The Cure – 11/11/22

Antes de entrar al Wizink, es de obligado cumplimiento pasarse por alguna taberna cercana para hacer el precalentamiento, ya que la cerveza en el recinto deportivo es cara. Es buena idea pues, ir rellenando la tripa del preciado líquido espumoso para que luego no te duelan los bolsillos.

En esta tesitura nos encontrábamos, cuando surgió un curioso diálogo con un espontáneo vecino de barra .

  • ¿Quién toca hoy ahí?  
  • The Cure 
  • ¡Ah! Ese es del tiempo del Sabina, me acuerdo de verle en Tocata. A mí el que me gusta es el Rosendo, lo he visto en directo.

Cuando nuestro amigo sacaba su cartera para enseñarnos las fotos de sus hijos, al lado comenzaban a sonar los teloneros The Twilight Sad Era momento de cambiar de ambiente. Como podéis adivinar, no vimos nada del grupo que abría el concierto, así que poco podemos decir.

Nada más entrar al recinto se apreciaba que The Cure es un grupo intergeneracional, de seguidores heterogéneos. Podías encontrarte al  Dark After Punk ochentero o al joven modernete enterao amante del revival junto a un montón de gente corriente que esperaba las canciones más luminosas y pegadizas que se convirtieron en himnos en los ochenta y noventa.

Se hace la oscuridad en el Wizink, se oye sonido de tormenta y una intro musical que nos lleva casi levitando al primer tema, Alone, canción inédita, al igual que And Nothing is ForeverA Fragile Thing. Un comienzo oscuro que nos sorprendió, ya que dejaron para el final los momentos más Pop y bailables  como  Lullaby o The Walk.

Se iniciaba así un concierto de casi tres horas, en el que no hubo momento para el aburrimiento. El que buscaba lo tétrico y oscuro lo tuvo, el que iba a bailar al son de los sintetizadores, bailó, y el que se deslizó por allí para escuchar guitarras en directo también las disfrutó. Inteligente Smith. Mención aparte la puesta en escena, vídeos en todo momento acompasados perfectamente con lo que sonaba, que por cierto, sonaba de maravilla; y un espectáculo lumínico digno de Las Vegas.

Fue  un espectáculo dividido en tres actos. En el primero nos introducen en su mundo, un mundo de sombras y espectros; en el segundo acto, más conceptual, los temas se estiran, se estiran y te envuelven casi llegando a lo progresivo; y un tercero colofón y fin de fiesta en el que se alcanza el clímax con todo el mundo coreando las canciones más populares.

Sonaron un total de treinta temas y creo que no echamos de menos ninguna canción relevante. Pudimos escuchar:  Just Like Heaven, Pictures of You, Friday I’m In Love, Boys Don´t Cry, In Between DaysClose To Me… O sea, perfecto, todos contentos. Al final Robert Smith de 63 años de edad, diez menos que Sabina, se quedó solo en el escenario agradeciendo la asistencia y llevándose todo el amor del público de Madrid, que no fue poco. 

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