Festival en marzo, día laborable y un tiempo de mil demonios en Pozal de Gallinas, Valladolid. El magnífico cartel que el Galia Metal Fest ofrecía hizo que hiciéramos todo lo posible por tener ese día libre y disfrutar así de este nuevo evento que Kivents ofrecía. Empezamos nuestro resumen con el primer día:
A Dawnlight, grupo de Valladolid, le tocó abrir la primera jornada. Ser los primeros siempre es difícil. El sonido y la hora no eran los ideales, pero lo dieron todo en el escenario para animar al escaso público. Power metal de corte clásico, con temas de su primer trabajo «Eternity» y un buen cierre versionando I Want Out de Helloween.
La banda asturiana de metal sinfónico con toques celtas Last days of Eden empezó con mal pie en el Galia, teniendo casi hasta el final de su actuación un sonido bastante deficiente, incluso con problemas en el micro de Lady Ani, cantante del grupo.
Con 50 personas más o menos en el recinto (algo más que con Dawnlight), Last Days of Eden no se achicaron ante la hora y los problemas técnicos y dieron un muy buen concierto. En directo suenan más contundentes que en estudio y Lady Ani sobresale con su voz y su presencia escénica.
Cambiando totalmente de estilo, suben a escena Foscor con su atrevida propuesta de post black metal cantado en catalán; parece que el sonido se va acomodando con este grupo afincado en Cataluña, aunque sigue habiendo problemas, sobre todo con la voz del cantante.
Con canciones de sus dos últimos discos “Those horrors wither” del año 2014 y «Les irreales visions» del 2016, Foscor nos hicieron olvidar que estábamos aún en una hora muy temprana de la tarde.
Llegada la última canción, Fiar, cantante del grupo, tuvo el detalle de dedicársela a Guille, batería del grupo WORMED fallecido en marzo de este año.
Earth Electric es una banda que mezcla acertadamente hard rock con pinceladas de progresivo y psicodelia, comandados por el veterano guitarrista Rune Blasphemer Eriksen (Mayhem, Ava Inferi, Aura Noir…) y por la excepcional voz de Carmen Simões (Ava Inferi, Moonspell, Aenima…), que hizo que la gente saliera de su letargo y se fuera acercando poco a poco al escenario para ver a este grupo que, sin duda, fue el gran descubrimiento del primer día del festival.
Con tan solo dos horas de sueño Costin Chioreanu llegó al Galia para montar su exposición «Tales of the Wind», ilustraciones basadas en la música de Earth Electric. Como anécdota, nos comentó que había conocido al grupo personalmente ese mismo día.
Con Iron Gods subieron al escenario los Stormwarrior para empezar su concierto repleto de himnos power metaleros. Durante los 45 minutos que estuvieron en escena haciendo que el público (algo más numeroso por fin) se moviera, hicieron un repaso a sus veinte años de carrera: Heavy Metal Fire, Metal Legacy, Ragnarok, Thunder & Steele, Bloode Eagle, Steel Crusader, Odin’s Warrior…
Y aunque su última publicación es del año 2014, sus fans siguen siendo fieles y así lo demostraron en esta actuación.
Rage: Suena la intro y «Peavy» Wagner, Marcos Rodríguez y «Lucky» Maniatopoulos entran en escena para empezar el mejor concierto de la noche (bajo nuestro punto de vista) con Justify. Después de más de 30 años de carrera, es admirable la capacidad de Wagner para mantener un altísimo nivel empezando prácticamente desde cero con una banda totalmente renovada. Contundente Maniatopoulos a la batería y excepcional a las guitarras el alborotador (ser venezolano ayuda mucho a comunicarse con el público) Marcos, que además hace un gran trabajo apoyando a Peavy en las voces.
Como ya hicieron la última vez que los vimos (en el Leyendas del Rock del 2017), mezclaron perfectamente temas antiguos como Shadow Out Of Time o Turn The Pages con los más modernos (Season Of The Black, Blackened Karma…)
Cerraron el concierto con Higher Than The Sky, combinándola con Heaven And Hell y Holy Diver en su habitual homenaje a Ronnie James Dio, con Marcos a la voz.
Windmill terminó esa noche con la actuación de Stravaganzza, que empezó de manera muy fría, con un Leo Jiménez nada contento con el sonido intentando en todo momento que pudiera solucionarse haciendo gestos hacia la mesa de los técnicos.
A pesar de estos problemas que estuvieron presentes durante todo el concierto, no se le puede negar a Leo la innegable capacidad vocal que posee.
El directo de Stravaganzza se basó en sus 4 discos (actos) dejándonos canciones como Dios, y En Soledad Me Lamento o Mi Tempestad de su primer acto; Esperanza, Pasión, Desilusión o Dolor del segundo; Deja De Llorar, Grande y Máscara De Seducción del tercero y Cuestión De Fe, Sin Amar o Raíces del cuarto acto.
Terminaron el concierto con dos versiones muy conocidas y esperadas por el público asistente Hijo De La Luna (original de Mecano) y Eloise (original de Paul y Barry Ryan)
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