Galia Metal Fest 2019: Sábado 13 de abril

 

El sábado, Pozal de Gallinas (Valladolid) nos recibió con la misma temperatura agradable que el día anterior. Tras haber pasado la mañana de cervezas en Medina del Campo (Mad Max también lo hicieron coincidiendo con nosotros en la misma ruta barítima) todo presagiaba que esta jornada del Galia iba a ser una grata experiencia a recordar durante mucho tiempo.

Cuando llegamos al Polideportivo estaba desplegando su heavy metal clásico los madrileños CICLÓN, dándole cancha tanto a su “Sol Naciente” del 2012 con temas como “Caballeros del Rock” o la celebrada “Salvaje”; como a su más reciente “Fuera de control” (2015) con canciones emblemáticas de su trayectoria como “Kamizake” (muy coreada por las casi 200 personas que ya se hallaban en el recinto) o “Luna de lobos”. Detallazo final de los Ciclón al dedicarle su último tema al recientemente fallecido José Antonio Manzano, mítico vocalista de grupos como Banzai o Niágara que hace poco perdió la batalla contra un maldito cáncer.

Tras este emotivo momento llegaba, en un cambio diametral de estilo, el concierto de los alemanes S.D.I., o lo que es lo mismo SATAN´S DEFLORATION INCORPORATED. Con su fundador Reinhard Kruse al mando de la voz y el bajo, e imponente presencia en escena, el trío germano de thrash speed metal se presentó en este Galia dispuesto a arrasar con todo ya desde el inicio del bolo con el cañero y acelerado tema que cerraba su “Sign of the Wicked” de 1988.

Tras este “Fight”, fueron cayendo, en cascada y sin descanso alguno, gemas del thrash alemán como “Alcohol” o la propia “Sign of the Wicked”, sin olvidarse de su debut (“Satan´s Defloration Incorporated”, 1986) con las speedicas, casi punks “I don´t care” o “Panic in Wehrmacht”.

A pesar de que el sonido era algo sucio, no importó (es más, yo creo que este tipo de bandas si suenan limpias y cristalinas pierden muchos enteros) y los primeros pogos del día se sucedían enfrente del escenario ante la sonrisa de los teutones; sonrisa que se tornó en enfado cuando tras “Megamosh” les comunicaron que estaban sin tiempo y debían dar por finalizado el show. La cara de Reinhard reflejaba una ira que mejor no cruzarse con él los primeros minutos tras el bolo, así en caliente.

De nuevo, cambio radical de estilo para degustar a los también alemanes MAD MAX. Tras casi 40 años de historia, la oportunidad de disfrutar de estos legendarios hardrockeros, con un buenísimo último disco bajo el brazo que denota el gran momento compositivo por el que atraviesan, no la podíamos desaprovechar.

Tanta confianza tienen en este reciente “35” (2018) que las canciones del mismo coparon la primera mitad del show, y temazos como “Runnin´ to Paradise” “D.A.M.N.” “Beat of the heart” o Thirty 5”, no desmerecieron para nada respecto a sus clásicos “Lonely is the hunter” (“Stormchild”, 1985) o su “Night of passion” de 1987. 

Con un Michael Voss cantando y soleando con su guitarra de lujo, perfectamente secundado a la guitarra rítmica por Jürgen Breforth (fundador del grupo), un sonriente y glam Thomas Bauer al bajo y ese metrónomo humano que es Axel Kruse tras los timbales; el concierto de Mad Max fue toda una experiencia hardrockera muy disfrutable que tuvo como colofón a todo el Pabellón cantando con ellos la versión del “Fox on the run” de The Sweet que los germanos han hecho casi suya.

De nuevo volvía la tralla al Galia Metal Fest con las thrashers brasileñas NERVOSA: 

Lo de estas chicas fue alucinante, siendo el concierto más cañero de toda la jornada y consiguiendo los pogos más intensos y extensos de todo el festival.

Fue una hora de auténtico Old School Thrash Metal que pasó volando. Las canciones de su equilibrado set list, basado en sus tres discos editados, pasaban a velocidad de vértigo acompañadas, además de un gran sonido, grueso y nítido que nos hizo disfrutar de cañonazos como “Enslave”, “Raise your fist”, “Masked Betrayer” o “Death!”, con un torbellino encima del escenario en forma de bajista y cantante, su lider Fernanda Lira, que se comió el escenario y puso a todos los presentes a comer de su mano.

¡Qué manera de cantar y que presencia escénica tiene esta muchacha! .Si a eso le sumas el muro de riffs que escupe la guitarra de Prika Amaral y la pegada de Luana Dametto (que por momentos parecía que iba a echar abajo la tarima de la batería de como temblaba toda la estructura), tienes una banda llamada a triunfar mundialmente en muy pocos años.

 

Un aspecto que llamaba la atención con respecto al primer día de festival era la cantidad de público vasco que había hoy: varios “corrillos” de gente hablando entre ellos en euskera, alguna que otra txapela decorada con pins de la Real Sociedad tapando alguna que otra cabeza y varias camisetas decoradas con la ikurriña (bandera de Euskal Herria). El motivo estaba claro: llegaba el concierto más largo y que más público aglutinó (junto con el de Avalanch el día anterior) de todo el festival. Llegaban, desde Eibar (Guipúzcoa) los míticos SU TA GAR.

Era como jugar en casa y Su Ta Gar lo aprovechó para firmar una de las actuaciones Top del festival. Tras algunos años más anodinos y firmando discos que no llegaban a eclipsar sus obras maestras de los ´90, la duda era qué set list habrían confeccionado para la ocasión los eibartarras; pues bien, en una decisión harto inteligente y a pesar de mantener testimonial presencia de sus últimos trabajos discográficos en dicho listado de temas a tocar, Su Ta Gar basó su bolo en temas de sus primeras obras, tocando casi de forma íntegra su seminal e imperecedero “Jaiotze Basatia” de 1991 sin dejarse en el tintero canciones míticas para el metal en euskera de su “Hortzak Estuturik” (1992) como “Nazka” y “Arbasoen Mendekua”.

Como enamorado que soy del “Jaiotze”, volver a escuchar en vivo temazos como “Mari”, “Etsi Gabe”, “Begira” (presentada por Aitor Gorosabel como el tema con el que todo empezó al ser el que abre su álbum debut) o “Zure aurrean makurtzen naiz” fue toda una delicia; con un sonido buenísimo (tónica general del festival).

Un Aitor cantando como si tuviera 20 años (en vez de casi 50 que tiene) y tocando la guitarra como lo que es: uno de los mejores de este país; un Galder aporreando la batería como si no hubiera un mañana (el Mike Terrana vasco) o un Xabi Bastida entrañable que no paró un segundo quieto mientras su guitarra no dejaba de mandar riffs que ya son historia viva del metal en euskera. Una pasada.

Fue un concierto espectacular con un final de ensueño gracias a la reivindicativa “Jo ta ke” (que coreamos todos aun sin tener ni idea de euskera muchos de nosotros), la preciosa “Itxaropena” del “Hortzak Estuturik”, la versión del “Hellion/Electric Eye” de Judas Priest (momentazo!!) o el tema que cerraba el show y también su legendario debut “Jaiotze Basatia”, el gran “Haika Mutil”. Fue un placer, chicos. Eskerrik Asko!!

Uno de los alicientes del Galia Metal Fest de este año era la presencia de los británicos THE QUIREBOYS, legendaria banda de rock fundada en los ´80 y que a principios de los ´90 cosechó gran éxito gracias a su debut discográfico, el magnífico “A bit of what you fancy” (1990). Con bastante menos público que Su Ta Gar, saltaban a escena Spike y los suyos para dar cuenta de la rockera “I love this dirty town”. Toda una delicia para los oídos que sonó cristalina y nos presentaba a un entrañable Spike desplegando carisma y simpatía en una serie de movimientos muy Mick Jagger/Steven Tyler.

“Misled” la interpretaron con una esencia más soul y menos rockera que en disco y, aunque así tocada, no invita al baile, si que nos permitía disfrutar ( sin las distracciones propias del bailoteo) de su preciosa melodía de guitarra y su bonito teclado; y es que si Spike llenaba el recinto con su rota voz, no menos lo hacía el precioso sonido de piano que sacaba Keith Weir de su instrumento o el que conseguían con sus guitarras esa elegante pareja que son Guy Griffin y Paul Guerin.

Uno de los momentos con más feedback del show fue con el primer éxito de su carrera,  ”There she goes again”, consiguiendo Spike que todos le acompañásemos cantando el estribillo del tema, un improvisado coro de unas 500 personas que puso una sonrisa cómplice de satisfacción en la cara de los londinenses.

Llamó la atención el protagonismo que tuvo en esta primera parte del concierto su “Homewreckers & Heartbreakers” del 2008, del que tocaron hasta tres canciones (aparte de la inicial “I love this dirty town”, la preciosa “Mona Lisa smiled” y “Hello”) siendo el álbum (exceptuando “A bit of what you fancy”) del que más temas tocaron sin ser de sus mejores discos y, por el contrario, a excepción de dos temas que presentaron de su recién editado “Amazing Disgrace”(2019), no cayó nada de su última y muy prolífica década.

Así, tras “This is R´n´R” (2001) el final del show fue monopolio exclusivo  de su debut: es lo que la gente quiere escuchar y The Quireboys (seguro que conscientes de ello) no dudaron en ofrecérnoslo: el festival “A bit of what you fancy” comenzó con su éxito “Hey you” (la más celebrada y coreada del bolo con diferencia) para deleitarnos posteriormente con la preciosa balada “I don´t love you anymore”, en la que la voz de Spike se rompía de tal forma que ponía los pelos de punta. Broche de oro con “Sweet Mary Anne” y la canción que abría hace 29 años su primer disco y que hoy cerraba su actuación, “7 o´clock” en un marco completamente festivo.

El concierto de los Quireboys a muchos les encantó, algunos lo encontraron descafeinado tras las descargas anteriores de Nervosa y Su Ta Gar. Para mí fue una auténtica delicatessen sonora hard rock & soul.

Otro de los puntazos del Galia venía a continuación: no muy habituales por estos lares y siendo uno de los padres de la NWOBHM (New Wave of British Heavy Metal) saltaban al escenario de Pozal de Gallinas los míticos CLOVEN HOOF.

Hablando con varios colegas de Toledo esa tarde mencionaban la presencia de los Cloven como una de las confirmaciones que les habían hecho decidirse a ir a Pozal de Gallinas. Nunca fue una banda famosa ni de exquisitez técnica, pero en los ´80 fue un grupo muy querido y su presencia en el Galia era una ocasión perfecta para saldar cuentas con ellos, ya que para muchos era la primera vez que los íbamos a ver en vivo.

Si bien de aquellos gloriosos años solo queda en la formación británica el fundador y bajista Lee Payne, los Cloven Hoof del 2019 se nos antojó una banda muy solvente gracias a ese fenomenal frontman que es el ex Omen George Call o los estratosféricos solos de guitarra de Joe Whelan que le daban un plus increíble de calidad y virtuosismo a la música eminentemente ochentera y “simple” de los de Wolverhampton.

Para los que queríamos escuchar sus míticos temas de los ´80 (a pesar de tener un buen disco editado hace un par de años llamado “Who mourns the morning star?”) el set list con el que se presentaron fue un gustazo: exceptuando un par de canciones, el concierto de los ingleses fue una amalgama heavy metal confeccionada con “Cloven Hoof” (1984) del que cayeron joyas ochenteras como “Gates of Gehennah”, “Crack the whip” o “Laying down the law”; su “Dominator” (1988) que estuvo presente con “The fugitive”, “Nova Battlestar” y la final (a modo de bis) “Reach for the sky” y su fenomenal “A Sultan´s ransom” (1989) del que destriparon su hit “Highlander” (una de las más aplaudidas del bolo) y “Astral rider”.

Mención aparte para un hiperactivo George Call que cantó de maravilla, recordando por momentos al gran Bruce Dickinson en tono y tesitura vocal, y que se pasó más tiempo entre el público y encaramado a la valla que encima del escenario, ofreciendo su micro inalámbrico a todo el que se lo pedía y presentando los temas de forma chistosa y divertida en un perfectamente entendible castellano.

Toda una experiencia heavymetalera castiza y ochentera que encantó a la mayoría de los presentes.

Tras Cloven Hoof era el turno de una “bola extra” (como el propio festival lo denominó): si el día anterior pudimos disfrutar de los alemanes Debauchery, hoy repetían en su versión más bizarra: llegaban DEBAUCHERY´S BALGEROTH.

Con el mismo impresionante atrezzo escénico que 24 horas antes, muy gore y tenebroso, y luciendo diabólicas máscaras en sus cabezas, el trío germano tomaba posesión del escenario del Galia para machacarnos a base de riffardos de guitarra y contundencia inusitada en los ritmos de bajo y batería que creaban un mar denso y oscuro por donde buceaba la pantanosa voz de Thomas Gurrath.

Su propuesta musical era muy similar a la del día anterior (como, por lógica, no podía ser de otra forma ) pero sonaba incluso más pesado y doom que el death & roll de Debauchery; y con una peculiaridad que le daba incluso más contundencia a la música: los temas de Debauchery´s Balgeroth están cantados en su lengua madre, con esa cadencia potente y cortante que tiene el alemán ( y más cuando es cantado con esa voz grave, casi gutural de Thomas). Además se cumplió de nuevo la tónica general del festival en cuanto a sonido se refiere: cañero y nítido. Si unimos todo lo anteriormente expuesto, con semejante caldo de cultivo, el resultado es que el show de estos musicazos teutones fue una vivencia difícilmente olvidable.

Con este conciertazo pusimos fin a nuestro paso por la segunda edición del Galia Metal Fest, exhaustos pero muy satisfechos. Un festival que te da la oportunidad de ver bandas de “segunda fila” pero legendarias (S.D.I, Cloven Hoof, The Quireboys…) junto a incipientes formaciones llamadas a ser grandes (Re Armed, Nervosa…) y lo más granado del rock nacional (Avalanch, Su Ta Gar…) por un precio muy asequible, con muchas facilidades para acceder al recinto, aparcar o acampar en él, buena oferta gastronómica y barra de bar funcionando de manera eficiente y profesional en todo momento. En fin, un festival diferente; pequeño pero muy, muy grande. Deseando que vaya tomando forma poco a poco la tercera edición de este entrañable y muy recomendable festival. Desde ya os podemos decir que allí estaremos!!!

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