16 de julio de 2024 desde el corazón de la mancha nos desplazamos hasta el WiZink center de Madrid (Palacio de los deportes para los nostálgicos) donde tras una corta espera nos situamos en el Front Stage, pecho-valla, primerísima fila y centrados, ¿qué más se puede pedir? para saborear esta gira efeméride de los 40 años del famoso disco de Scorpions “Love at first sting” que vio la luz en 1984: tremenda añada para el rock and roll con grandiosos trabajos como el mencionado y “Powerslave” de Iron Maiden, “Defenders of the faith” de Judas Priest, “1984” de Van Halen, “Rising Force” de Yngwie Malmsteem. Del rock patrio discos como “Reencarnación” de Santa, “El que más” de Obús, “Barrio conflictivo” de Barricada o “Pactar con el diablo” de Ángeles del infierno. Entre otros muchos de diferentes géneros como el “Like a Virgin” de Madonna y “Purple Rain” de Prince, por nombrar algunos…
A las 20:30 puntuales comenzó la banda del mítico guitarra de MotörHead “Phill Campbell and the bastard sons” conformada por Phill y sus hijos Tod, Tyla y Dane Campbell a la guitarra, bajo y batería respectivamente y completando formación, el miembro más reciente y “no emparentado” de la banda, el cantante Joel Peters.
En un set list de una escasa media hora intercalaron temas de Motörhead con otros de su último trabajo: “Kings of the Asylum” en un Wizink aún a medio aforo. El público iba entrando en calor hasta arrancarse en coros con la versión de Motör “Born to Raise Hell” en la que Joel como maestro de ceremonias se metió al público en el bolsillo, alargando la breve puesta en escena con un efectivo juego de estribillos entre banda y público.
Imposible no acordarse del desaparecido Lemmy Kilmister en todos los momentos en que sonaban las versiones de Motörhead como la mencionada antes y “Maniac”, “Hammer & Dance” así como el mitiquísimo “Ace of Spades” que puso broche final a su actuación, quizá de forma un poco “abrupta” sin despedida y con apenas media hora de recorrido.
Tal vez no fuera el día de la familia Campbell, que transmitieron poca ambición sobre el escenario, pero la verdad es que cumplieron y fueron un correcto aperitivo para el plato fuerte de la noche, que estaba cocinándose. Estaremos atentos a los devenires de la banda del tío Phill en el futuro.
Pasaban brevemente las 21:30 horas, con la puntualidad acostumbrada y sobre un escenario perfectamente engalanado con el equipo habitual de luces y efectos, tras un pequeño efecto de tormenta aparece la proyección de “Coming Home” de manera suave, introductoria, con un Klaus Meine introduciéndose lentamente en el escenario en penumbra casi a la vez que el batera Mikkey Dee (el otro gran componente de MotörHead en el pasado y para el gusto del que escribe, un tremendo fichaje para la banda de Hannover).
Suenan los primeros acordes de la mano de Rudolf Schenker, Matthias Jabs y Paweł Mąciwoda cerrando filas al bajo. Mientras el público ansioso de que los escorpiones mostraran los amenazantes aguijones sobre sus cabezas iba entrando en calor.
Continuaron con “Gas in the tank” de su último álbum de estudio “Rock Believer”, llenando el depósito del rock and roll para lo que estaba por venir.
Acto seguido ondea la bandera española en la pantalla gigante y Klaus, (que a pesar de su edad y condición física, aún mantiene un gran nivel vocal), felicita al público por la reciente consecución de la Eurocopa de naciones. Un deportivo gesto y más teniendo en cuenta que la selección alemana de futbol cayó derrotada frente a España en semifinales.
Con el público en el bolsillo continuaron con tres clásicos imprescindibles como “Make it real”, “The zoo” y “Coast to coast” con un Rudolf que a sus casi 76 años aún hace gala de una energía y carisma que sin duda otorga un plus imprescindible para la banda.
Turno para el bloque repaso al álbum que da nombre a la gira “Love at first Sting” entre las que destacan “I’m leaving you”, “Crossfire” y “Bad boys running wild” que hace despegar los pies del suelo al respetable para después bajar revoluciones con las baladas “Send me an angel” y “Wind of change”, esta última con una letra ligeramente retocada en alusión a los conflictos bélicos actuales y que conforma una declaración de intenciones de la banda a favor de la paz, como denotan las proyecciones de la pantalla gigante.
Tras el momento de calma, la banda pega un nuevo zapatazo al acelerador para meterse de lleno en la recta final del show con temas como “Tease me, please me”, “The same thrilll” , la coreada “Black out” y sobre todo “Big City nights” tras la cual hicieron el manido “amago” de despedida para volver con fuerza en los “bises”. Solicitados con ímpetu por Mikkey Dee antes de desaparecer entre bambalinas. (Mikkey que en su reaparición volvió a escena luciendo la camiseta de la selección española).
Y ahora sí, esto se acaba no sin antes coronarse con grandes éxitos como “Still loving you” y la imprescindible “Rock you like a hurricane” con la que pusieron el colofón de un concierto de altísimo nivel con una perfecta comunión entre banda y público de un Wizink center lleno hasta la bandera. Demostrando una vez más por qué esta banda lleva más de 50 años en la carretera, girando internacionalmente a un altísimo nivel y que a pesar del implacable paso del tiempo que pueda afectar a lo físico, no les afecta para nada en la actitud, ganas y el compromiso con su público, que hoy, les rindió pleitesía y volvió a corear nuevamente aquella repetida frase de “Up the Scorps!”
Salud y Rock and Roll!
*Apoyo logístico y documental: Checa Mora.
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