He de decir que cuando me enteré que Against Myself regresaban a la sala Nana me invadió una sensación extraña de absoluta felicidad a la vez que una profunda melancolía. Así que de forma brevísima añadiré que cuando hace tres años vinieron por primera vez y tuve en mis manos su segundo discazo Odissey to Reflexion, lo trillé en el reproductor del coche cual cinta de casete de antaño (solo le faltaba darle la vuelta), mientras iba y venía del Hospital a casa y viceversa para cuidar a mi padre que, desafortunadamente un año después, dejó este mundo. Por lo tanto, había mucho de emocional en esta nueva visita y nuevo contacto con los músicos que entonces me parecieron majísimos. Dicho esto, al lío.
Tras la actuación de Ars Nova XIV, y con la sala semiplena con aproximadamente 80 almas expectantes, salieron a la palestra Against Myself, comandados por Charly Carretón que era el primero en situarse tras el kit de batería, secundado por Raúl Plaza, otrora habitual baterista y bajista de grupos que ensayaban en esta misma sala, ahora bajista oficial del grupo, Sergio Culebras a la guitarra y Carlos Alcalde al teclado. Mientras tanto, sonaba la sample de la maravillosa Intro To the Unknown, dignísima para una bso de una peli de aventuras. Emocionante paso para que “Unity”, tema homónimo del disco que presentaban, emergiera de las fauces de los altavoces, agresiva, rápida y épica, justo cuando ataviada con un vaporoso vestido rojo, apareció Irene Villegas con su peculiar voz y sencilla pero envolvente puesta en escena, sin escatimar la salud de sus cervicales con headbangings continuos durante todo el concierto. Este primer tema dijo ya mucho de las capacidades compositivas de la banda en la que no se han encorsetado tan solo en hacer metal sinfónico y sus características sino que introducen muchos elementos de amplios géneros del metal, algo que se agradece y sorprende a aquellos que somos más eclécticos. Ráfagas death, progresivas, espídicas… eso es lo que hacen, con eso es con lo que te pueden por ejemplo sorprender Against Myself.
“Demons” con su entrada metalcore sería la siguiente en crearse de la nada, intercalando la melódica y contenida voz de Irene con coros grandiosos, los cuales tienen una notabilísima presencia en todo el disco en prácticamente todos los temas del mismo. De hecho, parte del elenco del Coro que lo grabó, estaban allí viendo el concierto, el Coro Oretania de Ciudad Real, orgullosísimos de haber participado en la composición de Unity. Pues resultaba que en directo, aquello sonaba a cañón con todos los músicos enfrascadísimos en su labor, y la audiencia absorbiendo toda la pólvora sónica que nos estaban lanzando.
Tras esta andanada, llegó el momento de tocar uno de los tres temas de su anterior álbum, “Through the end of Times”, uno de mis favoritos junto a “Critical Situation”, aunque esta vez este último no cayó en el repertorio elegido para la noche. Para la ocasión me escurrí entre la gente para corear las partes de la canción que sí me sabía y disfruté como un puñetero grupi, también para escrutar los semblantes y poses de los asistentes de primera fila y comprobar la cara de satisfacción que se le queda a uno cuando se disfruta de un espectáculo visual desde tan cerca, incluida una de “nuestras” comandantes de sala, Yolanda Espadas.
Regresando al set list escogido, la elección no podría ser más de mi agrado y deleite, “Over the clouds”, ritmos sincopados asesinos mezclados con partes lánguidas, aluvión de coros, con un solo de bajo de Raúl acompañado por Charly a mitad del tema para relanzarnos de forma salvaje por una pendiente power metalera en ese momento de la noche. Simplemente sublime. Calma después de la tormenta para finalizar entre aplausos de los asistentes. Sin embargo era un espejismo porque llegaría “Kill to live”, quizás uno de los temas más heavies del disco, megarápido, vibrante, imposible que pase desapercibido. Blastbeats sobresalientes y demoniacos por parte de Charly y de nuevo cambios de ritmos con un Carlos Alcaide hiperactivado e infalible detrás del teclado, y es que su labor parece discreta pero con detenimiento, es más que efectiva, necesaria. De hecho, en “Firebird´s flight” es el hilo conductor, la orquesta de este tema muy Within Temptation, perteneciente a su anterior álbum, al igual que el pegadizo “Shadows in my head”, poniendo cierre al repaso de su anterior discografía. Colofón que cerraría un bloque excelentísimo del concierto con la balada “Crystal Tower”, mística manera de compartir todo el protagonismo Carlos Alcaide e Irene.
A partir de ese momento, “The wanderer” nos retornaría al sonido de la banda, sinfonía potente, lacerante y con el otro grandioso prota del tema y de la noche, Sergio Culebras a la guitarra, brillantísima, elocuente y efectiva labor la suya, ejecutando milimétricamente sus solos y riffs necesarios para redondear la que estaba siendo hasta ese momento una noche fascinante y muy emocional, sobre todo para este modesto prosista. Y es que al fin y al cabo se trata de eso cuando asistes a un evento tan cerquita de casa, no quedarte en tu cómodo sofá, espabilarte y asistir a lugares donde el artista sea capaz de trasmitirte su obra, y resultó que estos mancheguicos lo estaban haciendo.
Cuando Irene comenzó con “Everything is getting dark and cold…” llegamos a otro de los puntos álgidos de la noche, “Hero´s soul”, EL TEMA de Unity como lo es “Through the end of Times” de su anterior álbum, con unos solos terroríficamente acertados de Sergio y Carlos Alcaide. Pegadizo, contundente y con una temática muy positiva, ya sabéis, trabajando en equipo se consigue todo cuando todo está bien… fastidiado.
Y para ponerle la guinda a la noche Irene anunció un tema ligeramente largo, de tan solo 15 minutines, se trataba de “Oniros”. Qué decir del mismo, no por su longitud sino por la rienda suelta que dan a su imaginación, con atmósferas progresivas, medios tiempos, pasajes evocadores, ambientación con alegorías fantásticas, shreds grandiosos, Charly multiplicado, casi como un pulpo metálico hardcoriano se tratara. Pero también hubo lugar para la acústica pura, para los sonidos limpios y sin efectos, para el susurro tenue de Irene, para la hermandad entre los que asistimos esa noche a escuchar a unos músicos casi convertidos en amigos dada la complicidad y la comunicación que hubo esa jornada.
He de confesar que sabiendo que ese era el tema de cierre del show, me sentí ligeramente apesadumbrado, así como enormemente agradecido y emocionado, profusamente encantado de haber podido asistir a un honesto concierto de unos auténticos artistas que no son promesas, que son reales y que han llegado para ocupar su hueco en la dura escena nacional. Tiempo al tiempo si no nos sentiremos más orgullosos aún si cabe de Against Myself.
Del resto de la noche que pudimos pasar con el grupo departiendo, tomando unos refrescos y comiendo algo… me lo reservo para mi colección privada de la “otra Kroni”, siempre satisfactoria, siempre reveladora sobre la realidad de las bandas que se mueven por escenarios tan modestos como el que regenta José Luis Cañas, el artífice real y orfebre de que Sala Nana siga en la palestra y en el circuito nacional.
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