El gran protagonismo que ha tenido un estilo como el thrash metal en esta edición del Leyendas del Rock se cerraba hoy con la presencia de Overkill y Angelus Apatrida. Esto, unido a las actuaciones de bandas como Venom Inc., Ensiferum, Butcher Babies o Kritter, nos dejaba una última jornada de festival muy “metalera”
OVERKILL
El legendario vocalista del combo neoyorkino Bobby “Blitz” Ellsworth nos recordó en varias ocasiones que Overkill ama a España; y nosotros le demostramos que los thrashers españoles amamos a Overkill: fue, quizá, el concierto con los pogos más salvajes del día e intentar acercarse al escenario era como adentrarse en una jungla donde, de repente, te veías engullido por una marabunta en constante e implacable movimiento.
La actuación de los americanos fue una intensa descarga de adrenalina ya desde la inicial “Wrecking Crew”, o las cañeras “Hello from the gutter” y “Rotten to the core” que nos transportó a aquel lejano 1985 y su disco debut “Feel the fire”. Pero tampoco quisieron olvidarse de obras más actuales de su amplia discografía, no dejándose en el tintero los dos magníficos discos con los que Overkill iniciaba la pasada década; atronando la gran “Electric Rattlesnake” de su “The electric age” (2012) y, cómo no, su obra maestra “Ironbound” (2010) estuvo muy bien representado con “Bring me the night” y el tema que daba título a tan magno álbum y con el que se generó uno de los circle pits más impresionantes del bolo (hasta que el que se originó con “Elimination” batió todos los records).
No quisieron, así mismo, olvidarse de su último trabajo discográfico (“The wings of war”, 2019) con la divertida y “punkarra” “Welcome to the garden state” que no solo no bajó el nivel de intensidad del show, si no que, además, subió el de fiesta a cotas de algarabía total.
El entrañable Bobby “Blitz” era 100% actitud en escena y, aun sin escatimar en esfuerzos vocales, su maltrecha garganta aguantó perfectamente todo el show pudiendo así el público disfrutar de esa voz rota y aguda que es característica primordial de las canciones de Overkill; como increíble estuvo también Dave Linsk en todos y cada uno de los solos de guitarra. Y qué decir de esa contundente dupla rítmica que conforman D.D. Verni al bajo (espectacular también en los coros) y Jason Bittner en plan animal aporreador tras el kit de batería.
Finalmente no quiero dejar de reseñar que gozaron de un muy buen sonido; no como en la edición del 2015 donde el mal sonido lastró irremediablemente su actuación. El compendio de todo lo anteriormente expuesto se tradujo en un increíble bolazo de los neoyorkinos que nos dejaron a todos con el dedo corazón al cielo de Villena gritando “Fuck you!!!”
SET LIST
-Wreking Crew
-Electric rattlesnake
-Hello from the gutter
-Rotten to the core
-Bring me the night
-In unión we stand
-Ironbound
-Elimination
-Welcome to the garden state
-Fuck you!!
OPETH
Con bastante más público que Overkill (pero, eso sí, mucho más estático y contemplativo) y abrazándonos ya poco a poco la nocturnidad, se presentaba ante nosotros una de las apuestas más arriesgadas de la organización del Leyendas del Rock: los death progresivos suecos Opeth.
Cuando piensas en este tipo de festivales se te vienen a la cabeza nombres como Saxon, UFO, Michael Schenker… pero no grupos como Paradise Lost, Anathema, My Dying Bride… u Opeth; y, así, las sensaciones eran algo contradictorias ya que Mikael Akerfeldt (guitarra y voz), Fredrik Akesson (guitarra), Martin Mendez (bajo), Martin Axenrot (batería) y Joakim Svalberg (teclados) son cinco genios de la música que derrochan virtuosismo a raudales; pero Opeth no encaja, en teoría, muy bien en un evento como el Leyendas del Rock. Aun así, la apuesta les salió bien a la organización del festival y muchísimo público (entre los que había una importante legión de fans acérrimos de los de Estocolmo) eligió quedarse a disfrutar del grandísimo concierto que finalmente se marcaron Opeth.
Tuvieron a su disposición uno de los mejores sonidos de todo el festival, lo cual ayudó mucho a saborear la delicia sonora de mil tesituras, colores y distintas intensidades que es a día de hoy Opeth.
Un menos hablador que en anteriores ocasiones que los había visto en directo (cosa que agradecí) Mikael Akerfeldt (“Miguelito”, como él mismo nos dijo que sabía que le llamábamos en España y Latinoamérica) ya nos avisó de que no esperásemos grandes sorpresas y que iba a ser “un concierto con canciones de Opeth” (raro humor el de Mr. Akerfeldt que con sus parrafadas hace que el show de los suecos, en numerosas ocasiones, se quede sin ritmo). Cuando no los has visto anteriormente nunca en vivo, la verdadera sorpresa que te llevas con ellos es comprobar “in situ” lo buenísimos que son: la perfección hecha música, en una ejecución de la misma tan milimétrica que si cierras los ojos crees estar escuchando un CD.
Sí, Opeth es un grupo especial. Empezar un concierto con un tema en sueco de más de 8 minutos y quedarte tan tranquilo no está al alcance de cualquiera.
Tras esa joya de más de diez minutos que es “Ghost of perdition” de su álbum “Ghost reveries”(2005) se embarcaron en la fase más progresiva y menos cañera del show con “Cusp of eternity” (“Pale Communion”, 2014) y “Devil´s orchard” (“Heritage”, 2011); para posteriormente coger intensidad y contundencia con “Demon of the fall” (“My arms, your hearse”, 1998); a la postre el tema más antiguo interpretado hoy por Opeth, ya que dejaron en el olvido sus dos primeros discos (“Orchid” de 1995 y “Morningrise” de 1996).
Para deleite de sus fans de toda la vida, tras “Demon of the fall”, este momento álgido del show tuvo su continuación con otro clásico de la banda, “The drapery falls” de su obra maestra “Blackwater Park”, 2001), tirando de guturales Akerfeldt con una facilidad pasmosa; y es que no sólo tocó de lujo la guitarra, si no que además cantó de lujo.
Es ahora momento de bajar la intensidad muchos enteros pero, eso sí, a cambio, la emotividad sube exponencialmente hasta el nivel “pelos de punta y piel de gallina” con “In my time of need”, con el público cantando “a capella” eso de “Summer is miles and miles away, and no one would ask me to stay”, mientras a “Miguelito” se le dibujaba una sonrisa en la cara (y eso es más que una carcajada en otros).
Final por todo lo alto con su maravillosa “Deliverance”, con Opeth regalándonos un ejercicio de sublime sincronización en esos ritmos sincopados con mil cambios de cadencia que a muchos nos dejó completamente anonadados.
Pueden llegar a ser algo tediosos por momentos, pero son absolutamente geniales. Los genios son así; y así hay que aceptarlos.
SET LIST
-Hjartat vet vad hauden gor
-Ghost of perdition
-Cusp of eternity
-The devil´s orchard
-Demon of the fall
-The drapery falls
-In my time of need
-Sorceress
-Deliverance
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