Choorock 2025: crónica

El Choorock bien podría llamarse el festival de la resistencia. El aguante y determinación de sus gentes en pos del rocanrol es una labor encomiable que nunca seremos capaces de agradecer como se merece.

La vigésimo sexta edición venía con un cartel muy potente: Sôber, Leo Jiménez, Los de Marras y Porco Bravo junto con la aportación de los locales Mejor Kallaos. Todo ello aderezado con la aportación matutina de varios combos de la Escuela de Música Moderna de Ciudad Real, que vinieron a dejar constancia de que a las nuevas generaciones también les gusta el rock.

La llegada al recinto auguraba lo habitual, un buen rollo que se respiraba en el ambiente, a cargo de gente con camisetas de diversos grupos, pelos por detrás de las orejas, y en algunos casos de los colores más llamativos.

El público tomaba posiciones con sus litros en la mano mientras hacían acto de presencia los locales Mejor Kallaos. La banda de Ciudad Real es una apuesta segura si lo que quieres es montar el follón, su rock abierto a sonoridades heavys, punk o ska, con grandes dosis de sentido del humor hizo bailar a todo el mundo mientras sonaban canciones como «manifestaciones», «heavy metal fever», «vamos a bailar el baile de los chinos» o su adaptación rockerizada de Emilio Aragón «cuidado con palomo». Ataviados con ropajes de lo más estrambóticos, nos arrancaron una sonrisa.

Después de esto llegó el momento de Leo Jiménez. El vocalista de Fuenlabrada salió al escenario con «los Leos» para hacer un repaso a su ya dilatada trayectoria. Su repertorio se basó en gran parte en sus dos últimos álbumes de estudio «La factoría del contraste» y «Mesías», no faltaron recuerdos a su etapa más heavy clásica de 037, e incluso de Saratoga. De esta manera, el set list quedó muy variopinto, ya que trallazos cuasi metalcore como «soy libertad» y «con razón o sin razón», se mezclaban con ejercicios grooveros como «la era de la individualidad», la extrema «Mesías» (donde echamos en falta a Korpa), con ejercicios más heavys como «condenado» y «volar». También hubo espacio para un recuerdo a Saratoga con «vientos de guerra» y una adaptación metalizada del clásico «es por ti» de Cómplices. Es digno de mención la profesionalidad y buen humor con el que se tomaron los dos cortes de sonido que sufrieron, y que la organización solventó con mucha celeridad.

Creo que no me quedo corto, si afirmo que el directo de Sôber ocupa un lugar muy alto dentro del panorama nacional. Haciendo honor a su nombre, estos madrileños transmiten sobriedad y elegancia por los cuatro costados. Celebrando sus treinta años de trayectoria, saltaron al escenario con mucha actitud, sin mucha parafernalia visual pero con un show medido al milímetro. Sonaron clásicos como «diez años», «arrepentido», «la nube», «el hombre de hielo» (con la colaboración de Leo Jiménez), rarezas como «cubos» (una joya perteneciente a «morfología» que no solía prodigarse mucho en directo) junto con canciones de los últimos años como «tic tac», «Blancanieve», «náufrago» o «tiempo». Un Carlos Escobedo muy entregado (que incluso bajó a interactuar con el público) se vio arropado por una maquinaria precisa, conducida por Jorge Escobedo, Antonio Bernardini y un Manu Reyes que nos dejó con la boca abierta con el solo de batería que se marcó.

Desde Valencia llegaban Los de Marras, una banda currante y muy querida dentro de la escena punk rock estatal. Un público muy entregado coreó a voz en grito una gran cantidad de canciones, que ya forman parte de la historia del género a nivel estatal. «Así es la vida», «a tu vera», «malabares», «poeta» o el súper hit «hoy» actuaron a modo de patada en el culo de los que allí nos encontrábamos, que a esas horas ya empezábamos a acusar el cansancio. También hubo recuerdo para sus inicios con canciones como «sexo en calle», que nos conectaban con el espíritu primigenio de una banda que no pensaba llegar donde han llegado. Como siempre, su compromiso anti fascista sigue estando presente en todo lo que hacen, señalando a nazis, políticos, racistas y casas de apuestas, así son ellos y su guarrocanrol (aunque de guarro ya no tiene nada).

La traca final vino de la mano de los barakaldeses Porco Bravo. Ellos son la actitud y el R&R elevados a la enésima potencia, y su último trabajo «En el mismo sitio» es una buena prueba de ello. Canciones como «contigo», «al despertar», «el cazador», «Lemmy» o «nunca pasa nada» nos atravesaron de parte a parte, electrizándonos tanto por su interpretación como por la presencia escénica de su vocalista Manu, quien no dudó en sacar la tabla para surfear entre el público. A título personal, consiguieron emocionarme con el cántico «última noche», el cual coreé a voz en grito desde el puesto de merchan, ya que, el que suscribe anduvo de ayudante de la banda en dichas funciones logísticas.
Después de esto, se repartieron abrazos, anécdotas, se hicieron múltiples fotos y comentamos la jugada con un cansancio considerable, pero con el pensamiento de que «sarna con gusto no pica».

Una vez más y aún a riesgo de ser reiterativo: Gracias Choorock, gracias La Karraca, gracias Corral, y gracias a todas las bandas.

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