Tarque y La Asociación del Riff, Málaga 16/2/24

El viernes pasado, un grupo de intrépidos delincuentes del rock, encabezados por el personal de Windmill Rock Magazine y acompañados por los miembros de las bandas Pantalikes y Wild Pigs, decidimos abandonar el bullicio del carnaval y refugiarnos en el alcohol y en los acordes rebeldes del Rock.

Sin tener idea de cómo, terminamos en la Sala Paris 15 de Málaga, donde nos aguardaba un joven rebelde conocido como Charly Tarque. Este rockero, a pesar de su juventud, desafiaba las normas establecidas y se negaba a seguir las corrientes comerciales de la música.

Rumores entre el público sugerían que Charly había tenido problemas con las autoridades debido a un malentendido sobre su relación con una tal Carolina. Se decía que los «puretas» lo habían acusado de algo relacionado con menores, pero en lugar de quedarse a luchar, decidió tomarse un descanso, alejándose de ella y del padre de la chica, conocido como el Señor M. Clan (o algo así, la verdad es que la historia sonaba un poco retorcida).

En su búsqueda de venganza, Charly contactó con la Asociación del Rifle, aunque parece que se equivocó de número y acabó colaborando con la Asociación del Riff, compuesto por 3 peligrosos individuos Coki Gimenez, Iván «Chapo» Gonzalez y Carlos Raya.. Aunque estos tipos no eran expertos en disparos (no decir tiros, que está prohibido), se las arreglaron para grabar dos discos, Tarque Volumen 1 (2018) y Tarque Volumen 2 (2023), creando un espectáculo de hard rock clásico con influencias de los grandes del pasado como Zeppelin, AC/DC, ZZ Top y Free.

Mientras disfrutábamos de unas cuantas cervezas, de repente se escucharon sirenas de policía y Charly y su banda se refugiaron en la sala como auténticos forajidos. Charly entró como un huracán, desatando la locura entre las bellas «cincuentañeras» que lo aclamaban como el «Cariñoso Empotrador» que siempre fue. ¡¡¡Cómo mejora el canalla con los años!!!

La batalla comenzó cuando Charly y su banda empezaron a lanzar «Bombas en Son de Paz» a la policía, que eran en realidad bombas robadas a políticos cínicos que prometían paz mientras imponían la violencia. En medio del caos, una de estas bombas de rock alcanzó a Charly en el pecho, rompiéndole el corazón al estilo «Heartbreaker». En ese momento, Charly entendió que debería haber escuchado al «Chapo» cuando le dijo por el bajo: «Escapa del amor»

Desde fuera, la policía “espetaba” a Charly (nunca mejor dicho) que se entregara, para enfrentar el «Juicio Final», pero él, casi moribundo, cantó una melodía conmovedora y desgarradora, uno de los momentos más impactantes de la noche. Fue duro oirle sollozar y gritar «El Diablo me acompañará».  ¡¡Nos volvimos locos aplaudiendo y chillando para que Satán no se lo llevara!!

Todos atrincherados en Paris 15, Charly yacía sobre las tablas. Fueron «Días Extraños». Esperabamos que el trágico final de Charly se produjera. Una tristeza blusera se apoderó de la sala y nos sumergimos en un «Mar de whisky»

La Poli lo dió por muerto y retiró a sus efectivos 

Para levantar el ánimo, el talentoso el Señor Don Carlos Raya cogió su Gibson Les Paul y la puso a hablar. Nos puso a todos la «Piel de Toro”!!. El mismísimo B.B. King fliparía.¡¡Menudo artista!!

Viendo la buena respuesta, soltó unos pocos escarabejos tipo «Helter Skelter», pero más grandes y pesados que los originales .

 Al oir el bullicio, Charly despertó entre los muuertos y, como si hubiera resucitado, salió con «Flores del Acantilado» en mano, repartiéndolas entre el público.

Con el milagro presenciado, y en vísperas de la Semana Santa, todos nos arrodillamos y recitamos un «Credo» un tanto peculiar, pero mucho más rockero que el que nos enseñaron en la iglesia del pueblo.

La fiesta se trasladó a la calle, donde los ánimos se desbordaron nuevamente. Algunos de los asistentes gritaban “Maldigo” a John Lennon por «Jealous Guys» . No conozco a ese hombre, pero debía ser el electricista porque “La calle estaba sin Luz” y eso parecía ser el motivo del bullicio.

Por último, la banda puso a rugir los motores y, antes de despedirse, nos lanzaron un último Rock & Roll  «Ahora y en la Hora» y salieron huyendo del lugar

Todos les jaleamos y vitoreamos sin cesar hasta que, pasado un rato, Charly volvió para incendiar la sala al grito de «He vuelto para veros arder»!!. 

Encendió un pitillo y Charly y su Asociación del Riff, marcharon a tierras lejanas.

Se dice que se les vieron por última en un tugurio junto a la Manquita, allí «Donde nace el Rock & Roll», pero esto, quizás no sea más que una leyenda urbana.

(Tanto la crónica como las fotos son de nuestro compañero Feli, podéis ir a su Instagram a ver su trabajo y darle muchos likes 😉)

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.