BLACK SABBATH: Medio siglo de heavy metal . (Segunda parte)
En 1969 Deep Purple eran ya sobradamente conocidos y Led Zeppelin irrumpía en el mundo de la música con una fuerza inusitada con la edición de sus dos primeros discos. Black Sabbath y su compañía discográfica (Vértigo) no podían permitirse el lujo de perder el tiempo y el grupo no tardó en entrar en los míticos Regent Sound Studios londinenses para grabar en tan solo dos días (entre el 16 y el 18 de noviembre de 1969) el homónimo disco debut que cambiaría la historia del rock para siempre.
Esta joya discográfica se editó el 13 de febrero de 1970. Esa misteriosa portada que transmite inquietud y desasosiego o temas como la propia “Black Sabbath” o “N.I.B” son piedra angular de todo un estilo musical que estaba naciendo en esos momentos llamado heavy metal. Presentando este disco comienzan a girar por toda Europa tocando en los mejores festivales del momento y compartiendo cartel con los grandes grupos de la época (Deep Purple, Free, Grateful Dead, Humble Pie…) y ganando popularidad con una celeridad asombrosa.
Tan solo cuatro meses después de salir al mercado su debut vuelven a encerrarse en los Regent Sound Studios para grabar (en cinco días) su álbum “Paranoid”, obra maestra que salió a la venta el 18 de septiembre de 1970 y con el que se embarcaron en su gira más ambiciosa hasta esa fecha, yendo al asalto de tierras americanas por primera vez; primera gira por EE.UU algo accidentada (ya en el aeropuerto de Nueva York les tuvieron más de 3 horas retenidos buscándoles estupefacientes llegando al bolo agotados y sin poder probar sonido) pero que les sirvió de alternativa y al mismo tiempo consagración como grupo grande en recintos de leyenda como los Fillmore (tanto el de San Francisco como el de N.Y.) o el Whiskey a Go-Go de Hollywood.
Este segundo Lp de Black Sabbath es editado en Norteamérica por el gigante Warner y entra allí con gran ímpetu en las listas de ventas, llegando hasta el número 12. Temas como “War Pigs” o “Iron Man” tienen su merecido hueco en los anales de la historia del heavy metal. La densa y pesada “Hand of Doom” da incluso nombre a todo un estilo musical (el doom metal) y la canción que da título al disco (“Paranoid”) es de las más versionadas de la historia del rock.
La vorágine de shows e interminables vuelos (llegaron a tocar incluso en Australia) que siguió a la publicación del “Paranoid” culminó, sin descanso alguno, en la grabación de su tercer Lp llamado “Master of Reality”. Fue una época muy estresante y agotadora para una banda de cuatro chavales que ya flirteaban abusivamente con el consumo de cocaína. El disco se tuvo que grabar a ratos, entre giras que prácticamente se solapaban, no disponiendo de tiempo material para entrar al estudio. Con todo lo expuesto es casi un milagro que durante los primeros meses de 1971 consiguieran dar a luz esa maravilla que fue “Master of Reality”, que contenía joyas como “After Forever”, “Sweet Leaf” o la gran “Children of the Grave”; y que rápidamente entró en las listas de ventas de Inglaterra, Alemania o EE.UU.
El demencial ritmo de vida de aquellos dos años de existencia, en un constante bucle gira / grabación / gira / grabación les empezaba a pasar factura física y psicológicamente en forma de evidente agotamiento y numerosos roces entre los miembros de la banda. Varias cancelaciones de shows que se vieron obligados a hacer fueron muy sonadas; así, solo en el mes de abril de 1972 cancelaron tanto su actuación (con quema de habitación de hotel incluida) en el magno festival “Mar y Sol” de Puerto Rico en el que iban a tocar junto a bandas como Alice Cooper, B.B. King, The Allman Brothers, Fleetwood Mac o Emerson Lake & Palmer, como en Japón, que ya en aquella época era un importante mercado para el rock, al no dejar pasar al país nipón a Ozzy por sus antecedentes penales. Todo ello desestabilizó la relación entre los miembros del grupo, y del grupo con sus managers y con Vértigo.
Ellos son conscientes del momento de crisis que atraviesan y levantan el pie del acelerador vital para entrar a grabar su cuarto disco de una manera muy distinta a los tres anteriores: sin prisas y fuera de su Inglaterra natal. Así, los chicos malos de Birmingham vuelan hasta Hollywood para dar forma a “Vol. 4” en los prestigiosos estudios “Record Plant” mientras se alojaban en una lujosa mansión de Bel-Air. El grueso de la grabación se produjo durante el mes de junio de 1972 y, como penosa anécdota, señalar que la edición se retrasó hasta septiembre porque Bill Ward (muy castigado por el alcohol y la cocaína) no era capaz de grabar correctamente sus partes de batería de “Under the sun”. Finalmente, el 25 de septiembre de 1972 se editaba este “Vol. 4”, siendo otro gran éxito en su carrera y con temas como “Snowblind” (¿dedicado a la cocaína?), “Supernaut”, “Wheels of Confusion” o la preciosa “Changes”.
Para su quinto álbum (“Sabbath bloody sabbath”) la banda decide encerrarse, buscando la inspiración, en el tenebroso castillo de Clearwell, en mitad de un bosque fronterizo entre Inglaterra y Gales. Fueron días de encierro junto a sus colegas Necromandus (banda que les teloneó en la gira del “Vol.4”) que son todo un enigma pero, eso sí, muy fructíferos, presentándose Black Sabbath a los Morgan Studios de Londres con los deberes hechos y una colección de canciones inmortales de un nivel técnico y una ambición musical inédita en ellos hasta esa fecha; cuidando con mimo (por primera vez) todos los detalles de la grabación y la producción y contando con Rick Wackeman (teclista de Yes) dando su toque progresivo a varios cortes del Lp. “Sabbath bloody sabbath” salió a la venta en noviembre de 1973 e inmediatamente se encaramó a lo más alto de las listas de ventas de medio mundo, en dura pugna con el “Dark side of the moon” (Pink Floyd), el “Quadrophenia” (The Who) y el “Million dollar babies” (Alice Cooper).
A pesar del éxito, la situación en el seno del grupo no pasaba por su mejor momento, con un distante Iommi, un cocainómano empedernido como Ozzy y un agotado Bill Ward incapaz de tocar la batería con garantías tres conciertos seguidos; a lo que hay que sumar numerosos problemas legales con su agencia de management. Para evadirse de todo ello, que mejor que ir por enésima vez a EE.UU, uno de sus países talismán, para actuar en el mítico festival “California Jam” (celebrado en abril de 1974) ante 200.000 personas. Solo nombrar algunas de las bandas que actuaron nos da una idea de la magnitud del evento: Deep Purple, Eagles, Black Sabbath, Emerson Lake & Palmer…
El resto del año 1974 la banda funcionó a un ritmo más relajado de actividad en directo por ser evidente el agotamiento (no solo fisco y psicológico, si no también creativo por parte de Iommi y Butler) y levantar el pie del acelerador volvía a ser una necesidad vital.
Llegamos así a 1975, el año de “Sabotage”, Lp que contenía en sus surcos algunos de los temas más contundentes y heavies de la aún corta historia de Black Sabbath como fueron “Symptom of the Universe” o “Hole in the sky”. Grabado en la primera mitad de ese año en los Morgan Studios londinenses, fue presentado en una intensa gira durante la segunda mitad del año por EE.UU y Europa, por primera vez fenomenalmente organizada y repleta de “solds out”; llenazos, por otra parte, entendibles a tenor de los teloneros de lujo que les fueron acompañando sucesivamente para cada ciudad de su periplo americano: Kiss, Aerosmith, Slade, Lynyrd Skynyrd… pero el nivel de creatividad compositiva había tocado techo y los discos posteriores fueron (en comparación con estos seis primeros discos)más bien mediocres. La era Ozzy Osbourne de Black Sabbath se encaminaba hacia su final.
“Technical Ecstasy” (1976) no colmó las expectativas ni de fans ni del grupo, en el que las relaciones personales entre ellos cuatro estaban ya muy deterioradas, con disputas continuas y abuso de drogas como modus operandi habitual. Todo ello se vio reflejado en este extraño e inconsistente álbum.
1977 es el fiel reflejo de la época de inestabilidad por la que estaba pasando la banda, con Ozzy entrando y saliendo de ella constantemente sin decidirse a abandonarla definitivamente, volviendo a ella cada vez que se lo pedía Bill Ward (su mejor amigo dentro de los Sabbath).
A pesar de llegar a grabar otro disco con esta formación original (“Never say die”, 1978) la relación Ozzy / Iommi estaba en una situación límite insostenible. Aun así, el final de esta era tuvo como colofón una grandiosa gira de más de 100 fechas por USA y Europa con unos acompañantes de lujo llamados Van Halen, que habían irrumpido en el mundo del hard rock con un álbum debut alucinante y un increíble y revolucionario guitarrista llamado Eddie.
El año 1979 traería un terremoto vital que convulsionó los cimientos del grupo: el 27 de abril su cantante fundador, Ozzy Osbourne, abandona definitivamente el seno de Black Sabbath.
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