Los diez de la década de: Luisko

  1. –METAL ALLEGIANCE : “Metal Allegiance” (2015)

¿Qué podría surgir de la unión en un mismo proyecto de musicazos como el guitarrista Alex Skolnick (Testament), David Ellefson (bajista de Megadeth) y el excelso batería  Mike Portnoy (ex – Dream Theater, actualmente en varios combos de alta enjundia como Sons of Apollo o Transatlantic) ? Pues que el resultado, como no podía ser de otro modo, es una obra maestra del metal contemporáneo. Si a tal sinergia de talento le sumamos una lista de vocalistas invitados que quita el hipo (Phil Anselmo de Down, Pantera, etc; Chuck Billy de Testament, Randy Blythe de Lamb of God, Alissa White-Gluz de Arch Enemy, Cristina Scabbia de Lacuna Coil …) el resultado final es un trabajo sublime; una colección de temazos que culmina en una impagable versión del “We Rock” de Dio interpretada por gran parte del elenco de estrellas antes mencionado.

 

–ADRENALINE MOB :Omertá” (2012)

El primer disco de los estadounidenses supuso una bocanada de aire fresco para los amantes del metal más moderno y comercial y, si bien sus dos posteriores trabajos  (“Men of honor, 2014 / “We the people”, 2017) en absoluto le andan a la zaga en cuanto a calidad, ya no poseen ese factor sorpresa de ser algo escandalosamente novedoso y bueno como es este “Omertá”.

Muy fan desde hace años de la voz de Russell Allen (Symphony X), fue su presencia en la banda lo que me motivó a escucharles; siendo para mí todo un descubrimiento el guitarrista Mike Orlando, muy conocido en América pero bastante desconocido por estos lares, que nos regala a lo largo de todo el CD alucinantes riffs y estratosféricos solos; eso sí, perfectamente secundado por el ex Stuck Mojo y actualmente en Fozzy, Rich Ward.

Canciones como la inicial “Undaunted”, la contundente “”Psychosane”, la preciosa “All on the line” (con un excelente trabajo vocal de Mr. Allen  en su estribillo) o la versión del “Come undone” de Duran Duran con la colaboración de Lizzy Hale (Halestorm), hacen de “Omertá”  un infaltable de la década.

 

–BLACK COUNTRY COMMUNION : “Black Country Communion” (2010)

Ya desde esas líneas de bajo de Glenn Hughes con las que comienza el álbum y ese riff inicial de Joe Bonamassa intuyes que lo que se te viene encima es una obra maestra de hard rock que rezuma blues y funk  por los cuatro costados. Estos dos monstruos de la música se ven completados (más que secundados) por Jason Bonham a la batería y Derek Sherinian a los teclados; cuatro virtuosos con una misión: facturar buena MÚSICA (así, con mayúsculas) pariendo un disco mágico, ameno y dinámico que requiere sucesivas escuchas para descubrir todos sus detalles, todas sus capas para no quedarse en la superficie.

Magistral trabajo vocal de “la voz del Rock” a lo largo de todo el álbum (y así sigue, con un increíble nivel vocal con más de 70 años; sin olvidar la calidad que derrocha a las cuatro cuerdas), es sin embargo la guitarra de Bonamassa la que lo eleva a un nivel superior.

Señalar que tan solo un año después, este supergrupo nos regaló otra maravilla  llamada “2” (2011), mostrándose así en este inicio de década en un extraordinario estado de gracia compositiva que posteriormente se fue difuminando, pero los que tuvimos la suerte de disfrutar en directo la soberbia interpretación de temas como “Black Country”, “One last soul” o “The great divide” dentro del marco que supuso el Azkena Rock de Vitoria del 2011 no lo olvidaremos jamás.

 

–KILL DEVIL HILL :Kill devil hill” (2012)

El ex bajista de Pantera y Down (Rex Brown) une sus fuerzas  al ex Pissing Razors Jason Bragg para ofrecernos una maravilla de rock pantanoso con constantes connotaciones sludge, contando con la inestimable ayuda del ex Wasp, ex Ratt Mark Zavon a la guitarra y con el mítico batería Vinnie Appice (Black Sabbath, Heaven & Hell, Dio).

Ningún tema de este debut de Kill Devil Hill desentona, y los 12 en su totalidad conforman un entramado sónico que hace las delicias de amantes de grupos como Alice in Chains (de hecho canciones como “Gates of Hell” o “We´re all gonna die” bien podrían estar firmadas por los de Seattle) y donde, como es lógico, las referencias a los grupos por los que han pasado sus protagonistas (Down, Heaven & Hell…) son constantes.

Discazo para saborear a todo volumen y con un buen bourbon como compañero de fatigas.

 

–AVENGED SEVENFOLD :Nightmare” (2010)

En la primera década del siglo XXI se fueron labrando una ascendente carrera hacia el éxito mayoritario  con buenos discos como “City of evil” (2005) o su homónimo “Avenged Sevenfold” del 2007 cuando, de repente, los cimientos de la banda norteamericana se vieron sacudidos por la muerte de su batería “The Rev” a finales del 2009. Supieron canalizar  toda la rabia y la pena resultante de este fatídico hecho creando este discazo homenaje a “The Rev” (con Mike Portnoy a la batería).

Con la carismática voz de M. Shadows como hilo conductor planeando por encima del incesante flujo de riffs y melodías de sus guitarristas Synister Gates y Zacky Vengeance, con este “Nightmare” abandonan definitivamente el metalcore de sus inicios para abrazar un metal moderno contundente pero comercial.

Tras un inicio arrollador con el tema título del disco y “Welcome to the family”, el álbum mantiene  un altísimo nivel alternando la contundencia de “Natural born killer” o “God hates us” con gemas hechas canción donde la emotividad está a flor de piel como “Buried Alive” o la preciosa “So far away”. Doce joyas que conforman en su conjunto la obra maestra de Avenged Sevenfold que, todo sea dicho, no han sabido superar posteriormente en sus últimos lanzamientos discográficos.

 

–JUDAS PRIEST :Firepower” (2018)

Tras un infumable “Nostradamus” (2008) y un algo anodino “Redeemer of souls” (2014), con KK Downing fuera de la banda desde hace años y Glenn Tipton obligado a apartarse de la vorágine que supone estar en un grupo como Judas Priest por culpa de un recientemente diagnosticado Parkinson; o sea, cuando el final se intuía cercano, la legendaria banda de Birmingham factura un grandísimo álbum de heavy metal clásico al más puro estilo Judas, con un Rob Halford en un excelente estado vocal (eso sí, adaptando su prodigioso registro a su avanzada edad); un disco plagado de temazos como el “pesado” “Evil never dies” , “Lightning strikes” (100% Judas), “Rising from ruins” (con sublimes melodías vocales a cargo del “Metal God”) o la cañera “Firepower”, con su speedico estribillo y con Scott Travis sentando cátedra tras su kit de batería.

Con este disco la esencia Judas Priest está de vuelta, quizá por última vez (solo el tiempo lo dirá) y contiene las últimas composiciones y riffs de Mr. Tipton. Solo por ello ya merece estar en esta lista.

–GOJIRA: “L´enfant sauvage” (2012)

Si hablamos del death metal más progresivo, técnico y enrevesado, los franceses se vienen automáticamente a la cabeza. Tras un genial “From Mars to Sirius” (2005) y el gran “The way of all flesh” (2008), Gojira se asienta a nivel internacional con este “L´enfant Sauvage”.

Herederos directos de Meshuggah, los de Bayona son una auténtica apisonadora en vivo, donde son capaces de plasmar fielmente toda su avalancha de riffs, blast beats, ritmos sincopados y violencia sónica de manera increíble.

Cuatro grandes instrumentistas donde destaca sobremanera Mario Duplantier, para mí, uno de los mejores bateras del mundo que en este “L´enfant…” nos regala toda una masterclass de batería en cortes como la inicial “Explosia”, “The Axe” o la casi thrash  “Planned Obsolescence”.

Sofisticado virtuosismo que puede llegar a dejarte exhausto. No intentes comprender el mundo de Gojira, solo déjate llevar y disfruta.

 

VOLBEAT :Beyond hell, above heaven” (2010)

Los daneses son mi debilidad desde que los descubrí, casi de casualidad, en el Sonisphere del 2010. Entré al recinto del festival en Getafe mientras ellos estaban tocando “Sadman´s tongue” y me engancharon para siempre.

Si bien todos sus discos me gustan (su último trabajo del año pasado es quizá el que menos), este “Beyond hell, above heaven” del 2010 es una verdadera obra maestra. Es una genial colección de canciones alucinantes, no hay temas de relleno alguno.

Cortes contundentes de un rock muy cañero como “The mirror and the reaper”, “A warrior´s call” o “Evelyn” (con la participación de LG Petrov de Entombed haciendo el cafre), se combinan, perfecta y coherentemente ensamblados con otros igualmente maravillosos pero más melódicos como “Fallen” o esos temas tan bailables marca de la casa como son “16 dollars” o “Heaven nor hell”, conformando en su conjunto uno de los mejores discos editados en esta década.

Michael Poulsen y los suyos tan pronto te recuerdan a Metallica como a Johnny Cash; sea como fuere, han sabido dar con la tecla del éxito para ser a día de hoy una banda muy, muy grande.

 

–BLACK SABBATH : “13”  (2013)

Era su primer disco de estudio desde el “Forbidden” de 1995 y el primero con Ozzy Osbourne desde aquel lejanísimo “Never say die” de 1978; y además supuso la despedida discográfica y de actividad en directo (aunque posteriormente editaron un Ep llamado “The End”), tras más de 40 años de historia, de los padres del heavy metal. Tenía clarísimo que este disco tenía que estar en esta lista. Y es que, además, es un muy buen disco; por supuesto no el mejor de su carrera, pero sí un muy digno colofón a una trayectoria legendaria, a veces errática y plagada de altibajos, peleas, reconciliaciones y obras maestras discográficas.

Su legado musical permanecerá eternamente y, como ya he dicho, este “13” es un muy digno final de trayecto de las leyendas de Birmingham. Ozzy Osbourne, Tony Iommi y Geezer Butler (con Brad Wilk a la batería) nos dicen adiós con joyas como “End of the beginning” o “God is dead?”, con toda la esencia doom y heavy de Black Sabbath intacta; o ese riff “made in Iommi” de “Loner”. Inmortales.

 

TESTAMENT :Brotherhood of the snake”  (2016)

Esta última entrada es un homenaje al thrash metal. He elegido este disco como podría haber elegido los 2-3 últimos trabajos de Slayer o Kreator, o los dos discos con los que entró en esta década Overkill (“Ironbound” del 2010 y “The electric age” del 2012), o el “Blood in, blood out” de Exodus, o el “Dormant Heart” de Sylosis, el último de Suicidal Angels…

El thrash muestra en la actualidad una salud de hierro, y este “Brotherhood of the snake” es buena prueba de ello, mostrándonos a unos Testament muy inspirados y en un momento de forma envidiable tras 35 años de carrera. Solo sus 3 primeros temas (“Brotherhood of the snake”, “The pale King” y “Stronghold” con su alucinante solo de guitarra), ya tienen más valía y merecen más la pena que otros muchos CDs completos que se precian de “buenos discos”.

Con uno de los mejores (si no el mejor) vocalista del género en la persona de Mr. Chuck Billy, y uno de los mejores guitarristas shredder del mundo (Alex Skolnick) este disco mantiene por méritos propios a Testament en la élite del thrash mundial.

Deseando escuchar su nuevo trabajo discográfico (“Titans of creation”) que tiene prevista su salida en abril de este 2020. Maldito (pero bendito) thrash metal.

 

 

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