Steve Vai – 31/3/23 – La Riviera

31 de Marzo, viernes de dolores, víspera de semana Santa. Sobre las 19:15 llegamos a sala «la Riviera» de Madrid un destacamento manchego-leonés. Nos esperaba un Manzanares con cierto caudal a pesar de la sequía, que parecía presagiar el éxito de público que Mr. Vai y su banda obtendrían superando el inconveniente de un incipiente periodo vacacional.

La larga cola ya era visible desde el puente del río, no obstante, una excelente organización y una coordinada seguridad nos condujo rapidamente y sin problemas al interior del recinto, donde pudimos colocarnos estrategicamente, cerca del escenario y la barra (aunque realmente en la Riviera todo queda cerca). Mención especial al precio del evento, que por apenas 30€ nos hizo disfrutar de casi 2:30h de este gran espectáculo de la gira «Inviolate» que toma el nombre del último trabajo de estudio del artista pero en el que se repasan grandes éxitos de su carrera, como ahora veremos.

Con puntualidad inglesa, sobre las 20:30h comenzaban a sonar las primeras notas de «Avalancha» (nombre de uno de los caballos de la mujer de Vai) y como tal fueron cayendo las melodías arrasando al respetable que admiraba desde la planicie como un «encumbrado» Steve Vai iba metiéndonos en su bolsillo desde los primeros compases. Siguió con los riffs pesados de «Giant Balls of Gold», para continuar con «Little pretty», «Tender surrender», «Lights are on» e «Incantation» como primer bloque del show, tras el cual llegó al primero de los solos instrumentales a cargo de «Phil Bynoe», un enorme bajista que con su instrumento de seis cuerdas dejó bien claro a la sala, que su instrumento, es uno de los pilares sobre los que se sustenta cualquier banda.

La sala se iluminó de nuevo con «Candlepower» para después descender a los infiernos de la mano de «Dante Frisiello», tremendo guitarrista que nos deleitó con su virtuosismo y tablas en el sólo de guitarra.

Y sobre estas piedras, Vai construyó «su Iglesia» en «Building the Church» precediendo a «Greenish blues» una de sus señas de identidad pues como él mismo ha dicho en más de una ocasión: todo lo que toca deriva de la escala de blues, aunque a veces no suene así debido a los arreglos y acordes que introduce, pero en esencia, el blues está ahí, siempre lo estuvo…

Continuó el espectáculo cabalgando a lomos de «Bad Horsie» que precedió a «I’m Becoming»: todo un alegato a la vida humana desde su concepción, como quedó patente en las proyecciones que culminaron con el nacimiento de un bebé con la cara de un Steve niño, como el mismo advertía gesticulando «It’s me» en uno de los momentos más simpáticos de la noche.

Alcanzada la perfecta comunión entre público y artistas sonaban «Whispering a Prayer» y «Dyin’ day» tal vez los temas más «místicos» del set list.

Y tras la «ambrosía» el gran batería «Jeremy Colson» nos despertó con un tremendo sólo que dio paso a la «Hydra»: la icónica guitarra de tres mástiles con la que Vai interpretó el tema «Teeth of the Hydra» haciendo gala, una vez más de virtuosismo y efectividad, tocando bajos, sólo y rítmica para domar las tres cabezas de la bestia, después de lo cual consiguió encadenar a la mismísima deidad en «Zeus in chains» para liberarlo después con «Liberty».

El espectáculo iba tocando a su fin con «For the love of God» donde Vai invitó a «Danny G.» que ejerció de excelente tenor poniendo voz en italiano a este gran tema «per l’amore di Dio»… además de ejercer con maestría como ingeniero de sonido en esta gira.

Tras despedirse del respetable por unos segundos, volvieron a escena para responder a la petición de bises que la sala coreaba al unísono, poniendo broche de oro a la actuación con «Fire Garden Suite».
Un Steve Vai inconmesurable, simpático y cómplice con el público en todo momento, presentó una vez más al tremendo elenco de artistas y staff técnico que le acompaña agradeciendo la presencia efusivamente a todos los asistentes.

Volvíamos a casa bien entrada la madrugada, con la sensación de haber vivido algo «mágico» un gran espectáculo centrado en el buen gusto, sin grandes alardes técnicos: sólo luces, humo, proyecciones y lo más importante, la música… Sobresaliente, impecable. Una cita obligada para cualquier amante de la guitarra y de la música.

Volveremos…

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