Windmill en el Leyendas del Rock (3)

 

Los italianos Lacuna Coil fueron una de las bandas más esperadas que pisaron el escenario de Villena en la jornada del jueves 8 de agosto. Los de Milán, tras contar con una gran acogida en el stand de firmas antes del concierto, congregaron a un numeroso grupo de seguidores minutos antes de la velada, preparados para darlo todo.

Lacuna Coil cuenta con 20 años de trayectoria, en los que han publicado, hasta la fecha, ocho álbumes de estudio (en octubre de 2019 se lanza su nuevo trabajo, “Black Anima”), y son uno de los grupos que mejor sabe innovar y reinventarse con cada nueva fase que acomete. En lo que respecta a su estilo, aunque el término “metal gótico” siempre ha acompañado a los italianos, otros consideran que “metal alternativo” sea una definición que, aunque más difusa y general, aglutine un mayor número de las características o “toques” de los que se han nutrido los milaneses. Su estilo, sea como fuere, ha evolucionado considerablemente si comparamos el que fuera el disco que los diera a conocer (“Comalies”, 2002) o el último “Delirium”, publicado en 2016, ambos de gran acogida y buena crítica. En este último trabajo, mucho más pesado y contundente, han demostrado una madurez que pretenden consolidar con el nuevo “Black Anima”.

Con la conocida “Our Truth”, los italianos comparecieron ante un público que ya cantaba con ellos los coros iniciales del tema. Tenía pinta de que a poco que entregaran, tenían al público con ellos. Y así fue. Una hora de contundencia, melodía, desgarros guturales, estribillos pegadizos… y un regalazo por su parte: el estreno mundial en vivo de su nuevo sencillo, “Layers of Time”. Pero ya llegaremos allí.

Por si la elección correcta del primer tema fuera poco, el vestuario y maquillaje con el que se presentaron ayudó a crear la atmósfera perfecta (aunque quizá habría causado más efecto cayendo la noche). Todos los miembros varones portaban una indumentaria negra muy al estilo SlipKnoT, con un maquillaje facial blanco muy intenso, salvo el cantante Andrea Ferro, que permanecía apenas sin maquillar, a excepción del cuello, completamente negro. Resulta muy curioso percibir que, especialmente durante los últimos años, los italianos han optado por caracterizarse más en el escenario, adaptándose a la temática del disco que descargan (con “Delirium” su indumentaria presentaba un estilo “manicomio sangriento” que aumentaba el simbolismo de los temas que tocaban). En contraste, la archiconocida Cristina Scabbia apareció con un traje rojo que enseguida destacó en quién iban a posarse las miradas del respetable. Quizá este factor jugase un poco en contra de los músicos, quienes a veces parecían meramente “acompañantes del aquelarre” en el escenario, precisamente por la uniformidad de su vestuario. Cabe recordar que de entre los músicos se encontraba Marco Coti Zelati, bajista y teclista, quien no solo es miembro fundador de la banda, sino que ha aportado un estilo de componer e interpretar piezas de bajo de manera muy personal e importantísima para las diversas identidades y fases de la banda. En cualquier caso, es indudable que la caracterización con que aparecieron los miembros de Lacuna Coil fue un fiel reflejo del “alma negra” que nos espera.

Tras conectar con el público casi instantáneamente con “Our Truth”, llegó “Kill the Light”, del álbum “Dark Adrenaline” (2012), donde continuaron marcando un ritmo que volvería a hacer cantar al público con “Trip the Darkness”, del mismo álbum, un tema de estrofas rítmicas y estribillo pegadizo.

La siguiente parte del concierto destacó lo orgullosos que se encuentran los italianos de su último “Delirium” ya que tocaron hasta cinco temas del mismo (“The House Of Shame”, “Blood, Tears, Dust”, “Downfall”, “Ghost In The Mist” y “My Demons”). Un despliegue de riffs pesados pero abrumadores con el contraste de la voz desgarrada de Andrea (hay que reconocer lo mucho que ha evolucionado como cantante) y las melodías dulces de Cristina. Intercalado en este popurrí de “delirios”, los italianos nos regalaron, como hemos mencionado anteriormente, “Layers Of Time”, el primer single de su nuevo disco, un tema que combinó mil matices: potencia y desgarro con Andrea, contundencia gracias al efecto que le añade a esta canción el doble bombo a la batería, y melancolía y nostalgia con Cristina. No en vano, “Riffs y estrofas contundentes + estribillo pegadizo” es una fórmula que parece que les está funcionando muy bien últimamente. Interesante resaltar que no poca gente del público ya coreaba con ellos este nuevo tema, que fue presentado en sociedad hacía apenas unas semanas.

La banda en general sonó muy compacta durante todo el concierto, con cada una de las partes funcionando en pro de un todo. Andrea, que empezó el concierto quizá algo más discreto, curiosamente con temas en los que solo cantaba con su voz limpia, comenzó a crecerse precisamente en esta fase, cuando sacó su voz gutural a relucir. Pese a las críticas que haya podido recibir dentro del mundo del metal, hay que admitir que el piamontés ha trabajado duro tanto a nivel vocal como en presencia en el escenario. Cristina continuaba a lo suyo, aderezando sus matices vocales con sus expresiones faciales e incluso en su movimiento corporal (interesante como la milanesa se “adaptó” a su nuevo papel, ya que sus movimientos y expresiones como “delirante de camisa de fuerza” en las giras anteriores poco tienen que ver con esta nueva “Caperucita en la Boda Roja”). 

Cuando ya se acercaban los momentos finales del espectáculo, los italianos tiraron la casa por la ventana con una visita a su célebre “Comalies” y el tema “Heaven’s a Lie”, donde el público estalló en una comunión perfecta que duraría hasta el final, ya que continuaron con su ya famosa versión del “Enjoy the Silence” de Depeche Mode y finalizaron recordándonos a todos que tanto a ellos como a nosotros poco deben importarnos los problemas que nos podamos encontrar en pos de una meta, ya que “Nothing Stands In Our Way” (“Nada se interpondrá en nuestro camino”), todo un grito de guerra con el que suelen dar cierre a todos sus espectáculos, lo que no es de extrañar: conseguir que el público se vaya envalentonado y con un chute de autoestima y fuerza… simplemente funciona.

De este modo pasó Lacuna Coil por el Leyendas del Rock, con una comunión total de 60 minutos entre voces, música y público. Lo más destacable sería, quizá, el equilibrio total entre lo viejo y lo nuevo: comprobar cómo canciones tan diversas de etapas muy diferentes combinan a la perfección en un mismo setlist. Apreciar diferencias abismales entre pistas de batería antiguas y nuevas, pero que tengan sentido en conjunto. Que desplieguen pasión por el camino recorrido e ilusión por el que tienen por delante. Nuevo look, pero la misma armonía. Nuevo disco, pero éxitos de siempre. Nueva fase, pero siempre Lacuna Coil. Porque lo nuevo viene en octubre, pero seguimos teniendo las mismas ganas. Porque como nos hicieron cantar a todos: “We… fear… nothing”.

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