Guadaña, Sala Nana (4/6/22)

Sin paliativos, esa noche sería una de las más especiales que haya vivido en Nana desde que me asomé por allí por primera vez hará unos 7 años, y qué mejor que rodeado de grandes amigos, amantes de una música tan electrizante y honesta, que quisieron dar de nuevo luz y sentido a un sueño que materializó en su momento José Luis Cañas, el gerente de esta sala.

La ocasión, el motivo o la razón para reunirnos en este caso era para ver, vivir y disfrutar de un grupazo que a nivel nacional tiene la suficiente energía, calidad y tesón como para ocupar el lugar que se merece. Era de nuevo un honor tener a los gaditanos Guadaña  en “nuestra casa” como ya hicieron el 24 de noviembre del 2017, aunque en aquella ocasión acompañados por los locales Delirium Soul, otros cracks del Metal.

Se notó que siendo sábado, los planes familiares fueron lo primero, y por ello no se llegara ni a la media centena de personas, pero aun así esto no mermó ni mucho menos los ánimos ni del fabuloso respetable ni de la propia banda, la cual expresó durante todo el concierto el arropo y la energía de los que anduvimos por allí. 

Siendo las 23:00 horas, y esperando a algún rezagado, comenzaron a desplegar su maravilloso pero escueto y entendible set list. “Retar al abismo” y “Guerreros de la tempestad” nos embaucaron de inmediato comenzando de este modo la presentación de su último disco que daba nombre a la gira Erytheia, en honor a su Cádiz antigua. El sonido era nítido, gracias al magnífico trabajo del técnico habitual de la sala, David Sánchez.

La puesta en escena estaba compuesta por dos guitarras apostados en ambos extremos del escenario, Juanma Patrón y Antonio Medina, éste último presentado como nuevo miembro a mitad del concierto, Pablo Casas detrás del kit de batería, justo delante, al bajo Fran Tineo “Chesky” y comandados todos ellos por Salva Sánchez y Glory Romero. Pese a la estrechez del escenario para los seis miembros, se desenvolvían sibilinamente y con gran destreza, desempeñando sus respectivos cometidos con solvencia y mucha energía.

“Ser uno mismo” sería el inicio del repaso que dieron a su anterior y fastuoso disco, Karma. Para entonces, Guadaña semostraban muy cómodos, interactuando con el público, haciéndoles jalear, botar y cabecear al ritmo frenético de un atizador nato como es Pablo Casas. Tras ello,la propia Glory, presentó “Sangre de mi sangre” dedicado a los abnegados padres, a los buenos, claro…, y a continuación la canción “Erytheia”, una fastuosa y épica oda, cantada con rabia por la dupla vocal. Pero si se trataba de rabia, el propio Fran Tineo hizo los guturales que originalmente Alberto Díaz de Overdry grabó para hacer “Némesis”, resultando en directo un potente temazo.

He aquí cuando presentaron al sevillano Antonio Medina, como segundo guitarrista para la gira, todo un acierto dada su extrema calidad (su propia banda, Medictum, os aseguro que es una pasada), y su juventud, aseverando que existe una “Nueva Generación” que asegura un futuro de la música rock.

Bueno, y lo siguiente qué, cómo explicar, cómo definir el tremendo detallazo que tuvieron los propios Guadaña para pausar el concierto y agradecer a José Luis Cañas los esfuerzos que gente como él hacen por nuestra música, y a su vez la tremenda ofrenda que me hicieron mis maravillosos compañeros de Windmill y el propio José por mi marcha de esta ciudad por motivos laborales. Emocionante el momento y ese cachito de protagonismo que quedará impregnado en mi memoria y mi alma para siempre, con las caras de casi cuarenta amigos presentes y otros tantos ausentes. (Increibleble, como decía Ford Fairlane).

Tras este emotivo momento, Salva inició “Yo soy la ley” retomando el ritmo salvaje y contundente del concierto, marcándose Juanma un solazo fabuloso. Y si se trataba de unir y hermanar con “Nuestra revolución” y “Como hermanos” la simbiosis, la unión, el pacto entre la banda y el respetable, ya se había trenzado. Restaba para finiquitar el concierto con “Dios del trueno”, donde Salva y Glory enarbolaron un martillo y cantaron frente al bullying escolar, y por supuesto “Karma”, una de las mejores composiciones de la banda hasta la fecha, que puso  punto y final a una increíble, diferente y emocionante noche, donde Guadaña se mostró cercana, impoluta, energizada y con una gracia propia del sur de España. 

GRACIAS, GUADAÑA!!!!!

(nota del autor, escribano, cronista…) y son tantos los amigos que esa noche presenciaron lo mismo que yo, que pueden dar fe de lo vivido, o quizás suscribirlo, en cualquier caso, sois los mejores y os quiero. Seguro que nos veremos pronto en eventos promovidos por gente como el Gran Orfebre de la Sala Nana, José Luis Cañas, (que el Karma de Guadaña se te torne favorable de una puñetera vez, amigo mío). 

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