Los Drunken Cowboys, Zaragoza 17/02/24

Hacía mucho que no presenciaba un concierto tan divertido como el del sábado pasado en la sala Rock & Blues de Zaragoza. Además, el concierto fue muy especial y con cierta carga emocional ya que era el concierto de despedida de «Los Drunken Cowboys«, pues tras este concierto se separan indefinidamente.

Lo primero que llama la atención sobre el escenario es la gran hamaca mecedora de madera, y yo, nada más verla pensé en que menudo engorro tiene que ser como se la lleven  a todos los conciertos 😂 y es que Juancho Rubio canta siempre sentado en ella, lo que, sorprendentemente no le quita ni un ápice de intensidad a los conciertos, al contrario, aporta carisma y personalidad a su puesta en escena, además, los otros miembros del grupo, de los cuales hablaré más adelante, son muy activos durante todo el concierto, aportando ese dinamismo escénico que a priori podría parecer que falta al estar el cantante sentado todo el concierto.

A las 21:10, y con una sala completamente llena comenzó el Show, y de que manera, con su estilo, denominado por ellos mismos como «Western etílico», que puede ser una mezcla entre las escenas del folk sureño americano mezclado con el irlandés y Bluegrass, pero con mucha fuerza. Como referencia de su estilo musical, podríamos decir que son del mismo palo que el grupo «La Frontera«, pero con mucha personalidad y estilo propio. También se les nota en algunos temas influencias de sus paisanos «Más Birras«.

Sin respiro desde el primer momento, desgranando temas de sus cuatro trabajos e invitando constantemente a amigos del grupo, como a Rex, cantante de «Niños del Brasil«, con el cual cantaron «Los ojos del cuervo» y la canción de su grupo, «Viernes», o a antiguos miembros que han pasado por la banda desde el 2009, año en que comenzaron su andadura.
Nos iban disparando auténticos «balazos musicales» en nuestras cabezas, que nos obligaban a movernos irremediablemente y a cantar a coro con ellos muchos de sus estribillos, mientras las cervezas no paraban de circular, tanto por el escenario como por el resto de la sala.

Jugaban en casa y eso lo noté enseguida por la gran cantidad de público que se sabía todas las canciones desde el principio, yo era de los pocos, o el único, que casi los estaba descubriendo esa noche, qué le vamos a hacer…

Temas muy divertidos como «La balada de Alabama», «El diablo sobre ruedas», donde todos cantamos el «Tequilaaaaaaa» de su estribillo a pleno pulmón, «Big Mama Bahama», «Broke ass mountain», «Mecedora y Marijuana», «La fiebre del oro», la curiosa historia de » El último viaje de Bronke Billie», en «La voz del monte» invitaron a un amigo gaitero para tocar la gaita en este rápido tema, «No sin mi John Deere», o la lenta «A la hora de la verdad», que en el disco «Whisky con soga» la cantaron junto a Aurora Beltrán.

También nos mostraron su vena más Heavy, con dos versiones de Motorhead y Manowar, demostrando que son unos auténticos «todo terreno».

La voz de Juancho me dejó perplejo porque era capaz de pasar de la ronquera cazallera absoluta, a lo Lemmy Kilmister, hasta una voz limpia como la que muestra en la preciosa balada «Bajo la tormenta» que me encantó, pasando por un timbre muy parecido al de Javier Andreu, de los citados «La frontera».
Cabe destacar  también los comentarios y chascarrillos tan ocurrentes que tiene, con mucho humor y que nos sacaron varias carcajadas, demostrando que es un cantante, frontman y showman sobresaliente.

Muy reseñable también la labor de  Julio a la guitarra, demostrando un abanico de estilos bastante amplio, dominando con solvencia todos y cada uno de ellos (que no fueron pocos), de Ismael, tocando el bajo de forma sobresaliente y animando mucho al personal con sus «gritos» y simpatía, de Guillermo, bailoteando todo el rato mientras toca su violín y dando su toque a la mayoría de temas y de Héctor, perfectamente compenetrado con Ismael, en la base rítmica, y aportando mucha contundencia y dinámica a las canciones.

El final del concierto se acercaba y era el momento de invitar a subir al escenario a muchos ex miembros y colegas ligados a la historia del grupo para «Abre el bar (que no es poco)» con todos ellos y todo el público coreando la melodía de la armónica al unísono.

Y para finalizar con todos sobre el escenario y el público tarareando la canción despidieron su andadura con » Adiós, amigos, adiós»

Fue un gran broche de oro a toda una carrera, que disfruté muchísimo ya que este estilo es uno de mis favoritos (después del Hard Rock y el Rock & Roll), me dejaron con ganas de mucho más y la única pena de que ya no los pueda ver en directo y con la «rabia» de no haberlos conocido mucho antes en alguno de sus conciertos por toda España y haberlos podido seguir de cerca durante más tiempo.


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