1970 fue un año muy prolífico en lo que se refiere a la edición de grandes discos de un estilo que cada vez estaba más en boga como era el rock en sus vertientes más “duras”.
Estas son algunas de las obras inmortales grabadas hace medio siglo y que aun a día de hoy siguen vigentes en los oídos y en los corazones de todos los amantes del rock.
BLACK SABBATH : “Black Sabbath”
Cuatro chavales de Birmingham plasman la frustración y desencanto vital que se respira en su asfixiante e industrial lugar de origen en un disco que se convertiría en el primer álbum de heavy /doom de la historia de la música y que vio la luz el 13 de febrero de 1970.
Ozzy Osbourne (vocalista), Tony Iommi (guitarra), Geezer Butler (bajo) y Bill Ward (batería) se encierran en los Regent Sound Studios londinenses durante 48 horas (del 16 al 18 de noviembre de 1969) para parir una obra fundamental e icónica para todo un estilo musical en ciernes plagada de temas contundentes y oscuros; algunos más ligeros (como “Evil Woman”) y otros absolutamente lúgubres y doom (como “The Warning”). A esta última característica del disco contribuía la sucia producción y el hecho de ser grabadas las guitarras en Mi bemol afinadas una octava por debajo de lo habitual.
Ya desde la enigmática portada que transmite inquietud y desasosiego, el disco es un ente que respira en una atmósfera enrarecida, casi siniestra, que tiene su culmen en temas como el mítico “N.I.B” (“Nativity in black”), sus inmortales líneas de bajo y su riff “made in Iommi”; o el denso “Black Sabbath” que da nombre tanto al disco como al grupo y que es casi un rito iniciático para cualquier seguidor de la banda inglesa. Y qué decir de ese inicio con armónica de “The Wizard” que forma parte del cancionero popular metálico más entrañable.
Disco fundacional e inmortal donde los haya.
DEEP PURPLE : “In Rock”
Tras 3 discos editados a finales de los ´60 de rock psicodélico con el liderazgo del teclado de Jon Lord en sus composiciones y marcado poso Vanilla Fudge, estrenan Deep Purple la década de los ´70 con nueva formación (ya con los ex – Episode Six Ian Gillan a la voz y Roger Glover al bajo y, este último, con gran peso en la composición de los temas) y mostrándonos un giro musical en su estilo que los encumbraría a lo más alto del hard rock mundial.
En “In Rock” la guitarra de Blackmore y las bases rítmicas son pesadas y contundentes (si bien el órgano Hammond de Mr. Lord nunca deja de estar presente) y, contando con la prodigiosa voz de Ian Gillan, Deep Purple experimenta un salto estratosférico en su calidad musical, llegando a facturar su trilogía de obras maestras de la formación clásica de la banda (la llamada Mark II) en el transcurso de sólo dos años (“In Rock” (1970) / “Fireball” (1971) / “Machine Head” (1972))
El álbum que ahora nos ocupa, no puede comenzar de manera más abrumadora: “Speed King” es uno de los temas más rápidos y cañeros de la historia de D.P., con ese inicio sucio y caótico que en sí mismo supone una ruptura con todo lo anteriormente editado por la banda inglesa; y todo el disco se mantiene en niveles increíbles de inspiración, en un constante punto álgido de calidad compositiva: el groove de la batería de Ian Paice en “Living Wreck”; “Hard lovin´ man”, donde el Hammond de Lord te va acariciando hasta envolverte, in crescendo culminado con esa catarsis guitarrística de Mr. Blackmore. Mención aparte para la gran “Child in time”, auténtica obra de arte que estremece y hace aflorar mil sentimientos y estados de ánimo a quien la escucha por primera vez (y si no es así es que no te gusta la música rock).
Una vez traspasas la puerta que supone el monte Rushmore con las caras de (de derecha a izquierda) Paice, Glover, Lord, Blackmore y Gillan esculpidos en su piedra y pones el disco, ya no hay vuelta atrás: la maravilla hecha hard rock que es este álbum te atrapa y ya nunca te suelta.
LED ZEPPELIN : “III”
Lanzado el 23 de octubre de 1970, a las dos semanas ya había alcanzado el número 1 en ventas tanto en EE.UU como en las islas británicas, pero nunca igualó las cifras de sus predecesores ( “I” y “II”) ni las de su inmediato sucesor (Led Zeppelin “IV”).
El ser un disco más acústico y menos rockero desconcertó tanto a seguidores como a críticos musicales. Precisamente su mérito radica en eso: fue la primera prueba de fuego de la capacidad de la banda para moverse más allá de los clichés comerciales del rock.
Robert Plant (cantante) y Jimmy Page (guitarra) se encerraron en una cabaña en el norte de Gales llamada Bron-Yr-Aur en busca de la inspiración para dar forma a los temas de este “III”. Sin la presión ni las prisas que les impusieron para crear y grabar los dos primeros discos de la banda, afloró en ellos esa esencia que ambos habían descubierto ( y que les había encantado) en grupos como “The Band” o “Crosby,Stills & Nash”, componiendo una colección de canciones de base acústica, raíces folk e influencias blues (esto último claramente apreciable en temas como “Since I´ve been lovin´ you”, con uno de los mejores y más sentidos solos de guitarra facturado por Mr. Page a lo largo de toda su carrera).
Si bien el inicio del álbum sí es típico Led Zeppelin con la gran “Inmigrant Song”, esta tercera entrega de los de Londres contiene momentos atípicos, originales e incluso transgresores como “Friends” con esa escala esotérica que Page había adoptado en un viaje a la India, o “Tangerine” y su introducción suave y deliberadamente incorrecta. Atípica y original fue así mismo la portada del disco, con la inclusión de una rueda giratoria con ventanas recortadas por lo que la imagen exterior de la carátula cambiaba según girases dicha rueda.
Quizá adolece de no tener un “Whole lotta love” como su predecesor o un “Satirway to heaven” como su continuación discográfica, pero este Led Zeppelin “III” fue un disco fresco y espontaneo (aunque nada en él es al azar) y fue una atrevida apuesta de unos musicazos que ya eran superestrellas y que, contrarios a estancarse en el éxito fácil, nos muestran una inabarcable inquietud artística / creativa.
BLACK SABBATH: “Paranoid”
Los chicos malos de Birmingham, que ya unos meses antes habían sentado las bases del heavy metal con su homónimo debut discográfico, consiguen con este “Paranoid” facturar una obra maestra inmortal sin parangón.
Grabado en tan solo 5 días en los míticos Regent Sound Studios y editado el 18 de septiembre de 1970, este disco catapultaría a Black Sabbath al éxito mundial permitiéndoles girar por primera vez por USA, donde “Paranoid” llego al número 12 en las listas de ventas.
Varias de las mejores canciones de la historia de la banda las podemos encontrar aquí. Desde ese protopunk que es el tema título del álbum a la gran “War Pigs” (ácido alegato contra la guerra de Vietnam), pasando por ese viaje astral lisérgico que es “Planet Caravan” hasta esa joya heavy que es “Iron Man” o la oscura y cañera “Hand of Doom” que da nombre a todo un estilo musical (el doom metal). Ocho trallazos incontestables que convierten a este álbum en el cénit discográfico de “los padres del heavy metal” y quizá el más influyente de su historia. No en vano casi todos los cortes de “Paranoid” han sido versionados mil veces por bandas tan grandes como Pantera, Faith no More o Megadeth. Y es que nunca sonaron tan compactos Black Sabbath como en este disco, el cual, además contiene algunas de las mejores interpretaciones individuales de Ozzy a la voz, Iommi destripando riffs eternos, y Butler (bajo) y Ward (batería) sentando los cimientos de lo que sería la base rítmica estándar por excelencia del heavy.
Si alguien te pregunta que dónde está la esencia del heavy metal, la respuesta es obvia: “Paranoid” es la esencia primigenia del heavy metal.
OTRAS OBRAS MAESTRAS DEL ROCK DE 1970
-The Who : “Live at Leeds”
-Carlos Santana : “Abraxas”
-Uriah Heep : “Very ´eavy, very ´umble”
-Ten Years After : “Cricklewood Green”
-Creedence Clearwater Revival : “Cosmo´s Factory”
-The Doors : “Morrison Hotel”
-Crosby, Stills, Nash & Young : “Deja Vu”
-Genesis : “Trespass”
-Jethro Tull : “Benefit”
-The Stooges : “Fun House”
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