Pinball Wizard – Thundermother: Sala Nana  20/02/2019

  • Cantidad de buenísimas críticas, muchísimas opiniones entusiastas los días posteriores por las redes, en el siguiente concierto aún seguían sonando los ecos y casi se podía sentir como arrasaron la sala Nana como si Atila sobre su caballo Othar se hubiera tratado. Y es que hubo que decirlo, hay que decirlo, mujeres al poder, tomando el protagonismo en una noche casi casi inigualable por todo lo que aconteció. De esas citas que recordaremos como si hubiera asolado la sala un viento huracanado, cálido, feroz, contenido y a la vez desatado, simplemente sublime.

Pero esta es casi la conclusión de dicha noche, un spoiler como dicen ahora los modernos, ya que intentaré brevemente meter al lector en dicha historia real, aunque por algunos momentos casi se trató de una ficción.

Pinball Wizard

Los sevillanos abrieron la noche, con la frontwoman Memphis Jiménez, un auténtico terremoto sobre el escenario, el incesante batería Sergio Sánchez y el contundente bajista David Gatica, dando una base rítmica de muchísimos quilates, cerrándose el grupo con el guitarrista Joey Deadcat, cumpliendo un papel mayúsculo al más puro estilo Page – Perry. Hardrock de la vieja escuela, que además sonaba de lujo, una tónica durante toda la noche y que engrandeció más aún la valoración y alimentó los sentidos de los que pudimos asistir en una sala que terminó llenándose un miércoles por la noche en Ciudad Real. 

Tras una breve intro, “Hard rock steals our heart tonight” apareció rabiosa, asombrando por su calidad, buena ejecución y sencilla pero salvaje puesta en escena, dando paso a “Come with me”, otro hipnótico trallazo.

Ya nos habían embaucado, ya estábamos convencidos que Pinball Wizard iban a triunfar esa noche, y eso que presentaban su único álbum de estudio, el cual había salido hacía justo casi dos años. “Shout it out and break the sound” nos relajó momentáneamente, y ya algunos con una cervecica en mano, nos contoneábamos cual serpénticas figuras al ritmo de Joey y sus característicos riffs del tema. “Money down” y “Shake me, shock me” sonaron crudas, sucias y extremadamente divertidas, originando no ya bamboleos y cabeceos al compás de sus ráfagas sónicas, sino una tremenda satisfacción en las caras del personal. 

Y es que dada la duración de los temas, de entre tres y cuatro minutos, el show de estos simpatiquísimos sevillanos estaba aconteciendo a una velocidad pasmosa, sin darnos cuenta y sin tregua alguna a excepción de los agradecimientos o los aplausos y vítores entre canción y canción. Con una entrada alucinante de Joey y la rasgada voz de Memphis, “Good girl gone mad” fue excelentemente acogida, del mismo modo que el pseudo striptease por parte del guitarrista al ritmo del sempiterno tema “You can leave your hat on” de Joe Cocker, descamisándose e iniciando a la voz el mismo la versión de los Blues Brothers “Sweet home Chicago”.  Éxtasis total, maravillosa forma de corresponder la cálida acogida a esta excelente banda. 

Pero para entonces, “Crazy for me” era el inicio de una triada final de extrema calidad y contundente calidez, completada por “Down to road” y “Hot dust”. Brochazo final a una actuación corta pero intensa, bravía, completa y extremadamente exquisita. Despedida, oes, oes, oes, foto finish y Pinball Wizard que salieron victoriosos en el primer envite de la noche… porque lo que vendría a posteriori sería la demolición absoluta.

Thundermother

Desde hacía unos meses se esperaba la llegada de estas suecas, ya que la fecha inicial se tuvo que posponer por coincidir con el VIII Kiss Kruise. Cita señaladísima en la temporada de Nana y que nos congregó con una expectación absolutamente embriagadora a más de cien personas entre habituales y no asiduos.

Con unos ánimos expectantes y entre el calor de la platea, se escurrieron las cuatro componentes del grupo y se situaron casi ya victoriosas en el escenario para comenzar el concierto con “Whatever”, de su último álbum. Rock and roll de alto voltaje con claras reminiscencias a lo AC/DC, con esa cadenciosa base por parte de Emlee Johansson a la batería y Sara Pettersson al bajo, impecables durante toda la noche. El combo lo redondearía también Guernica Mancini, con esa peculiar y potentísima voz, la cual se encargaría de felicitar por su cumpleaños antes del tema “Cheers” a una asidua rockera y amiga, Fatíma, como la acentuó la genial vocalista. De ahí en adelante, la sucesión de canciones haría una comunión electrizante entre la banda y el público. Pero sin duda, el elemento conductor de dicha conexión fue la fundadora de la banda y líder absoluta Filippa Nässil, una auténtica bestia a las seis cuerdas, hiperactiva, infalible y muy cercana. “Revival”, Racing on mainstream” o “Survival song” conectándose con “Hanging at my door” activarían de sobremanera el ánimo de los asistentes. Y es que el frenetismo de las composiciones, nos dejaban sin aliento, sin descanso, sin tiempo casi para asimilar el vendaval báltico que nos estaba devorando de fuera hacia dentro.

Y como no era de otro modo, la propia banda podía percibir esos sentimientos de éxtasis y júbilo, por lo que se las notaba especialmente motivadas ofreciendo una actuación impecable, de nuevo acompañadas por un sonido inmejorable, sin grietas ni estridencias sonoras, lo cual era muy de agradecer.

“Hellevator” y “It´s a just a tease” dinamitaron nuestras cabezas por completo a ritmo de unos riffs endiablados de Filippa, así que “Follow your heart” nos concedió una breve tregua, coreando su característico “Na na na na …” para de nuevo relanzar en la tercera parte del tema el concierto. Sublime Guernica. 

Las siguientes ráfagas, “Rip your heart out”, fustigadora, “Enemy”, evocadora de otros tiempos de puro rock and roll, “Quitter”, reivindicativa, “Deal with the devil”, salvaje y veloz. Y tras ellas, de nuevo tocaba coger aire por lo que “Won´t back down” sirvió para deleitarnos con uno de los muchísimos solos magistrales de la rubia guitarrista y comprobar como Emlee y Sara eran engranajes perfectos en la maquinaria Thundermother. 

Llegaba el momento de poner la recta final del show que hasta entonces estaba siendo absolutamente impecable y brillante. Así que “Shoot to kill”, uno de los primigenios temas de la banda, emergió y nos impactó de lleno a todos, incluido a este humilde escribano que se prestó para llevar en hombros a Filippa entre el público mientras se marcaba un solo de guitarra de “altura”. Uno de los muchos motivos por los que la sala enardeció y que se prolongó con “FFWF (Fight fire with fire)”. Pero había que incluir la imprescindible y preciosa balaba “Fire in the rain”, y las últimas andanadas, “Give me some lights”, “Thunderous” y “We fight for rock N´roll”, dejando al público con ganas de más, y eso que se habían marcado una veintena de temas, casi nada. Eso sí que era entrega, aunque aún tocaron como en toda la gira hispana, la adaptación de “Whatever” (Da igual) en español con Memphis de los Pinball Wizzard en el escenario compartiéndolo con estas cuatro suecas inagotables para el que fue momento de punto y final de una noche para recordar durante mucho tiempo.

La profesionalidad, la calidad y la simpatía de Thundermother y de Pinball Wizzard dejaron un hálito de esperanza en el eterno debate de que el rock está herido de muerte, así que una prueba de ello, una ligera chispa de lo que ocurre en muchas salas modestas y garitos que se atreven a organizar estos eventos, fue en una de esas noches de finales de febrero en una pequeña ciudad como esta. Sala Nana se atrevió y salió por esta vez de nuevo triunfante. En la mano de los que amamos la música en directo está la clave de preservar todo esto. 

Solo toca añadir, a por el siguiente bolo…

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