y le dice a Ronnie que nos pregunte si queremos que toquen alguna de Led Zeppelin y amaga con «Whole lotta love»,  arrancando con «All night long», donde la gente vuelve a cantar hasta la saciedad.
Después Ritchie saca un cartel que pone 20 y Ronnie nos dice que eso es lo que queda, un par de temas, todos decimos, No!
David Keith con un solo y redoble de bateria bastante limitado, da comienzo a «Stargazer», la canción más épica y emotiva de la noche, donde Ronnie Romero vuelve a demostrar su maestría cantando con gran sentimiento y desde el corazón, recordando nuevamente con sus gestos y poses a Ronnie James Dio. Desde esta canción se pudo ver en el escenario y entre bambalinas a los hijos de Ritchie y Candice, que al final del concierto salieron a tirar cds y camisetas al público.
Con «Long live Rock and Roll» el éxtasis de los fans seguía en aumento, donde volvían a cantar desenfrenadamente y Ronnie Romero les dice: sé que podéis hacerlo mejor, recordad que le dije a Ritchie que sois la mejor audiencia del mundo mundial, Blackmore vuelve a arrodillarse para hacer el solo de ésta canción.
Volvían a sacar otro cartel, ésta vez con un 5 y tocaban la explosiva «Burn», todo parecía que llegaba a su fin y terminaba, donde Ronnie Romero se despedía y decía: Gracias España! Buenas noches!

Después de una ovación masiva y grandes halagos por parte de todos los asistentes, nos regalan «Smoke on the water». El concierto termina con Ritchie Blackmore arrodillado dando las gracias junto a toda la banda posando en el escenario, mientras el público los despide cantando a capella, «Smoke on the water, fire in the sky» con grandes vítores y aplausos.

El gran arcoiris volvió a brillar en el anochecer púrpura de Fuengirola.

THE DARKNESS

(Luis)

Un concierto de The Darkness siempre es una fiesta gracias a ese desvergonzado showman que es el hilarante Justin Hawkins que, completamente hiperactivo, no dejó de saltar recorriéndose cada centímetro cuadrado del escenario, bromeando con los asistentes e incluso incitando al público a aplaudir haciendo el pino delante de la batería marcándonos el ritmo de las palmadas él con sus piernas.

Pero no todo es irreverente en su show, ya que The Darkness tienen una colección de buenísimos temas hardrockeros en su discografía y los hermanos Hawkins junto al aporreador implacable que es Rufus Taylor (hijo de Roger Taylor, batería de Queen) y Frankie Poullain al bajo, conforman una banda de hacer rock seria y contundente.

Los ingleses no salieron a arriesgar, comenzando la descarga con dos temas de su obra maestra del 2003, su debut “Permission to land”. Así, ya desde las iniciales “Growing on me” y “Black shuck” el concierto fue una alocada experiencia de hard rock muy divertida y muy glam.

Conscientes de que son las canciones de su ópera prima  las que quieren oir su público, basaron su show  en ella, y así, iban cayendo las celebérrimas “Love is only a feeling”, Givin´ up” o “Get your hands off my woman”, entre las que acertadamente intercalaban temas más recientes como “Open fire”, “Barbarian” o “Japanese prisoner of love”.

Mención aparte para “One way ticket to hell”, muy celebrada ya desde que Mr. Poullain la inició cencerro en mano luciendo una elegante extravagancia setentera: mirándolo te lo imaginabas protagonizando alguna película de Trarantino tipo “Jackie Brown” o “Reservoir Dogs” en las que no desentonaría lo más mínimo. Todo un personaje y, además, muy buen bajista.

Por su parte los hermanos Hawkins nos regalaron una colección de riffs muy apetecibles para completar la noche malagueña en la que una hora antes había reinado Ritchie Blackmore con sus Rainbow; guinda perfecta para esta noche de guitarras majestuosas en la que Justin Hawkins soleó con gran gusto (y gran poso Angus Young) y mostrando un feeling tremendo a las seis cuerdas.  Y, por supuesto, nos deleitó con esos falsetes agudos tan característicos suyos, tan solo sufriendo vocalmente en el estribillo de “Stuck in a rut”

Para finalizar el bolo y recurriendo de nuevo a su valor seguro, dos temas del “Permission to land”: su exitoso “I believe in a thing called love” y su gran “Love on the rocks with no ice” y sus reminiscencias AC/DC que te obligan a bailar para acabar de dejarnos completamente satisfechos y con una sonrisa de oreja a oreja.

Justin Hawkins puede llegar a ser algo payasete y demasiado circense. A mí, particularmente, me gusta y las 3 veces que he visto a The Darkness en directo  me lo he pasado de lujo con ellos. En este concierto en particular me encantó que no salieran cohibidos por tocar justo detrás de Rainbow y con bastante menos público que los cabezas de cartel. Veían pasar por delante de ellos gente que no venía a verles, cruzaba para salir del recinto; y ellos en absoluto se amilanaron. Es más, diría que consiguieron que muchos se pararan cuando ya se disponían a irse para disfrutar de The Darkness.

Para gustos, colores, pero para mí los de Suffolk son una gran banda, especial y original, que factura un hard rock de muchos quilates como así demostraron en este Rock the Coast Festival 2019.

 

Conception

Máxima era la expectación para ver a Conception después de su regreso oficial tras más de 20 años con la formación original, de hecho el recinto del castillo Sohail estaba hasta los topes. Loable era cómo a pesar del cansancio del día y de la noche puesto que eran las 23:30 horas cuando llegamos a dicho recinto, habíamos escalado muchos hasta allí para ver a los noruegos en acción. Pero avatares del destino o simples y desgraciados problemas técnicos con la mesa de sonido hizo que el concierto se retrasase en torno a 40 minutos. Aquello fue demoledor para muchos y más de un tercio del aforo inicial se fue esfumando para ver a Michael Monroe que sí había empezado en el Main Stage 1. Hasta mis compis de concierto se fueron y me quedé para al menos saber qué ocurriría… y bueno, también porque mi amigo José Luis desde la lejana Ciudad Real me había recomendado encarecidamente no perdérmelos y contarle detalles.

A las 00:20 horas por fin comenzó a sonar la Intro Re: Conception” que daría paso a “Grand again” con todo el grupo sobre el escenario. Pero… ¡maldita sea de nuevo la desdicha, el micro de Roy Khan no estaba enchufado o no funcionaba!. Infortunio tras infortunio hasta los ánimos de los más acérrimos fans se estaban diluyendo, un sinfín de despropósitos aderezado por un mal sonido nos estaba aconteciendo a todos, haciendo que nos mirásemos con extrañeza e indignación. Aún así, el concierto continuaba tibio y los propios integrantes del grupo estoicamente seguían a lo suyo. Aplausos igual de fríos para despedir el primer tema e inicio con cambio de micro para “Into the wild”. Aquí ya se apreciaba la voz del bueno de Roy y con mayor plenitud la guitarra inapelable de Tore Otsby así como el bajo hiperprogresivo de Ingmar Amlien. 

Vale, la cosa se iba solventando, el desasosiego inicial se disipaba, tan “sólo” había que temer cuanto supondría el recorte de temas del set list previsto por la banda por el retraso, ya que tras ellos se subirían al escenario la última banda del día con límite horario, las 02:00 horas.

Ataviados o más bien enfundados en sotanas negras con solapas y hebillas por doquier, botas enormes y rostros pétreos, Conception sí comenzaban a sentirse cómodos ya que el público comenzaba a resucitar y a transmitirles el calor que se merecían. Por eso, el primer clasicazo de la noche fue recibido con entusiasmo, “A Virtual Lovestory”, sonando más nítida, al igual que la voz sibilina y vibrateada de Roy Khan. 

Entre los focos y las ráfagas de humo, la incesante batería de Harve Heimdal anunciaba “Gethsemane”, segundo temazo del disco Flow del 97 que al igual que la reciente interpretada en el concierto, encandiló a los asistentes, del mismo modo que, encadenando con “A million Gods”, todo un ejercicio de progresivo, de maquinaria engrasada y que a pesar de tener el tema 24 años, sonó perfecta, incluso mejor que la originaria. La voz de Roy Khan era la que todos conocíamos de Kamelot, a ello colaboraba que no hubiera samples sino que tuvieran su propio teclista para dar mayores cotas reales a todos los temas del show. Eso es siempre de agradecer, aunque estaba apartado de los focos, en un altillo a la izquierda del escenario. Me pareció su actuación sublime y con su protagonismo. Pero qué decir de Tore Otsby, marcándose un solazo impecable, al igual que todos los integrantes del grupo, ya que esta canción de casi 8 minutos genera lucimiento compartido para todos ellos. Una Obra maestra en definitiva. 

Y como era casi de esperar, cayó “Parallel Minds” donde ya el público se desbordó de entusiasmo y las sonrisas afloraron para corear el estribillo, contagiando al grupo espontáneamente. Aun así, el noruego contante se disculpó varias veces durante el concierto por los problemas de sonido y tras este tema y con la increíble recepción y ovación recibida, aseguró que la siguiente vez que regresaran a España, lo harían con especial fuerza y motivación para compensar lo ocurrido esa noche. Por eso presentó con orgullo uno de los nuevos temas que compusieron el año pasado dentro de su EP My Dark Symphony, “Quite Alright”, fresco, lleno de matices, muy Kamelot. Tras este, el tema homónimo que da nombre a ese EP, una canción profunda, íntima, donde Roy Khan se lució y asombró por su registro único y característico, acompañado por una vocalista situada en un segundo plano que a pesar de no haberla nombrado anteriormente, hizo su labor de forma magistral, dando un toque armonioso y envolvente.

Pero igual que la brusquedad del despertar de un sueño dulce, desde el fondo del escenario, les indicaron que el concierto se debía acabar ahí, el mismísimo Roy Khan se acercó para hablar con los responsables, abrió los brazos de sorpresa, y con resignación y de forma elegante y pausada, como rumiando que debiera decir al público, primero musitó unas palabras con los miembros de la banda, y luego tomó el micrófono anunciando que ahí Conception debía acabar su actuación, dejándonos estupefactos, casi incrédulos, más aún cuando de nuevo disculpándose por todo lo sucedido el escenario se iba desmontando tras ellos, bajando su enorme telón de fondo con el nombre de la banda, mientras los integrantes de la banda reverenciaban las muestras de cariño de los asistentes. Mezcla extrañísima de indignación, satisfacción, estupefacción, tristeza… en definitiva un cúmulo de sentimientos encontrados, pero con la esperanza de que el año que viene (sé concretamente que en el quinto mes), se quitarán la espinita en la gira española.

En definitiva, unos grandísimos profesionales que sortearon como pudieron avatares de todo tipo, mereciéndose el amor incondicional de aquellos que sí decidimos verles de principio a fín.

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