Download 2018: Guns N’ Roses

Y llegó el momento más esperado por muchas de las 40000 almas que nos congregamos ese viernes en el recinto abierto de la Caja Mágica. Tras haber esperado dos horas desde nuestra llegada, haber visto a unos fríos Bullet for my Valentine, visualizado desde las pantallas a Clutch, ofreciendo un muy buen concierto, llegaba el turno de los californianos más famosos de la historia del Hard Rock. A una distancia de unos 15 metros del escenario, enlatado junto a otros “afortunados”, nos disponíamos a escanciar, paladear, saborear e ingerir a una de esas bandas que había que ver al menos una vez en la vida, por lo tanto, la expectación era máxima. 

Siendo las 20:55 horas, casi temiendo los famosos retrasos de antaño de Axl & Cía, comenzó en las pantallas una especie de corto animado recordando a Terminator, donde un tanque con el logo de los Guns N´Roses pisaba cráneos, ametrallaban zombies y lanzaban cañonazos cada cierto tiempo, ya utilizado en su gira reciente Once in a lifetime. Así durante 25 minutos, mientras, la gente se inquietaba o vitoreaba a los operarios de luces que subieron con escalas por detrás del escenario… pero cuando pensábamos que la cosa se estaba alargando demasiado, aparecieron los héroes del día, del Festival, aquellos por los que los restantes tres escenarios se quedarían inactivos durante las tres horas previsibles que iban a tocar.

Normalmente, este escribano dedica tiempo y va por orden en lo referente al orden de las canciones. Soy meticuloso en ese aspecto, me gusta transmitir todo lo que voy percibiendo y las sensaciones bastante ordenadas. Sin embargo, después de mucho meditarlo, no va a ser así, porque el concierto en su conjunto no me gustó del todo, es más, me decepcionó enormemente. Aquella sempiterna frase de menos es más, se la podían haber aplicado. ¿Que se sabía desde hace días su más que posible repertorio?, es cierto, pero uno no espera que pudiera resultar hasta cierto punto tedioso un show de los jodidos Guns N´Roses. Que canciones increíbles como Estranged, You could be mine, Live or let die o Welcome to the jungle no te pusieran los vellos de punta, que no hubiera emoción en It´s so easy, la primera de todas, que Civil War te sonara rara, diferente, que Yesterday no te recordase la añoranza de cuando la oías a todas horas… es difícil de conseguir. Pues lo consiguieron. 

Que las primeras filas no vitoreasen como a un héroe al gran Axl cada vez que finalizaba un tema, creo que incluso él lo percibía por el gesto taciturno que nos devolvía, era algo impensable. Que las tres canciones del odiado Chinesse Democracy, Better, This I love y la misma Chinesse Democracy, ralentizaran hasta límites insospechados el ánimo de los asistentes, era insostenible. Patience, Used to love her, del Lies, Mr Browstone y Rocket Queen del Appetite, eran temas sombras, interpretados sin pena ni Gloria, cayendo pesadamente sobre una audiencia que nos mirábamos de uno a otro no sabiendo que decir ni interpretar. ¿Pero qué coj… estaba pasando?. 

Si a ese combo, le añadimos que cada uno de la banda iba a su bola, sin interactuar, saliendo escopeteados del sitio cuando se acercaba el otro, la sensación generalizada era de pura y simple desconexión. Fue más la expectativa que el resultado. Doble talkin´ jive y Coma se hicieron eternas, hasta Sweet child of mine no resultó demasiado convincente, pese a los intentos del personal por autoanimarse y reactivarse. Los en teoría pedazo de músicos que copaban el Main Stage, parecían músicos hechos pedazos. El aspecto de Axl, salvando las distancias y con todo el respeto del mundo, me recordaba a mi querida tía Miki, pero con 10  años menos. A penas si llegaba a las notas altas y en muchas ocasiones, pese a intentarlo, su torrente de voz, antaño potente e infalible, se tornaba en un hilo insultantemente imperceptible, demasiado bajo para lo que nos solía ofrecer. Slash fue el triunfador de la noche sin duda, con sus solos indiscutiblemente únicos, a veces algo tediosos, a veces sublimes. Duff estuvo impecable, y por cierto, el tema que interpretó cantado de los Velvet Revolver Slither fue de lo mejor de la noche, superando a su comandante. El segundo guitarra, Richard Fortus fue otra de las excepciones de la noche, de manera individual. Infalible, persistente, dinámico, enérgico… sin embargo, el teclista Dizzy Reed, pasó bastante desapercibido. Frank Ferrer a la batería fue otra sorpresa positiva, fiable aunque se echaba de menos el punch especial de Steven o de Matt. La corista y teclado Melissa Reese, nos dio la sensación de que en cualquier momento se iba a comer al propio Axl, lo que dejaba bastante mal parado al malogrado Señor Rose. 

¿Y cómo es posible que con esos musicazos se tornara un teórico concierto épico en un concierto tópico?. Pues no lo sé, pero para mí, personalmente, lo consiguieron. Al cabo de dos horas, mis amigos y yo, levamos anclas desde las primeras filas al igual que estaba haciendo un pequeño sector de allí, y nos retiramos a posiciones cercanas a la barra para refrescarnos con unos litros de bebida “energética”, y curiosamente desde allí, percibimos otro concierto, no a raíz de dichos líquidos, sino porque sabíamos que después de 23 canciones, ya quedaban pocas. November Rain puso algo más de sentimiento y afinidad, Knockin´on heavens door sonó brutal y Nightrain relanzó el concierto. Sin embargo, todo el pescado se había vendido, restando Don´t cry, muy emocionante, la versión de The Seeker de los Who y la grandiosa Paradise City como colofón y éxtasis absoluto que no impidió una sensación generalizada de que algo no había ido bien. Ni siquiera menciono las “otras “ seis canciones que interpretaron del concierto, y eso que algunas eran bastante buenas como el I wish you were here de los Pink Floyd (y de la cual pude disfrutar hacía un escaso mes por el propio Roger Waters en el Wizink Center). Había faltado algo y habían sobrado muchas cosas. No hubo locura, no hubo sangre, ni siquiera sudor, y no por la aglomeración ni porque soplaba una brisa ligeramente fría para entonces. 

Los Guns N´Roses ya no funcionan, así de simple, así de triste, así de real.

Para mí y para muchos, Once in  a Lifetime. Una vez en la Vida… y no más.

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