Los clásicos no fallan
Y dan sobradamente la talla. Lejos de dejarse llevar y aprovecharse de glorias pasadas, los más veteranos del Leyendas dan el callo como si tuvieran 30 años (y kilos) menos. Todos los años, cuando se van confirmando las bandas del cartel, mucha gente critica la presencia de determinados grupos por ser demasiado “clásicos”, eufemismo para “viejos” o “carcas”, pero estoy convencido de que sin estos grupos, que repiten en muchos casos, este festival no habría durado tantos años. Cada cana es una victoria.
Digna de admiración la resiliencia de Paul Di’Anno. Ni los años de excesos ni los problemas de salud pueden con quien puso voz a los dos primeros discos de Iron Maiden, con los que la banda marcó un punto de inflexión en el heavy metal. Impagable escuchar los primeros clásicos de la Dama cantados por su voz original.
Por edad tal vez no tan “clásicos” como algunos otros, pero con más de 30 años de trayectoria, que se iniciara allá por los años en que empezaron a despuntar los Gun N’ Roses y compañía, Ugly Kid Joe nos hicieron pasar un buen rato rememorando temazos como “Everything About You”, “Neighbor” o “Cats In The Cradle” y una versión de “Ace Of Spaces” superdopada por la intervención del guitarrista de Sepultura, Andreas Kisser. Al final, a todos se nos acaban viendo las raíces, y no me refiero a las del pelo…
Decir que KK’s Priest fue una (grata) sorpresa podría resultar un menosprecio para alguien con el bagaje de KK Downing, pero reconozco que superó con mucho todas las expectativas que me había creado sobre la banda. Al margen de su espectacular puesta en escena, el discazo debut que se han marcado combina a la perfección con los clásicos de Judas, tanto de la etapa Halford como de la etapa Owens ¿Había dicho que canta Ripper Owens? Pues con eso ya está todo dicho. Y ya van por su segundo disco. Se avecinan emociones fuertes.
Con cierta ilusión me enfrentaba al show de Mike Tramp, sobre todo por saber que no iba a ser en acústico y que iba a estar acompañado por la notable presencia de Soren Andersen a la guitarra solista para darles un repaso a todos los grandes temas de White Lion. Y en uno de los escenarios principales. Pero, para mí, estos no son los grandes temas que yo recuerdo, repletos de enérgicas melodías y excitantes guitarreos. Esta versión que nos presenta Tramp -y no es cuestión de comparar a Andersen con Vito Bratta- es una versión totalmente descafeinada. Las canciones sonaron lentas y ramplonas y noté cierta decepción entre el público ¡Vuelve a la cafeína, Mike! Porque pedir que vuelva Vito creo que es demasiado…
Ver a Michael Schenker es siempre una aventura. Su estado de ánimo -más que su estado de forma- suele ser una incógnita que no se desvela hasta pasadas un par de canciones. En términos taurinos, podría decirse que es el Curro Romero del hard/heavy. Y hoy tocaba salir a hombros. Y gracias, en gran parte, a la acertadísima elección del cantante para esta gira. Tras haberle visto en múltiples ocasiones con diversos cantantes, algunos de mucho renombre, he de decir que Robin MCAuley es, de lejos, el que mejor sabor de boca me ha dejado. No, no fui tan ingenuo -bueno, un poco sí- para pensar que iba a tocar temas de su etapa como McAuley Schenker Group, pero poco importó que no lo hiciera. El concierto entero fue una sucesión de sus hits entremezclados con los de UFO y si a eso le añadimos que nos brindó una versión de “Rock Bottom” de tan sólo 10 minutos en vez de los 15 a los que nos tiene acostumbrados, agradecimientos eternos. Ovación, dos orejas y el rabo.
Lo de Dirkschneider no tiene nombre. Cualquiera puede decir que lo tiene fácil y que vive de rentas y de los éxitos pasados con Accept, pero es que no son unos éxitos cualquiera. Su repertorio es un sin parar de cañonazos uno detrás de otro. El que no se haya desgañitado a grito pelado con “Fast As A Shark” es que está catatónico. Quien diga que no ha hecho el mongui coreando “Balls To The Wall”, miente. Si tuviera que contratar a un grupo para animar una fiesta, sin duda elegiría a Dirkschneider, aunque me gastara una fortuna en aguardiente para dulcificar su voz. Angus Young tiene la (mala) fama de ser abstemio. Otra vez será.
Y hasta aquí lo más destacado de mi experiencia legendaria de 2023. Terminado el festival y con algunas bandas ya confirmadas para 2024, comienza el paulatino proceso de selección de la totalidad del cartel, con sus reincidentes habituales, sus gratificantes revelaciones y alguna que otra sorpresa inesperada. Y allí estaremos, en la fiesta de la exuberancia capilar para algunos y de la refulgencia alopécica para otros, pero melenudos para siempre, para contar lo que allí acontezca. Nos vemos en Villena.
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