La gélida noche y la situación tan tensa en lo internacional quizás mitigó la afluencia de la Sala Nana. En cualquier caso, con enormes ganas acudí a la obligadísima cita. Yo, amante silencioso del género, ansiaba ver, disfrutar y hablar con los protagonistas de la velada metalera, los multinacionales Serious Black acompañados por el proyecto del cantante Luar Shadow Light de metal sinfónico, Undying Sun. De estos últimos me perdí gran parte del show por diferentes motivos.
Undying Sun presentaban su disco debut “Where All Begins”. He de confesar que aunque la propuesta general me era un tanto indiferente y musicalmente poco llamativa o sorprendente, su escasez de ritmo se contrarrestaba con la calidad de los músicos, mucho más contundentes y naturales que en el disco. En esta ocasión, la banda no me fue un atractivo para asistir a un concierto, veremos a ver en la siguiente.
Mientras se montaba el escenario rápidamente para preparar la avalancha power metalera de Serious Black, la sala iba cogiendo un mejor aspecto, prometedor, acogedor, con grandes y buenos encuentros, en general de un lugar completo, lleno de expectación y energía.
Pasadas las 22:30, inició el concierto la banda integrada por el alemán Mario Lochert, líder y bajista, el austriaco Domink Sebastien a la guitarra principal, el jordano Ramy Ali a la batería, el también alemán Maurus Mayer en la guitarra rítmica de apoyo para la gira, y el serbio Nikola Mijic a la voz en su primer concierto desde su incorporación a la banda. Una conjunción de músicos que sinceramente ha generado uno de los mejores discos del año, Vengeance is mine, del cual interpretaron 5 de las 15 canciones elegidas. He de decir que fue un acierto hacer hincapié en el primer discazo que hicieron allá por el 2015, llamado As daylight breaks, donde contaba con unos integrantes muy consagrados como el ex Blind Guardian, Thomen Stauch, o Roland Grapow ex Helloween, entre otros.
Una vez situados en el escenario, abrieron con la Intro sampleada “Temple of the sun” y la continuación en el disco, “Akhenaton”. La maquinaria fría se iba calentando a medida que se fueron desgranando las canciones, no muy largas en general pero efectivas y atronadoras. El público lo fue haciendo también conforme rugía la composición íntegra del set list. Sin embargo fue con “Rock with us tonight”, un tema reciente muy escuchado, cuando puso definitivamente a la audiencia de cara, a favor y sin fisuras, degustando con paciencia y fiereza al mismo tiempo un concierto muy hilado, pese a ser el primero después de la salida de su anterior y visceral cantante Urban Breed.
Ciertos problemas iniciales de sonoridad aparecieron, los cuales se fueron solventando, aunque con diversas opiniones, durante el show. Los caballitos rampantes emergieron con “Setting fire to the Earth”, calmándose con la hard rockera “Heartbroken Soul”, quizás la más floja del repertorio, entre otras cosas porque deslucía no escuchar bien los solos y algarabías de los guitarras Dominik y Maurus. Pero daba igual, porque apareció a escena “Soldier of eternal light” con ese deje ochentero, así que fiesta y hermanamiento, ligado muy sutilmente con la power metalera “I seek no order life”, siendo todo un espectáculo ver emplearse a fondo detrás de la batería a un poseso Ramy Ali (ex Freedom Call).
“Older and Wiser” y sobre todo “Sealing my fate”, preciosa, de las mejores de la discografía, dieron buena fe del absoluto acierto en la elección de Nikola a la voz, una mezcla perfecta entre Bruce Dickinson y Tobias Sammet, pero con unos matices muy frescos. Tras “Senso della vita” (o suéltame la guita) y “Mr Nightmist”, llegó “Sesion Black Magic” con la colaboración coral del púbico y presentación de la banda.
Eso era el inicio del fin del concierto, haciendo ya como maestro de ceremonias al propio Mario Lochert, presentando el potente single “Out of the ashes”, su particular baladón terapéutico “The Story” y como colofón bestial, la inconmensurable “High and Low”.
El espectáculo había acabado con muy buenas sensaciones, con mejores vibraciones y un estado de ánimo mejor que al inicio, por lo que el principal objetivo estaba cumplido de sobre manera y solventemente. Otra muesca más en nuestros particulares revólveres en directo. Serious Black habían dejado una magnifica impronta que además aprovecharon para quedarse un rato más en la sala degustando un modesto ágape y a los lugareños habituales de Nana. Calor y buen heavy metalapaciguaron el tiempo atmosférico reinante, así como del ruido ambiental omnipresente en todos los medios de comunicación. Calma frenética entre la paz armada. Eternas gracias a Óscar Rilo y Javier Rojo (Kivents) y Jose Luis (Sala Nana), por descubrirnos y que palpásemos otras alternativas atractivas y distintas en un enjambre de decadencia musical actual. En nuestra mano estaba elegir, y esta ocasión venía que ni pintada.
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