Me acerco a la sala y contemplo la primera sorpresa agradable de la noche: hay cola, y mucha. Era la primera visita a la ciudad del grupo albaceteño y se ve que se les tenía ganas. Buena noticia, ya que no hace mucho Vita Imana tuvieron que suspender su bolo en la capital cordobesa por la escasa venta de entradas. Vi muchas caras nuevas y sobre todo gente joven, cosa que remarcaría con satisfacción el propio Guillermo Izquierdo en un momento de la actuación.
Los encargados de abrir fuego fueron los locales Sine Die. Con más de la mitad del aforo ya en la sala la banda descargó su Doom/Death y la verdad es que se les notó cómodos, es cierto que jugaban en casa pero se nota el curro que hay detrás. En las primeras filas ya podía verse público que repetía con este combo cordobés y la verdad que tanto en sonido como en contundencia hicieron una actuación más que notable, sorprendiendo a más de uno. Para el final de la actuación se habían guardado otra de las sorpresas de la velada, David (Dagda) de los ciudadrealeños Celtibeerian subió al escenario para acompañar a la banda en su fin de fiesta.
Aún recuerdo cuando supe de Ángelus Apátrida por primera vez; fue allá por el 2010 y un compañero de curro (Antonio, metalero empedernido) me vino con una copia del Clockwork y me dijo «esta peña es de Albacete y hacen Thrash-Metal por su sitio»; casi 10 años después no he conseguido escuchar una frase que defina mejor al grupo. Hay una cosa que está clara: Ángelus Apátrida no han venido a este mundo a perder el tiempo: aman el Thrash-Metal, la gente les pide Thrash-Metal y ellos les dan el puto Thrash-Metal. Punto.
Con la sala casi completa (ni Toundra llevó a tanto público en esta sala hace poco, con el tirón que tienen), y tras una breve intro de la cual adivino a reconocer fragmentos de más de una canción, aparece el grupo para darnos el primer golpe: «One of us» y ponen de manifiesto que han venido para no dejar prisioneros.
En las primeras notas la muchachada (y algunos no tan jóvenes) empiezan el primer pit, que prácticamente duraría toda la actuación. Llega la hora de descargar arsenal nuevo y la banda nos deleita con «Sharpen the guillotine», tema que abre su último e incontestable trabajo y me llama la atención un comentario que escucharía durante toda la noche por parte de muchos de los presentes: «¡suenan igual que en el disco!». A lo que yo respondo que a lo mejor es porque las producciones de sus discos por fin hacen justicia a sus directos.
Sonaron como una máquina perfectamente engrasada pero con el alma de un auténtico animal, sencillamente lo de este cuarteto no tiene nombre encima de un escenario. Un grupo honesto,sincero, que huye de la pose como de la peste, no juegan al despiste, son comunicativos, cercanos e incluso cariñosos con su público. No les hace falta ser malotes ni dar miedo, cuando arrancan a tocar la música habla por sí misma y arrasan con todo lo que alguna vez creció.
Una delicia, una bestialidad.
Alternan clásicos como «Vomitive» o «Serpents of Parade» con los temas de su último disco. Mención especial a la esperadísima Farewell, un oasis melódico entre tanta tormenta, no solo oxigenó el concierto, la ejecución ponía los pelos de punta. La gente quería más y hubo más hasta la gran traca final: «Given´war», «Thrash Attack» y «You are the next» o cómo irse calentito a casa.
El mejor resumen de la cita la ponían las caras de satisfacción de cada una de las personas que mirabas del público. Una banda que demostró su solidez y firmeza en el escenario y que sin miedo a exagerar puedo afirmar que pocos en europa en su género pueden igualar. Al final, la banda agradecida estuvo por el local hablando y tomándose algo con sus fans.
Yo me voy con la satisfacción de haber comprobado que si te gusta un mínimo el Metal y los Ángelus tocan por la zona ,no ir a verles es la decisión más estúpida que vas a tomar ese día.
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