La maratoniana segunda jornada del festival tenía programadas actividades ya desde por la mañana, incluyendo una ruta turística en moto por la zona madrileña de Las Vegas, shows de American Trucks, motos Custom o la megabarbacoa «American Party» a mediodía. Y, por supuesto, mucho rock en directo desde las dos de la tarde, con la Folsom Prison Band y su bailable country rock, los bilbaínos Los Brazos o las finlandesas Barbe-Q-Barbies con su animado y sucio R´n´R que a veces llegaba a recordar a unos tal Motorhead, aunque en versión más descafeinada. Mención especial para su cantante Niki que, aun estando embarazada, no dudó en darlo todo encima del escenario a pesar de los 36ºC que nos regalaba la tarde de Rivas Vaciamadrid. Y, así, sobre las siete de la tarde, llegamos al primer grupo «grande» del día.
TERRORVISION
Desde primeras horas de la tarde ya se intuía que la afluencia de público iba a ser mayor que la del día anterior, hecho que quedó constatado al ver la cantidad de gente que se agolpaba delante del escenario justo antes de salir a escena los ingleses.
Terrorvision inició su show saliendo a por todas con «Alice, what´s the matter», tema que abre su álbum más famoso, «How to make friends and influence people» (1994). Pudimos comprobar con satisfacción que el buen sonido seguía siendo la tónica habitual del festival, y este detalle hizo muy disfrutable el rock alternativo de los de Bradford, que invitaba al baile birra en mano. Así, fueron destripando temas con desparpajo y maestría, pues no en vano llevan en esto desde 1988 y tres de sus fundadores aún continúan en la banda: el cantante Tony Wright, Mark Yates a la guitarra y un elegante Leigh Marklew, vestido de blanco inmaculado, al bajo.
El concierto de Terrorvision se basó en sus dos primeros discos «Formaldehyde» (1992) y «How to makes friends…» (1994), centrándose de esta manera en la época dorada del grupo y convirtiendo su set list en una especie de «grandes éxitos de los ´90».
A pesar de ir algo justo de voz, hay que reconocer que el hiperactivo Tony Wright supo mover a su antojo al personal, siendo incesantes los bailes en las primeras filas; especialmente con los temas más carismáticos como «My House», primer éxito Top 30 de Terrorvision en 1991, incluido posteriormente en su «Formaldehyde».
Aunque también tocaron alguna canción de discos posteriores, como «Perseverance» de su «Regular Urban Survivors» (1996), era con los temas de los dos primeros discos antes mencionados cuando más y mejor reaccionaba el público, convirtiendo la zona justo delante del escenario en una fiesta.
Tras algún que otro momento más pausado (por ejemplo con temas como «American TV»), enfilaron la recta final del show volviendo a su archiconocido «How to make friends…» con «Pretend best friend» o una coreadísima «Oblivion» con la que dieron por finalizado el concierto.
La buena actitud del grupo y el gran sonido del que gozaron hicieron de la descarga de Terrorvision el aperitivo perfecto para los suculentos manjares que vendrían a continuación.
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