Edu Falaschi: Sala Krater 16/09/18

Cuando se confirmó que Edu Falaschi venía a la sala Krater de Puertollano, a muchos nos costó creerlo o asumirlo, del mismo modo que nos emocionaba la idea por ver a uno de los icónicos cantantes de esta era: ni más ni menos del grupo brasileño de Power Metal Angra, donde estuvo cerca de 12 años, firmando 4 discos con ellos, y de los cuales, en su propia gira rodeado de un elenco de prestigiosos músicos de su país natal, iba a tocar temas de dos de ellos, del “Rebirth” y del “Temple of Shadows”. Uno de esos músicos era el batería, también ex Angra, Aquiles Priester, que resultó ser un protagonista bastante… hosco y displicente, pero esa es otra historia.

Lo importante era que al cabo de dos bandas de estilos diferentes, y que habían girado con ellos por Vitoria, Barcelona y Madrid, el turno le llegaba al bueno de Edu Falaschi y su tropa, que emergieron tras la Intro instrumental “In Excelsis” y ponerse al mando del escenario, ahora sí, para todos ellos. “Nova Era” sería la primera y vertiginosa de las canciones que interpretaron. Sin embargo, llamativo fue que la voz de Edu Falaschi no se escuchara clara, por lo que se sabría que la gracia real del concierto sería la instrumentación, ya que la parte vocal no se solucionó, haciendo de ello una faena para aquellos que conocemos la faceta y la potente voz del bueno de Edu. Aún así, escuchar un tema de Angra siempre es un placer, por lo que la emoción de los que éramos más acérrimos seguidores del grupo madre, era indescriptible. Me atrevería a decir incluso, que eran los tipos más internacionales y conocidos que habían pisado Puertollano desde que Scorpions iniciaron su gira mundial en el 2007 en esta localidad.

Acid Rain” entró como un relámpago en la Krater, potente, cadenciosa y con un protagonista al teclado, Fabio Laguna, el cual se desenvolvió como pez en el agua, sobre todo porque él mismo ya hizo con Angra el “Rebirth Tour” del 2001 con más de 100 conciertos por 17 países. O sea, que bagaje tenía, y calidad le sobraba. 

Roberto Barros y Diogo Mafra se encargaron de iniciar también velocísimamente “Angels and Demons”. Para entonces, la formación era una auténtica maquinaria engrasada, con la base rítmica de Raphael Dafras al bajo y el omnipresente Aquiles Priester, machacando su kit más pequeño para giras, y que aún así era enorme. Él solito, necesitó una hora de prueba de sonido para dejar a punto su tanque sónico. 

De hecho, inició “Running alone”, preciosa en directo y con ese punto de teclado tan característico, con la parte intermedia que intercala pasajes orquestales, partes de piano, solos de guitarra… Alucinante. Y así fueron cayendo la preciosa “Wishing Well”, con Edu Falaschi a la acústica, la emocionante y trepidante “Winds of Destination” (evidentemente sin Hansi Kursch), o la balada a medio tiempo “Heroes of sand”, uno de los temas más reconocidos y grandilocuentes del álbum “Rebirth”. 

Tras él, “Millenium Sand” y “Live and Learn” del EP “Hunters and Prey” del 2004.

El concierto estaba sucediéndose a toda velocidad, casi sin tregua, intercalando pasajes virtuosos entre los músicos, sin que ninguno llegara a destacar de sobre manera y con la única tara del sonido y su gran perjudicado, Edu Falaschi.

El propio cantante se encargó de presentar a la banda, los cuales fueron ovacionados a excepción de Aquiles, el cual recibió una sonora pitada por sus desplantes, comportamiento inadecuado, ego inmenso y mal trato con el respetable. En fin, una verdadera pena por parte de un auténtico mito del cual hasta entonces no conocíamos dicha faceta. En cualquier caso siguieron con “Rebirth” y sorprendentemente remataron el concierto con “Spread your fire”, con el ambiente un poco enrarecido tras lo acontecido anteriormente. 

Fue un final desconcertante, demasiado inesperado y un tanto accidentado, sonando más a un, “Pues hala, se acabó, así, sin bises ni nada”. 

Eso fue lo agrio de un concierto relativamente corto pero que en líneas generales estuvo muy bien exceptuando los problemas sonoros del rubio y simpático vocalista. Eso sí, tendrían mucha hambre o mucho sueño porque enseguida volaron a excepción de Fabio Laguna que aguantó hasta que pudo con los valientes que nos quedamos valorando la noche, además de con los miembros de Acid Tree y Light among Shadows lo cual hizo que la sensación rara que tenía tornara a satisfacción por departir y comer un poquito de pisto de mi madre con todos ellos.

En definitiva, una noche con luces y ciertas sombras que invitaba a preguntar, “¿y quiénes son los próximos que vienen?, porque seguramente me apunte”. A destacar la enorme labor, paciencia y agallas de Mary y David, Señores del Krater Rock. Mucho ánimo en vuestra andadura, chicos.

Que no pare esto, que no nos detengan!!!!

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