Windmill en el Leyendas del Rock (9)

Actualmente los australianos son considerados una de las mayores bandas de hard rock del planeta y dignos sucesores de sus compatriotas AC/DC, aunque también es cierto que hay gente que no los considera para tanto y los deja un escalón por debajo. Cuando en su día se anunció la confirmación de Airbourne como uno de los grupos que encabezarian ésta edición del Leyendas Del Rock, algunos criticaron la decisión tomada por la organización del festival al considerarlos un cabeza de cartel de segundo nivel.

Con una larga trayectoria de más de 15 años y cuatro discos en su haber con otro a punto de salir al mercado, Airbourne venían a callar bocas y a demostrar que son una auténtica banda de puro hard rock y enérgico rock and roll con grandes pelotas cuya propuesta musical con un sonido algo más duro y potente que el de AC/DC va más allá de ser una mera imitación. Simplemente con ver las dos enormes murallas de amplificadores marshall que montan sobre el escenario donde casi no dejan hueco para la batería te puedes hacer una idea de la avalancha sonica que se te viene encima.

Eran las 22:30 de la noche y en el escenario principal Azucena se podía apreciar como telón de fondo la intimidante portada del disco «Black Dog Barking» cuando empezó a sonar la banda sonora de Terminator 2. Bajo unas grandes proyecciones de luces rojas y una gran humareda salían a escena los de Warrnambool arrasando desde el comienzo con el auténtico pepinazo «Ready To Rock». Como viene siendo habitual en sus conciertos siempre con el incansable Joel O’Keeffe al frente con el torso al descubierto y luciendo unos brazaletes negros. Rápidamente enlazaban con otro trallazo que es el enorme hit «Too Much, Too Young, To Fast» de su primer aclamado disco «Running Wild» que se ha convertido en todo un clásico y referente de la banda, y con el que  que continuaban enfervorizando al público. Seguidamente nos adelantaban «Boneshaker» una de las primeras canciones extraídas del que será su próximo lanzamiento en salir al mercado y con el que siguen la estela creada en sus anteriores discos.
Hay que reconocer que todo el afán de protagonismo recaía en el infatigable Joel O’Keeffe que dejaba un poco apartados de las miradas del público a sus compañeros de batalla (Davids Roads a la guitarra, Justin Street al bajo y Ryan O’Keeffe a la batería), en «Girls In Black» se bajaba al foso subido a hombros de un ayudante, y en la siguiente «Chewin’ The Fat» como suele hacer en todos sus conciertos, abría una lata de cerveza golpeándola contra su cabeza para después lanzarla contra el público, hecho que hacía  enloquecer al personal. Con el medio tiempo y más denso de incuestionables coros «Rivalry» nos daban un pequeño respiro para a continuación volver a poner el pié en el acelerador con el guitarrero «Heartbreaker» que seguía caldeando todavía más si cabe el excelente ambiente que había.


La fiesta continuaba con la irreverente «Cheap Wine & Cheaper Women» donde Joel O’Keeffe volvía a acaparar la atención del público sacando una botella de vino, siendo aplaudido y vitoreado por todos los allí presentes para que se la bebiese. Después de estos momentos de locura y desenfreno donde la gente no paraba de saltar y pasárselo en grande volvían a apaciguar un poco el ritmo con ‘Bottom Of The Wall» un tema algo más sosegado en el que Joel O’Keeffe pedía al público que alzara y encendiera sus mecheros. Al finalizar aprovechaban para hacer el cambio de telón y presentar la impactante y llamativa fachada de su último disco hasta la fecha «Breakin’ Outta Hell» y que mejor manera de hacerlo que descargando la formidable canción que la da nombre. En «It’s For Rock N’ Roll» homenajeaban al desaparecido y malogrado Mr. Lemmy Kilmister sacando al escenario una mesa con ruedas donde se apreciaba el clásico logo de Motorhead con la palabra Lemmy’s y en la que una vez más el intrépido Joel O’Keeffe hacía una de las suyas preparando unos whiskeys con cola repartiendolos entre sus compañeros a la vez que brindaba con ellos y con el público al grito de Lemmy. Con la vigorosa «Stand Up For Rock N’ Roll» continuaban volviendo locos y levantando del suelo al respetable, tras la que se marchaban por poco tiempo de las tablas entre un gran clamor y gran ovación.

Una gran sirena tocada por el batería Ryan O’Keeffe al frente nos avisaba de que llegaba la recta final y con ella los grandes bises en la que su hermano Joel aparecía en lo alto del escenario atacando las primeras notas de la excelente  «Live It Up» para convertirlas rápidamente en impecable y sublime energía. La aclamada «Raise The Flag» continuaba esta más que excelente descarga de pura adrenalina para dar paso al que sería el último himno de la noche «Runnin’ Wild» donde hicieron una pequeña incursión en el clásico «Let There Be Rock» de AC/DC y con el que cerrarían este apoteósico espectáculo lleno de adictivos acordes y grandes decibelios.

Un grandísimo y explosivo concierto lleno de juerga y diversión el que nos dejaron los incombustibles australianos Airbourne que pusieron el recinto patas arriba demostrando ser una verdadera banda de auténtico rock and roll hecha para el directo, sin embargo aunque cada vez van ganando más adeptos y van escalando posiciones de forma imparable, todavía les falta un pequeño empujón para llegar a la cima y ser los firmes herederos de los legendarios AC/DC.

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