Throes of Dawn. «Our Voices Shall Remain» Los colores de la oscuridad.

Desempaquetas tu nuevo cd, lo metes en el reproductor, le das al play y comienza el viaje.

Realmente en mi caso fue un descubrimiento mientras hacíamos zapping en el coche mi querida amiga Ana y yo, después del concierto de febrero de Devin Townsend en Madrid. Una carpeta llena de discos rezagados y desconocidos para escuchar y analizar en Radio Subterranea y, entre otras joyas, estaba el nuevo disco de los finlandeses Throes of Dawn «Our Voices Shall Remain».

No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar y la sorpresa fue mayúscula. En mi vida suelo dudar del 90% de las cosas,  pero si Ana me recomendó escucharlo, había que hacerlo sí o sí.

Sólo conozco (después de una mínima investigación a posteriori) el trabajo anterior de la banda y es verdad que es algo más salvaje y contundente pero, centrándome en el trabajo de 2016 y desde mi novatez, lo considero un trabajo mayúsculo y creo que muy íntimo.

Un álbum de Dark Metal compuesto por siete extensas pistas en las que predomina una atmósfera oscura, que mezclan en una gama cromática que va de una tristeza inicial desarrollándose, no a la felicidad, pero sí a una cierta esperanza interior y personal.

 

Throes of Dawn abren con Mesmerized, una ligera base de teclado de Henri Andersson y dos notas de guitarra de Jani «Zeus» Heinola te van adentrando poco a poco en un trance basado en uno de los sentimientos más dolorosos del ser humano que es el amor. Se incorporan la batería de Juuso Backman y Harri Huhtala al bajo y Juha Ylikoski con su agonizante y sutil guitarra. Después de casi 4 minutos el silencio es roto por la voz de Henri «Kaamos» Koivula terminando de darle forma al tema y definitivamente empieza la experiencia de ese amor roto o no correspondido. Nueve minutos y medio que me hacen despertar una fuerte curiosidad sobre el resto del álbum.

We Used to Speak in Colours es el segundo tema en el que directamente despliegan todos los medios haciendo una entrada potente, al contrario que en Mesmerized. Intensidad y delicadeza se unen dando unas preciosas pinceladas de sinfonismo, dando altos y bajos como si del cerebro de una persona inestable se tratase.

En Lifelines te tienen durante 4:50 minutos en una apacible y triste agonía hasta que estalla todo por los aires y sin dejar su anterior dinámica, la guitarra de Juha llena todo de color, dejándote en éxtasis y preparado para la siguiente apisonadora.

The Understanding sigue con la estrategia de comenzar acariciándote la mente con una introducción suave que va creciendo poco a poco para terminar deleitándonos con un solo de guitarra de los que ponen los pelos y pelazos de punta. Una subida de intensisad suave y definida la cual también usan para terminar con sus casi 10 minutos de duración

Our Voices Shall Remain es el tema homónimo. Quizá el tema más «comercial» del disco. La linea de bajo de Harri Huhtala es continua y perfectamente apoyada por una base rítmica sincera y perfectamente acoplada de la batería de Juuso Backman. Y como no, Juha vuelve a dejarnos atónitos con otro solo que pone la guinda a este pastel para terminar con un temazo digno de radiar por todas las emisoras.

One of Us is Missing diría que es la balada del disco. Un tema «tranquilito» y precioso lleno de coros y atmósferas suaves con las que finalmente se terminan desmelenando con una ligera subida de intensidad

Y para finalizar tenemos el tema más largo y el que personalmente más me gusta. «The Black Wreath of Mind». Una montaña rusa en la que subimos y bajamos estrepitosamente y en la que nos dan un ligero resumen de lo que hemos podido disfrutar a lo largo del disco. Además Henri «Kaamos» Koivula nos muestra otro de sus talentos que es tocar el saxofón en la parte central del tema dando paso al momento más pinkfloydiano. A partir de aquí, un sutil solo de guitarra comienza para terminar de hacer crecer la bestia. Un crescendo suave y firme en el que poco a poco van subiendo todos la intensidad, haciendo un trayecto muy atmosférico y profundo para culminar en una guitarra principal que pasa, de una ternura limpia acompañada de coros, a un guitarrero distorsionado con un colchón de piano magnífico, haciendo un final de disco excelente y magistral.

Quizá no sea la alegría de la huerta y no lo pongas en las fiestas con tus amigos, pero este disco esconde en sus 66 minutos grandes momentos llenos de matices y colores que llenarán tu oscura y vacía vida 😉

 

 

 

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