IX Festival Estayike: Celtibeerian

Llegó el momento de Celtibeerian, una de las bandas que forman (opinión personalísima) el tridente manchego en cuanto a proyección, seguidores y de sobrada calidad, junto a Evil Impulse y Mysterika. Cada una en su estilo musical, pero es que estos celtíberos son palabras mayores. Nos envuelven en su atmósfera concreta, folk mezclado con heavy metal y que van a seguir en la brecha durante mucho tiempo porque están ultimando el nacimiento de su tercer disco, Deiwos, que saldrá en apenas dos semanas. De hecho presentaba dos de sus temas, del cual uno de ellos, ya estaba dando que hablar porque tiene un videoclip de enormísima calidad… aunque ya hablaremos de él.

Se presentaron como segunda banda en tocar en el Estayike de Piedrabuena, después de haber asistido a la descarga sobresaliente de E.C.M., con un auditorio en auge y casi a pleno día, algo que les restó cierta espectacularidad pero que solventaron fácilmente porque desplegaron calidad, buen rollo y energía a raudales, que los presentes íbamos a necesitar para el resto de la jornada.

Después de una Intro breve, comenzó la carga celtíbera con “Keltorevolution”, la cual sonó épica, rápida y eléctrica, y que daría paso a “Unbury the horn”, cañera y que incitaba a pegarle un mazazo al que tenías al lado o cascarle con un cuerno. Todos nos sentíamos muy Vity en ese momento, zumbándole a las batacas. Pero “Praise to the vineyards” ya nos dejó sin aliento. Festiva, rapidísima con ese doble bombo machacón y con Patri sobresaliente. Lo de esta guerrera no tiene nombre ya que aporta una peculiaridad bestial a la banda y que junto a Dagda llevan la instrumentación celta o gaélica tradicional. Son puro espectáculo.

“Fields of Celtiberia” era el siguiente corte que nos aportaría oxígeno con su rollete a medio tiempo, aunque sólo era momentáneo porque entraría a escena la instrumental “Under Lug´s sight”, muy power. Pero sólo era la marcha que nos introduciría cual guerreros a la batalla hacia “Kladimoi”, donde el Vasco se marcó un fabuloso solazo de guitarra, con un público ya numeroso pero un tanto frío que desmerecía la entrega de estos celtíberos atemporales. “Win another battle” sesgaría el ambiente cual falcata afilada y que daría paso a “AnDro”, ese tema tradicional bretón, interpretado entre otros por Faun, Eluveitie o Carlos Núñez.

Era el momento de presentar, con enormes nervios como declaraba el propio Gus, dos temas inéditos de DEIWOS, su nuevo disco. “Fear my beard”, tema festivo que habla de lo magnífico que es tener barba y dejártela crecer y “The wolf I Am”, un tema que está dando que hablar. Sólo él mismo, su manufacturación, tratamiento, refinamiento, pulido y resultado final se merece una crítica completa y pormenorizada. La banda al completo ofrece ese tema que les va a dar (o debe darles) el espaldarazo definitivo. Una gozada que se va a convertir en un tema atemporal de la banda. El videoclip es una pasada, haciendo justicia a la calidad de la canción. Evidentemente, Patri sorprende ya que es junto a Dagda las únicas voces del tema y que aportan al Universo Gus ese apoyo fresco que alaba la capacidad y la evolución de la banda al completo. Aire muy fresco y que en este caso, sonó de maravilla en el Auditorio.

Sin embargo, después de este momento de ensoñación, “This simple life” rompería la noche ya cerrada, para aportarnos los últimos retales de un concierto festivo, como lo suele ser con esta gente. Cuesta creer que los mismísimos Korpiklaani han colaborado en este tema, mostrándonos la proyección de Celtibeerian, que han girado por Europa junto a peña muy pero que muy importante. ¡Y son nuestros!

Tocaba cerrar el show con Tirikantam, o lo que es lo mismo, “The path”, “The great feast” y “The booze song”, el fin de fiesta a un concierto excelente, con un Gus al que seguramente le hubiera gustado continuar vociferando a pleno pulmón y al mando de su hachón, a Julián guitarreando, a Vity atizando su batería, a Dagda multiinstrumentalizado y Patri violineando. Un combo en definitiva, de sobrada experiencia pese a andar bajo este peculiar sello llamado Celtibeerian tan sólo 6 años.

De obligadísima asistencia cada vez que rulen por estos lares, por no hablar de la escucha y escancie deleitoso de su tercer hijo “Deiwos”. Ineludibles, inevitables, irreventes, imprescindibles, impresionantes.

 

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