Jesucristo, tú me enseñaste el camino (2)

Como íbamos diciendo antes de ir al frigo y cambiando de tema…

Tras consultar varios blogs y páginas especializadas en cine, por lo menos tres, todos llegan al consenso de que la mejor presentación de un personaje de la historia del cine es la de Harry Lime en El Tercer Hombre (Carol Reed, 1949), interpretado por Orson Welles (aunque en ningún sitio dicen quién otorgó ese galardón ni quién votó). Y como tres son multitud, será verdad. Pero no. Con todos mis respetos hacia un clásico como El Tercer Hombre, Orson Welles y la panda de ignorantes que le votó, las mejores presentaciones de un personaje de la historia del cine corresponden, en orden ascendente, a Hannibal Lecter, Ford Fairlane, y Christine y, en consecuencia, esos fueron mis votos. Desde el primer riff de “Bad to the Bone” de George Thorogood and the Destroyers que abre la secuencia inicial de Christine (John Carpenter, 1983) me sentí como Michael Jackson en el cine en el vídeo de “Thriller”, con la misma cara de satisfacción, aunque algo más paliducha (pero sólo un poco) de “esto mola”. La secuencia muestra la génesis de uno de los grandes malvados del cine de serie B, y por tanto de todo el cine, justo en el momento en que sale de la línea de montaje. Porque, para evitar confusiones, debo aclarar que Christine es un coche y no una lavadora o una top model. Este auto-loco/a es un Plymouth Fury (lo que sería un Seat 1500 en España) un poco celosillo/a que se ventila a todo el que se interpone en su enfermiza relación con su nuevo propietario, Arnie, y que tiene un poder de regeneración que sonrojaría a Lobezno o al mismísimo T-1000 de Terminator 2. No pienso decir que el libro está mejor que la película (pido perdón a los fans de Stephen King).

Cuando vi Demons (Lamberto Bava, 1985), yo no conocía el género Giallo, aunque ya había visto varias películas sin saber ni que existiera (Aquella Casa al Lado del Cementerio, Zombi 2, Suspiria…). Para no alargarme mucho y simplificando todavía más, y aun a riesgo de que algún cinéfilo o crítico se presente en mi casa con una recortada, definiré el género Giallo como “el cine de terror italiano”. Repasando algunas de las películas más representativas del cine Giallo, descubrí que muchas de ellas tenían bandas sonoras muy rockeras e incluso algunas trataban sobre bandas de rock, casi siempre enmarcadas en el subgénero slasher. En el caso de Demons, la banda sonora es casi 100% heavy: Saxon, Scorpions, Pretty Maids, Billy Idol, Mötley Crüe… y en el cine estaba yo como un gremlin haciendo headbanging. La historia es compleja: gente atrapada en un cine que se convierte en demonios (que bien podrían haber sido zombis o testigos de Jehová). Pero si por algo me marcó la película fue por la utilización descarada del “deus ex machina”. Me explico: en su intento de huir del cine, los atribulados espectadores se encuentran con que las salidas están bloqueadas por un muro (?) y después de sufrir lo indecible luchando contra los demonios se encuentran en un punto sin escape ¿Qué pueden romper y por dónde pueden salir? y no me digáis que el silencio y por soleares. Pues ni siquiera eso: el techo se hunde y cae un helicóptero (???). Y si después de esto alguien duda de la verosimilitud del guión, aquí os dejo al más aguerrido de los confinados desmembrando demonios a machetazo limpio cual Sandokan en moto, con “Fast as a Shark” de Accept a todo trapo, que motiva más.


De vuelta al frigo y continuamos.

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