Degraey + Exidia + Ramper: Córdoba 17/4/2019

Les tenía ganas a Degraey. Me encanta el Post-Rock (Post-Metal más que nada en este caso) y Sludge que hacen bandas como Isis, Cult of Luna o Envy; el problema es que veo mucha saturación últimamente, sobre todo en su vertiente instrumental; hay muchos grupos que se subieron al tren de Toundra y no todo tiene por qué ser bueno. El caso del combo barcelonés es esa aguja en tan inmenso pajar, son buenos, muy buenos y aunque sean un grupo muy  joven (su debut  «Chrysalis» es de 2016) tienen una personalidad muy bien definida y una brutalidad de disco ya en su curriculum: «Reveries», el cual vinieron a presentar a Córdoba, uno de los lugares elegidos en su paso por el sur.


Para la ocasión se arroparon con dos bandas andaluzas, los granadinos Ramper y los locales Exidia.
Unos jovencísimos Ramper fueron los encargados de abrir la velada. Jóvenes en todos los sentidos, tanto componentes como banda tienen poco rodaje aún y se notó, más sabiendo que apuestan por un post-rock que coquetea con el Doom, nada fácil de trasladar a un escenario… Se notó tanto en lo bueno como en lo malo. Les faltan pulir aún algunos detalles, definir un poco más la personalidad del grupo  y de cómo quieren sonar realmente. Pero ojo, es una pega totalmente lógica para un grupo tan joven. Les faltó eso… pero también les sobró muchas cosas positivas, y a raudales.
Tocaron con la mayor ilusión del mundo, nunca desentonaron, una actitud siempre cojonuda y consiguieron crear esa atmósfera sonora que habían venido a mostrarnos, y eso no es nada fácil cuando te mueves en estos géneros tan densos y enrevesados. Se lo pasaron muy bien en el escenario, eso se notaba y nos ofrecieron una actuación bastante digna. Si siguen trabajando así estos chicos tendrán grandes cosas que ofrecernos en un futuro no muy lejano, estoy convencido.
En anteriores crónicas comenté lo gratamente sorprendido que me siento con la escena cordobesa desde que volví hace poco a la ciudad. Esta noche no iba a ser menos; Exidia me parecieron cojonudos. Practican un Stoner/Doom realmente poderoso y mezclas de muchas influencias muy bien encauzadas.
 
Mostraron una solvencia encima del escenario realmente sorprendente. Durante el bolo escuché entre el público a modo jocoso que el bajista seguro que era colega del encargado de sonido, porque realmente sonaba limpio y atronador. Los tres estuvieron fantásticos y con bastante aplomo.
Al batería le venía de antes, es Javier Pistolo, bajista de Grajo, una de las propuestas más interesantes que ha parido esta ciudad últimamente. Sería injusto olvidar a su guitarrista, hizo un trabajo de grandísimo nivel, con muchísimo tacto. En todo momento me daba la sensación de estar escuchando lo que el grupo pretendía transmitir y eso no es fácil, se acerca más al feeling que a la técnica, que de eso ya iban sobrados. Un gustazo, parecía que llevaban media vida tocando juntos.
Degraey cumplieron de lleno con todas mis expectativas. Vinieron a presentar su última obra, el mágnífico «Reveries» un disco de una madurez y producción exquisita.
Comenzaron con la poderosa Nurture, tema que abre el disco, y al instante ya les pertenecíamos. Un equilibrio perfecto entre técnica y contundencia encima del escenario. Inevitable que no te vengan Isis a la cabeza con esta canción aunque rozan también a Neurosis, los jefes del cotarro, todo ello masticado y muy bien digerido, porque eso está claro: Degraey quieren y tienen personalidad, y encima de las tablas se les intuye aún mejor. Seguimos con Not so far donde nos llevan a aguas más tranquilas para que progresivamente vaya subiendo la marea sin darnos cuenta hasta acabar en un temporal, un viaje alucinante.
 
Seguimos por orden y cae Woven Conscience, contundente y sobria, muy buen trabajo con los cambios de ritmo y las voces, de las cuales se ocupan Víctor Paradis (guitarra) en el apartado melódico y César Perals (batería) a los guturales, aunque Víctor también ayuda. Luc Espinach al bajo está increíble e Iván Pizarro a la guitarra simplemente se sale. Esta canción tiene parajes increíbles y en directo puedes hasta casi tocarlos, me encanta este tema.
Seguimos repasando el disco y cae Back to dust, posiblemente los paisajes melódicos más bellos del álbum, de vez en cuando interrumpidos con acometidas rabiosas, posiblemente la más completa, o por lo menos equilibrada. Es alucinante como trasladan la profundidad de esta canción al escenario.
Las canciones no son precisamente cortas (cada una ronda los 9 minutos) y nos vamos acercando al final de la actuación. Suena The Inert, tema que cierra el álbum, y de nuevo se suceden diferentes estados de ánimo en la música. Bases rítmicas contundentes y quitarras que rozan lo épico, un cuadro precioso. Cuando ya creíamos que nos íbamos para casa el grupo en un impulso recupera los instrumentos y nos regalan Black Bass, único acercamiento de la noche a su primer álbum. Luc incluso se animó a bajar del escenario durante la actuación para conectar aún más con el público.
 
Una actuación honesta, vibrante y contundente de un grupo honesto, vibrante y contundente. Encima pudimos comprobar la camadería que había entre los grupos, amigos que uno hace durante las batallas. Una propuesta interensantísima y totalmente gratuita en vísperas de festividad. Lástima que fuimos muy pocos los que nos acercamos a la sala para presenciarlo, luego me vendrá más de uno llorando por las esquinas diciendo que en Córdoba no hay agenda cultural en condiciones. Perdónalos Señor, que hoy es Miércoles Santo.
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