(Una aventureja Rockera)
Y heme yo allí en Torres, un pintoresco pueblecito de Jaén rodeado de pequeños montes repletos de olivos, que me daban la bienvenida soltando sus descargas polinizadoras, por aquel entonces bastante incómodas para mí. Había ido yo solo a esta aventura, a unos 200 kilómetros de Ciudad Real, con mi Peugeot 309 rojo.
El motivo era bastante recurrente a la vez que llamativo por el lugar en el que se celebraba ese Festival, el Torres Rock, con un cartel alucinante para aquel entonces, digno de las grandes arenas del país como Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao. Los germanos Gamma Ray como cabezas de cartel, ¡¡los puñeteros Gamma Ray!!… Impensable en mitad de donde fue. El caso es que los promotores del Festival decidieron hacer una segunda edición, tal vez animados por los festivales como el Piorno Rock o el Atarfe que por entonces estaban muy demandados. El resultado no fue el esperado, pero ahí estábamos unos cuantos centenares de forofos del Metal, deseosos de ver también a Kreator, a la Gran Dorothea Pesch (que sustituía a los italianos Lacuna Coil que empezaban a despegar), a Freedom Call, a los Dragonforce por primera vez en España con su primer disco editado, a los portugueses Oratory y a los jienenses Moonlight Fear, que comenzaban su andadura.
Como me solía suceder por entonces, no calculaba muy bien las distancias ni el tiempo en recorrerlas, por lo que llegué inevitablemente tarde al inicio del Festival, y aunque me perdí muy a mi pesar a Moonlight Fear, lo agradecí porque la hora de inicio escogida, en torno a las 16:00 horas, ese día era bastante ardiente, y más teniendo en cuenta que estábamos sobre el asfalto de una pista de futbol sala al aire libre. Ese era el recinto, modesto y recogido, pero sin un ápice de sombra salvo la que te ofrecían las tiendas de merchan y los abrevaderos de los pocos valientes que por el momento asistíamos al evento.
Y ahí estaba yo delante de los portugueses Oratory, los cuales estaban haciendo un concierto correcto, desplegando su rollete Power melódico y cerrando con Eternal Flame de las Bangles. Lo que escuché de la actuación de los Moonlight Fear fue bastante bueno, aunque injustamente relegados a ser los que abrieran el Festival, sobre todo porque eran muy conocidos en la zona.
Más desconocidos eran los Dragonforce. Por entonces un combo internacional proveniente de UK, formados por el guitarrista chino Herman Li, el también guitarrista británico Sam Totman, el veinteañero ucraniano Vadim Pruzhanov al teclado, el batería francés Didier Almouzni y el sudafricano vocalista ZP Threat y un bajista que no controlé, quizás era Adrian Lambert. El caso es que se presentaron con fiereza, con asombrosa maestría y ejecución, presentando seis temas de “The valley of the damned”: “Revelations” y “Black Fire”, “Black Winter Night”, “Starfire”, “Disciples of Babilon” y “The valley of the damned”. Aquello a muchos de nosotros nos impactó, sobre todo a los amantes del Ultra Power Metal, al doble bombo meteórico y a los duelos entre guitarras y teclado hiperacelerados. La verdad es que se marcaron un cortito pero buenísimo show. Para mí, era un soniquete bastante novedoso, por lo que me flipé y me inventaba la letra de las canciones y abría el bocancio, como hacemos casi todos. El vocalista me señalaba como diciendo, “tú si te las sabes, mamón”… nada más lejos de la realidad.
Freedom Call eran los siguientes, ya con el atardecer en ciernes, y según la organización del festival, el último concierto de Dan Zimmerman como batería oficial del grupo, ya que su papel en Gamma Ray era ya indispensable. Por entonces presentaban su último trabajo, “Eternity”, y le dieron un buen repaso a sus primeros temas, hímnicos, divertidos. “The Quest”, “Tears of Taragon”, “Metal Invasion”, “Pharao”, “Heart of the rainbow” o “Freedom Call” para cerrar un concierto brillante y muy cercano gracias a la simpatía y entusiasmo que destilaba Chris Bay, su vocalista y guitarrista. De hecho, nada más acabar el concierto se pasó a refrescarse el gaznate entre el público y le atrapé momentáneamente para intercambiar algunas impresiones mediante mi recién y duramente adquirido inglés tras una año viviendo en Irlanda. El tío super simpático, la verdad… pero a lo lejos, también en la zona para trincar alguna birra distinguí al vocalista y al batera de Dragonforce, por lo que me acerqué a ellos sutilmente y les braseé un rato. Lo curioso es que me acogieron, sobre todo ZP Threat, porque el francés era una sosainas del carajo, así que nos sentamos para ver el resto del Festival en las pequeñas gradas aledañas a la izquierda del escenario.
Desde ese momento, ya no estuve solo ni muchísimo menos. Hablamos de mogollón de cosas, trincamos cerveza, les invité creo que de más para la cerveceja que me trajeron de su camerino, canturreamos temas de Skid Row, los cuales le flipaban. Mis gallos en las partes agudas de I remember you eran rotundamente insultantes pero era bastante curioso cómo habíamos conectado en cuanto a gustos por bandas clasicas o el Speed Metal, por ejemplo. Paradojas del destino, quien le iba a decir que 14 años después se enrolaría en Skid Row. Alucinante, o el Karma, como dicen ahora los modernos.
Ahí me teníais, sentado con ZP Threat como si fuéramos colegas de toda la vida viendo a Doro, la Reina indiscutible del Metal, un pibón con una fuerza arrolladora que contagió a todo el mundo, presentando “Fight” y temazos de su ya por entonces extensa carrera musical. A punto de los 41 tacos, demostró por qué era un personaje tan carismático que, secundada por unos tremendos músicos, resultaba un portento energizado a la vez que hipnótica… Pero para entonces yo estaba en otros menesteres, porque mientras caían «I Rule The Ruins», «Burning The Witches», «Salvaje», «Fight», «When East Meets West», «True As Steel» o «Fur Immer», seguía departiendo con mi recién amigo del alma, gracias a los efectos de la cebada fermentada y a un par de cigarrillos de la risa que un generoso jienense nos lió. Nunca un “All we are” me había emocionado y entusiasmado tanto.
La noche cayó y el escenario se tiño de rojo y se llenó de humo para dar paso a Kreator, otro cañonazo en la cálida jornada de finales de mayo del 2003. Mille Petrozza comandó a los germanos con fogonazos de puro thrash con temas como «Violent Revolution», «Reconquering The Throne», «Pleasure To Kill», «Extreme Aggression», «Phobia», «People Of The Lie», «Terrible Certainly» o «Riot Of Violence» , cerrando el concierto con «Flag Of Hate» y «Tormentor». Por entonces no me molaba tanto el thrash como me pasa ahora, por lo que son de esas cosas que lamentas no haberlas disfrutado pese a haberlas vivido. Yo seguía de casquera hasta que el propio ZP Threat decidió que se iba a reunir con sus compañeros, ya que había estado casi medio festival desaparecido. Lástima no haber tenido una camareja en condiciones o cualquiera de nuestros teléfonos de ahora tan chulos para haber inmortalizado uno de mis encuentros con músicos más curioso.
Me encontré sentado de nuevo sólo, un tanto insociable por entonces pero dispuesto a no perderme a los grandísimos Gamma Ray. Una pena que, a pesar de que New World order era su último disco, tengo un recuerdo bastante difuso del concierto en sí. Estaba embriagado de pasión metalera, o eso pensaba, creo. El caso es que ver al menos a Kai Hansen con la formación más sólida de Gamma Ray hasta la fecha fue espectacular. Si además, tocaron temas como «Gardens Of The Sinner», «Armageddon», «Rich & Famous», “Razorblade Sigh», «New World Order», «Rebellion In Dreamland», «Last Before The Storm», «Land Of The Free»(espectacular, solo faltaba Michael Kiske), «Heavy Metal Universe», «One With The World», «»Heart Of The Unicorn», «Victim Of Fate», «Shine On», «The Silence» o «Somewhere Out In Space», quizás uno de los mejores set lists de todas sus épocas, el triunfo estaba garantizado. El gratísimo sabor de boca era bastante elocuente y asegurado. Con ellos se cerró un Festival que sólo se volvió a reaperturar en el 2016, pero para nada tan internacional, o más bien tan alemán como lo fue el Torres Rock del 2003.
Finalmente, después de haber comido algo y refrescado con bebidas 0 % alcohol, regresé a casa sano y salvo, con la memoria llena de muchísimas imágenes, pese al empanamiento en algunos momentos, y con la firme convicción de que Dragonforce pegarían fuerte, y que mi amigo de toda la vida, llegaría lejos, y vaya si lo ha hecho.
Por eso, después de 15 años, he decidido contar mi experiencia coincidiendo que 3 de los 7 grupos que tocaron en Torres en aquel tiempo, lo harán de nuevo en el Leyendas de este año. Espero y deseo que alguna vez podáis tener una aventurilla rockera como la que experimenté entonces. Espero y deseo no haberos aburrido durante estos escasos minutos de lectura.
Salud y Metal a espuertas!!!!!
Dejar una contestacion