Light Among Shadows / Acid Tree: Krater 16/09/18

Light Among Shadows  

Difícil es abrir un concierto como para hacerlo sin apenas tiempo para la prueba de sonido. Con ese hándicap Light Among Shadows comenzaban en la sala Krater de Puertollano su concierto, haciendo ese estilo tan de moda como es el metal sinfónico, y que por otro lado hubiera sido más grandilocuente de no ser por lo comentado anteriormente. La vocalista María Barragán fue la más perjudicada, ya que adoleció la mayoría del concierto de un sonido ni tan siquiera aceptable, muy abigarrado, lo que le hizo estar incómoda como ella misma confesó después de la velada.

Pero todo ello no desmereció, y sin embargo sí que gustó el tesón por mostrar lo que hacen, la calidad que atesoran y la capacidad de adaptarse por encima de egos y relaciones externas. En esto último, el que presenció el concierto sabe de lo que hablo.

Con cierta puntualidad, se situaron los sevillanos o más bien se pusieron donde pudieron en el escenario, ya que sólo la batería instalada para Aquiles Priester (Edu Falaschi) ocupada la parte central del mismo. Otra desventaja más para ellos. 

Fue entonces cuando empezó a sonar la intro de su último álbum de estudio llamada “An intímate voyage toward Extintion”, compuesta por su allí presente productor, mezclador, ingeniero, teclista, arreglista orquestal …etc, Anthony Pinehills, el cual también hacía las veces de asistente de la banda, siendo en definitiva un auténtico hombre comodín. 

Tras la intro emergió ahora sí, la verdadera energía de la banda con “A frozen heart”, una pieza que encajaría perfectamente con “The loneliest Road”, dos preciosas canciones, similares pero envolventes, potentes en directo, melódicas que no melosas como a veces ocurre dentro del género.

“Deep blue sea” aceleró el concierto con Alejandro Tineo entregado, cada vez más cómodo y adaptado a su reducido espacio, golpeando matemáticamente su kit de batería y usando el doble pedal con rabia y sutileza. Casi de manera tímida, María anunció “Of wonder and Horror”, de su anterior álbum de estudio, “Welcome … Back”, en el cual Adrien Fowl se lució a la guitarra al igual que Christopher Red a las cuatro cuerdas. Y es que tras esa apariencia sombría y oscura que el grupo muestra por temática y estilo, hay una calidad que puesta en las mejores condiciones, resultaría mucho más efectista, entusiasta, dinámica y que trasmitiría la misma energía que hay impresa en el álbum de estudio.

Sin embargo se desenvolvieron bien, pese a que echábamos de menos unas líneas vocales bien audibles en la platea. “Lost in a sea of Nightmares” cerraba el breve repaso a su segundo larga duración, pero no desmereció y sí acompasó el ritmo que hasta entonces llevaban. Y como tocaba endurecer y reactivar a los asistentes, con “In the dark of dreams” estuvieron perfectos, acometiendo un tema muy efectista, relativamente sencillo y que entraba perfecto. 

Para entonces, el concierto estaba en su recta final, y con “Do you remember the monsters”, María Barragán ya nos tenía enamoraicos a algunos, por su envolvente halo de misterio, relativa sobriedad y  buen hacer en las voces, o al menos en el intento de hacerse nítida, melódica y potente. Adrien Fowl se marcó un solazo endiabladamente corto que enlazaba con “A tale not to fall asleep”, perteneciente a su primer álbum “At the gates of down”, y que cerraba con brillantez una actuación deslucida por el sonido. Dos contraposiciones que de haberse conjugado bien, el sabor de boca de los asistentes hubiera sido plenamente satisfactorio. 

Aún así, a Light Among Shadows no hay que perderles la pista, son andaluces, se mueven por la geografía peninsular y, esto ya es un logro, se atreven a acompañar a unos brasileños con un batería díscolo, se recorren 3000 kilómetros en cuatro días, se apañan con el hueco que les dejan en algunos escenarios, son más majos que las pesetas, de un trato excelente, dispuestos, animosos, agradecidos, cercanos … El propio nombre a la banda ya los define, luces entre las sombras, calidad entre el ostracismo, canelita en rama… 

Acid Tree Sala Krater 16/09/2018

“Fields Of Gray” nos sumergió de improviso en la actuación de los brasileños Acid Tree, una maravillosa instrumental que nos embaucó e hizo que “Awake the iron” fuera muy bien acogida como primer tema interpretado del grupo. Ésta era la primera vez que pisaban escenarios españoles y venían a demostrar que pese a su corta carrera, con sólo dos Ep´s, “Arkan” y “Awake te Iron”, derraman calidad, confianza y tablas en cualquier escenario fuera de lo común. Su empeño por desarrollar un metal progresivo con matices de muchos estilos les está dando unos frutos increíbles, y los que los pudimos disfrutar,  nos deleitamos y sorprendimos gratamente. Sin embargo, “Awake the iron” era un primer cañonazo cargado de velocidad más próximo al power metal, con hipnóticos medios tiempos y rimbombantes arreglos y cambios de ritmos.

Al contrario que el grupo anterior, Acid Tree gozaron de un sonido más que aceptable, lo que contribuyó en gran medida a saborear mejor a este trío y su puesta en escena sobria, casi hierática, a excepción del dinamismo y entusiasmo del batería Giorgio Karatchuk, sublime durante toda la actuación, alentando al público para que este se moviera y siguiera con palmas cada ritmo machacón.

El siguiente tema, “Arkan”, sonó maravilloso, envolvente, duro y armónico, demostrando la extrema honradez y respeto por los ritmos sincopados que en ocasiones merece el seguir el estilo que practican. Una gratísima sorpresa para aquellos que no habíamos escuchado el material de estos brasileños y que sirvieron para que estos nos resultasen seductores, de esas sorpresas que en ocasiones encuentras a la vuelta de la esquina, en este caso, en Krater Puertollano.

Barren lands” y “Sweet insanity” terminaron por hacer de la noche, hasta ese momento, muy gozosa, y es que no era nada habitual escuchar esa sucesión de ritmos elaboradísimos, acústicas maravillosas por parte de Ed Marsen, su cantante y guitarra, una base rítmica al bajo de Ivo Fantini mega contundente y con enorme presencia, incluso, como mi amigo Toni Barona añadió acertadamente, la batería de Georgio tenía una reverb muy ochentera. Tan pronto te podían recordar a Blind Guardian como a Opeth o a Tool.  Por todo ello, las caras de los “comensales” reflejaban lo que estos Acid Tree estaban cocinándonos en vivo.

Con “So sings the crow”, su inicio ya era suficientemente convincente, suficientemente progresivo, para que los amantes del Prog nos acomodáramos con una satisfactoria sonrisa, y es que la particular voz moderada y suave de Ed Marsen, rompía con los esquemas del rock más duro, más cercano a la particular voz de Steven Patrick Morrissey de los británicos The Smiths. Éste tema además tenía tintes medievales, coros muy conseguidos y envolventes, lo que demostraba la versatilidad del combo.

Y llegaba el punto final del show interpretando “Caged sun”, una deleitosa y complicada composición, repleta de matices dada su duración, diez minutos. Recordaba a alguno de esos infinitos temas que se marcan de vez en cuando los americanos Dream Theater, ahí era nada.

En definitiva, un conciertazo tremendo el que se marcaron estos brasileños, que en cierto modo venían de tapadillo y que a la postre resultó ser el grupo que mejor sonido gozó de la noche, pudiendo de ese modo expresar sus creaciones sonoras de la mejor manera posible. Sin duda un increíble descubrimiento. 

Muito obrigado, Árvore Ácida!!!

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