Kevlar Skin + Crisix: Sala Hangar 26/2/2020

El pasado miércoles un devastador fenómeno atmosférico asoló la capital cordobesa que hizo incluso temblar los cimientos en su epicentro, la sala Hangar. Dicho fenómeno tiene nombre y procedencia, se llama Crisix y viene de Barcelona. Menudo vendaval señores, menudo vendaval.

 

Pero vayamos por partes, empecemos por el principio. La organización tuvo claro el concepto del evento: no dejar prisioneros. Y fueron a asegurar: de teloneros los locales Kevlar Skin. Cualquiera que conozca un mínimo la escena metalera cordobesa sabe de sobra de qué estamos hablando, no era un grupo para calentarle el asiento a Crisix, era una apuesta para dejar claro desde el principio que el nivel iba a ser muy alto.
Con una sala ya con un número de asistentes bastante importante (la venta de entradas rozó el sold-out) los cordobeses descargaron con rabia y contundencia todo su Brutal Death Metal. Más de 20 años de experiencia a las espaldas (encima más de la mitad de la formación comparten gritos y tralla en Extirpating the Infected) y suenan más atronadores que nunca.
Desde el minuto uno la mitad delantera de la sala se transformó en un interminable pogo que no acabaría hasta la conclusión de la banda catalana, horas más tarde. Muy técnicos, muy agresivos, desde la primera canción ya te clavan los graves en el pecho y no te sueltan y la gente como no, como loca. Mención especial merece el sonido que se cascaron, aparte de arrolladores sonaron especialmente nítidos, muy meritorio sabiendo la complejidad que acarrea este tipo de música en este tipo de sala. Guitarras, percusión, línea de bajo y voz perfectamente diferenciadas sin mermar en ningún momento la brutalidad del concepto sonoro.
Grandísimos músicos y grandísimo trabajo del técnico de sonido.
Valientes y violentos, con una actitud inmejorable hicieron suya la sala y realmente parecía que la peña iba al espectáculo por ellos. Mucha complicidad con el público, se veían con ganas y salieron por la puerta grande. Bolazo. Kevlan Skin, apunten ese nombre, si pasan por su localidad no se los pierdan, cuando se lo cuenten habrá sido tarde.
 
Primera visita de Crisix a la ciudad califal y lo único que tengo clarinete es que si existe una segunda (como ellos prometieron más de una vez a lo largo de la noche) todos repetiremos.
Menuda tralla, menudo sonidaco, menuda peña. Infinidad de giras, cambios en su formación, varios trabajos de estudio y siguen encima del escenario con la actitud de unos chavales de 20 años queriéndote demostrar que son la puta hostia. Ofrecieron un espectáculo que empezó a lo grande y no decayó ni un solo segundo hasta la última nota del concierto. Una pequeña intro para captar la atención del público y al grito de «Me cago en Dios» primer trallazo: «Critical Mass» (primera versión de la noche) y ya no habría marcha atrás, sonido espectacular, un minuto de actuación y los habituales del pogo chorreando de sudor.
Un acompañante se me acerca y me dice «¡qué buenos son!», joder, es que son muy buenos.
«Xenophor Blood», sin descanso y sin dejar descansar. «Rise then rest», «Conspiranoia»… brutalidad en estado puro. Hicieron repaso de temazos de su carrera recurriendo de vez en cuando a versiones («Imitation of Life» de Anthrax o «Toxic Waltz» de Exodus) que se insertan perfectamente en la personalidad del grupo en directo (ojito a su reciente disco de versiones). Hubo, como no, homenaje a Dragon Ball con la potente y divertidísima «Frieza the Tyrant», hubo wall of death, hubo de todo. Impresionantes músicos.
Otro compañero se vuelve a girar y me suelta «¡que buenos son!», lo sé joder, lo sé.
Es acojonante el dominio que tiene el grupo de todas las parcelas y matices del Thrash Metal, acercándose muy de vez en cuando al Death. Javi Carrión rápido y técnico, todo lo que se le puede pedir a un batería del género y mucho más. Pla Vinseiro, el último en llegar, impecable al bajo y  dando muestras evidentes de que echa de menos el micro, perfecto a los coros y, como todo el resto de miembros, impecable en actitud. Con la manera de compartir melodías y de compenetrarse de la dupla guitarrera en algunos momentos te venían vientos de la época dorada de Slayer. Marc muy comunicativo y dinámico, Albert un auténtico animal, con el sudor de la gira acabamos con la sequía seguro. Juli Baz un auténtico espectáculo, a ver quién cojones le dice que no ha nacido para esto, espectacular voz y un animador nato. En un momento de la actuación incluso llegaron a hacer cambios de instrumentos en una ronda de versiones donde no faltaron Beastie Boys o Pantera.
Para el fin de fiesta nos tenían preparados G.M.M., Bring’em to the pit y Ultra Thrash. En serio, no sé de donde sacaban fuerzas los temerarios de las primeras filas. Aquello ardía y el grupo no hacía más que echar gasolina. No paraban de jalear al público y la tralla no descansaba nunca, aún me pitan los oídos.
«¡Que buenos son!» me decían, ya lo sé hostias, ya lo sé.
En fin, un espectáculo sublime al que no le faltó absolutamente nada. Un grupo en el que reflejarse ,un ejemplo para las bandas venideras cuyo objetivo máximo sería aspirar a toserles de igual a igual encima del escenario. Por algo están en el Olimpo del Trash Metal, se lo han ganado a pulso por música, por curro, por ganas y por actitud.
El grupo se despidió recordando su agradecimiento por la cantidad de gente que habían conseguido reunir para su causa siendo un día entre semana (y porqué no decirlo, partido de Champions de por medio).
El motivo es muy simple y sencillo: ¡es que son muy buenos!

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.