
Atacamos el tercer día.
Nuevo recorte a la siesta para aprovechar la escasa presencia de hard rock. Lonely Fire vienen de Cartagena y nos presentan un hard rock elegante pero potente liderado por los agudos infinitos de Frank y muy bien acompañado por una banda muy bien empastada. Siendo un grupo relativamente joven, tienen una trayectoria de conciertos bastante extensa y esa experiencia se nota sobre el escenario. Lástima los horarios intempestivos y la escasa atención que últimamente recibe el hard rock en este festival. Curioso que los dos únicos grupos hard/AOR de este año sean españoles. Esperemos cierta progresión en el futuro y que haya un poco más de equilibrio entre estilos. Veremos.


Los franceses Novelists se reinventaron en 2023 con el ingreso de la vocalista Camille Contreras. Aire fresco, más bien un huracán, para una banda que hace un, sorpresa sorpresa, metalcore con tintes progresivos que les da un toque especial y con una actuación vocal portentosa. Si además esta asesina con cara de niña nos interpela en español, pues enamoraditos nos tiene.


Excursión al escenario pequeño para ver a Rauhbein. Pido disculpas por anticipado si en algún caso le adjudico a tal o cual grupo la pertenencia a tal o cual estilo y no se ajusta a la realidad. Me suele pasar con el folk metal: en cuanto veo un violín, ya les ha caído la etiqueta. Rauhbein son alemanes, aunque si me dicen que son irlandeses, me lo creo y en su corta vida de poco más de tres años ya llevan tres discos editados. Estajanovismo puro. Diversión garantizada y pasión contagiosa. Ideales como conciertos de entreguerras.

Para los profanos, el canto a capela es aquel que se interpreta sin acompañamiento de instrumentos, que es lo que hago yo en la ducha cuando no me engancha el bluetooth. Van Canto son alemanes, cuatro chicos y una chica, e interpretan casi a capela (llevan un batería de acompañamiento) temas clásicos del heavy más algunos de composición propia. Voy a intentar explicar un poco la distribución de atribuciones de la banda: por lo general los temas los cantan entre dos o tres voces principales a modo de diálogo (como Pimpinela pero con menos carga emocional) con segundas voces de acompañamiento rítmico y alguna voz que imita los sonidos de guitarra como hacía el negro de Loca Academia de Policía. Para describirlo mejor cojamos un tema como “Fear of the Dark” de Iron Maiden. Ya sabemos que empieza despacio con las líneas vocales y luego va subiendo de intensidad. La primera estrofa la cantan las voces principales y por detrás las voces de fondo tikitaun tikitaun tikitaun o barum barum barum para la segunda estrofa y luego, cuando la canción va cogiendo el ritmo trotón típico de los Maiden, las voces cambian a chunda chunda chunda para pasar al punteo, que viene a ser algo así como un ñiaoooooo ñiaoooooo liruliruliruliru liruliruliruliru, y así con todas las canciones, con ligeros cambios a dumdubidum, rakatakataka o dandandaridan. Por desgracia, hoy han tenido dificultades técnicas con los micros y parecía que no se escuchaban entre ellos, lo que les ha hecho perder un poco la sincronización. Una propuesta atrevida y original que hay que presenciar al menos una vez en la vida.



Debo añadir una subdivisión en mis categorías de folk metal: está por un lado el folk metal cachondo, por otro el melancólico y ahora sumo el folk metal chungo. No digo chungo en un mal sentido, pero Cruachan combinan el folk metal con black metal y la temática de sus canciones va más en la dirección de la mitología irlandesa y la era vikinga que de otros temas más festivos. Una música mucho más oscura que contrasta con la juerga cervecera o la recolecta de flores en el bosque de otros grupos. Duro de digerir al principio, pero interesante.


La primera bestia de este festival nos regaló un conciertazo tremendo. Battle Beast lleva camino de ser un clásico en el Leyendas desde que se estrenaron en el año 2014 en el escenario pequeño, y nunca mejor dicho, porque ya entonces se intuía que iban a ser muy grandes. Como no hay nada nuevo que se pueda decir ya sobre la calidad de esta banda ni de las excelencias de su cantante, me voy a limitar a las dos cosas que más disfruto de este grupo: la primera, que no hacen power metal del que cansa. Existen dos tipos de power metal, el cansino y el no cansino. Ellos hacen del segundo; la segunda, que se nota que toda la banda lo pasa bien en el escenario y se crea un canal de energía de ida y vuelta con el público sólo comparable con un orgasmo. Bueno, ahí me he pasado.


Feuerschwanz repiten en el Leyendas. Mi recuerdo de su anterior concierto es que fue una actuación bombástica, muy centrada en lo visual y también creo recordar que escribí algo acerca de Eurovision, y que cada cual lo interprete a su gusto. Mi impresión de este año es que han endurecido su sonido, lo que es de agradecer, pero sin descuidar el aspecto escénico, que sigue siendo uno de sus grandes atractivos. Y gran detalle rescatar del baúl de los recuerdos “Dragostea din Tei” (“Amor en los Tilos”, no os engaño), tema de la banda moldava one hit wonder (que son las que triunfan con una sola canción y después adiós muy buenas. La canción del verano en mi tierra, vamos) O-Zone con una versión muy superior a la que hicieron Los Morancos.

Hasta aquí la tercera jornada de este Leyendas que me está deparando gratos descubrimientos. Mañana a rematar la faena.
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