Los diez de la década de: Fer T-heman

Destruction (2011)  Days of Reckoning

¿Un día malo, de esos que dices más vale y no me hubiera levantado?, pues bien, dale al Days of Reckoning de los alemanes Destruction, los cuales empezaron hace casi 40 añazos, y te impedirá volverte una especie de Michael Douglas en Un día de Furia. El retorno de Schmier en 1999, vocalista y bajista original, hizo que la banda resucitara del ostracismo creativo en el que se encontraba inmerso desde que él mismo abandonara el combo germano en 1989 debido a diferencias creativas. Desde entonces, se han marcado unos discazos en los que no han perdido ni un ápice la rabia, energía y el sonido thrash puro de uno de los Big Four Teutónicos. Temas como Hate is my fuel, Armageddonizer o The demon is God suenan devastadores y frescos. De hecho el duodécimo álbum de estudio es 100% recomendable en su totalidad, donde nada se repite, nada te produce tedio y todo es sorprendente y furioso. Una auténtica gozada para ponerte las pilas.

 

Alter Bridge (2013) Fortress

Absolutamente imprescindible este discazo de Miles Kennedy & Co. Auténtica y potentísima obra maestra de hard rock y metal alternativo de muchos quilates en cuanta a calidad compositiva y sonido, destacando canciones como Bleed it dry, Cry a river, The uninvited, Calm the fire, Cry of Achilles o la ultraconocida Addicted to pain. Sobresale por supuesto Miles y su peculiar voz, pero Mark Tremonti, bueno, es una auténtica bestia a las seis cuerdas con unos solos espectaculares y un feeling especial que hacen que Alter Bridge suenen como suenan. Espectaculares de principio a fin, sin una fisura, demoledores, resueltos a ocupar su lugar en la escena musical del rock duro. Siempre son un reclamo en festivales, y normalmente se salen. Fortress siempre es un disco al que recurren por su versatilidad y por la energía que desprende. Discazo.

Ghost (2018) Prequelle

Peculiar, grandioso, adictivo y de un gusto exquisito este álbum del controvertido genio sueco Tobias Forge. Cierto es que desde que salió el grupo hace más de una década, no le presté demasiada atención, pero fue escuchar por casualidad su último álbum y me quedé absolutamente prendado, desde su inicio hasta su fin. Que sí, que en muchas ocasiones rozan el Pop, pero le dan una vuelta de tuerca al Hard Rock y al Heavy Metal, dando como resultado que sean únicas y deliciosas canciones como Rats, Faith, See the light… todas, siendo la versión de It´s a Sin de los Pet Shop Boys la única que me chirría un poco porque de pegadiza se me ha vuelto pegajosa. El resto, todo el álbum al completo y en su orden original de canciones es una auténtica maravilla. Destaco la instrumental, épica y alucinante Miasma que en directo tiene la misma intensidad (comprobado incluso a plena luz del día cuando los ví teloneando a Metallica en Madrid en mayo del 2019). En definitiva una obra maestra muy muy difícil de superar, pero claro, con el nuevo Papa Emeritus IV nunca se sabe.

 

 

Machine Head (2011) Unto the locust

Es tal mi amor por los californianos que los he visto hasta cuatro veces en directo. Es de esas bandas que una vez que se suben en el escenario y los contemplas de primeras los reconoces como auténticos Lores del Metal, y sus casi 30 años de existencia así lo atestiguan. Incluiría The Blackening en esta lista pero es del 2007, sin embargo Unto the Locust, que debía recoger un difícil testigo, es absolutamente digno sucesor, de hecho para mí creo que ni Bloodstone & Diamonds (2014) ni Catharsis (2018) han superado este séptimo álbum que fue un auténtico rompecuellos. Desde I Am Hell (Sonata in C#), This is the end o Locust hasta Who we are el disco es absolutamente fastuoso, recomendable y audible al 100 %, donde también nos regalan dos versiones muy curiosas y variopintas rindiendo homenaje a Judas Priest con The Sentinel y a Rush con Witch Hunt. Maravillosas. Del modo que sea, escuchad y deglutir este discazo donde sea porque recarga el ánimo, la energía y lo que sea que necesites. Potencia, groove, thrash, riffs muy matadores y mala leche de la mano de Rob Flynn con la formación más productiva y salvaje de su historia.

 

Parkway Drive (2016) Ire

Situémonos, viernes 29 de junio de 2018, tras más de tres horas maratonianas (y un poco tediosas) viendo a Guns N´ Roses en el Download de Madrid, decenas de miles de asistentes se batían en retirada para el avituallamiento necesario, sin embargo Parkway Drive emergieron desde el Escenario 2 captando la absoluta y sorpresiva atención con un directo devastador. Fue en ese momento cuando me quedé prendado para siempre de estos australianos. Si bien presentaban su reciente disco Reverence con cuatro temas, tocaron otros cuatro perteneciente a Ire, su disco anterior, el que recomiendo aquí denodadamente. Se trataban de Vice grip, Dedicated, Crushed y Bottom feeder. Esa noche fueron toda una revelación para muchos y los triunfadores de la jornada sin ningún lugar a dudas. Pues bien, ese disco tiene más temas impresionantes como son Destroyer, The sound of violence, Vicious o incluso la balada A deathless song (muy In Flames) entre otros temas que conforman un discazo metalcore que roza más bien el heavy metal moderno y realmente bien hecho. Su frontman Winston McCall es un auténtico animal rodeado de otros cuatro fieras. Si no los conocéis bien, os animo a darles una vuelta. 

 

Sonata Arctica (2012) Stones Grow her name

Los fineses se marcaron posiblemente el mejor disco hasta la fecha, variado, sorprendente, potente y sobre todo muy completo, con composiciones diferentes unas de otras, y eso que la bandera del power metal suele ser hasta cierto punto monótona. El comandante Tony Kakko supo exprimir todo su potencial compositivo y melódico, dando pinceladas progresivas, a veces duras y otras absolutamente deliciosas, íntimas y sobrecogedoras. El objetivo era trasladarlo a los escenarios de forma casi íntegra y sin que perdiera la esencia del disco grabado en el estudio. El resultado en forma de canciones soberbias se puede resumir en temas como Losing my insanity, I have a right (esta la he usado en mi curro con mis chicos por muchas razones), Alone in heaven, The day, Cinderblox (encantadora, divertida, una de mis favoritas con ese banjo) o las dos partes Wildfire absolutamente alucinantes. Es un disco que te divierte de principio a fin y te deja más que satisfecho.

 

Tool (2019) Fear Inoculum

Este disco me trajo la cabeza trastocada desde que salió a la luz el 30 de agosto del 2019. Lo he literalmente trillado como hacía tiempo, una y otra vez, y es que tras 13 años, desde 10.000 Days no había nada nuevo de una banda que pude ver en directo en el 2002 en Dublín, cuando vivía allí, y que decliné hacerlo por cansancio acumulado tras un intenso Ozzfest, sin Ozzy pero con unos System of a Down en su máximo esplendor. Cosas del destino. El caso es que este discazo, esta intrincada obra maestra es muy digna de figurar en mi decálogo, sin ninguna duda, no ya porque sea muy fan del “viejo” sonido Tool, sino porque canciones como Pneuma, la propia Fear Inoculum, Invincible o 7empest ponen en altorrelieve que la banda sigue muy viva, muy preparada para recuperar el trono del metal progresivo del que nunca se han bajado, pese a su larga y muy esperada ausencia. ¿Qué ofrecen de nuevo?, creo que bien poco, son Tool, no necesitan experimentos, para eso ya tienen sus proyectos paralelos los integrantes de la banda. Tool es Tool, canciones extensas, matemáticamente elaboradas, melódicamente exquisitas, para disfrutarlas de forma pausada y dejarse llevar en una atmósfera que muy pocas bandas hoy en día consiguen. Obra excelsa se mire por donde se mire, solo que hay que darle muchas oportunidades, creedme.

 

Trivium (2017) The sin and the sentence

Aún ando a ver si los cazo en directo porque me consta que son demoledores, pero en este caso recomiendo el penúltimo álbum The sin and the sentence, ya que está en ciernes en abril de este 2020 su nuevo material en What the dead men say, el cual tiene una pintaza tremenda. Matt K. Heafy y sus secuaces se marcaron un pedazo de álbum que no tiene ni pizca de desperdicio, donde temas como el que da nombre al disco, Beyond Oblivion, The heart from your hate o The Revanchist te ponen las pilas a base de bien. Sonido moderno, técnico, riffs matadores, medios tiempos, potentes melodías que hacen únicas las canciones sin resultar tediosas ni similares unas a otras, eso por no hablar del buen estado de forma del vozarrón del propio Heafy y de sus intrincados solos de guitarra junto a su compañero Corey Beaulieu. Encomiable la base rítmica de la máquina Alex Bent a la batería y de Paolo Gregoletto al bajo. Thrash, metalcore y heavy metal en una coctelera alucinante y atronadora.

 

Devin Townsend (2019) Empath

Otro disco que en el 2019 me hizo explotar la cabeza. El excéntrico canadiense, compositor incansable con múltiples proyectos en su rapada testa, generador de emociones, que desde el inicio de este álbum te sorprende, te descoloca, te amenaza con sonidos extremos, te embriaga y emociona con bellísimos compases e interludios absolutamente bestiales. Solo la revisión de este álbum me llevaría muchas horas y un extenso escrito, por lo que lo resumo en que Empath es descomunal, prueba de ello son Spirit will collide (me llega a emocionar con esos coros y esa profundidad), Sprite (un experimento sonoro), Hear me (locura sónica) o Why? (lucimiento vocal de Devin orquestado con toques a zarzuela, sí sí, con sus castañuelas y un final españolizado). El resto es una amalgama peculiar, con seis temas finales con el encabezado de Singularity donde el señor Townsend explota toda su creatividad. Una obra que no deja a nadie indiferente. Un concepto de álbum imprescindible para conocer el metal moderno y sus vertientes, hacia arriba y hacia abajo.

 

Avantasia (2016) Ghostlights

Como no meter en esta lista a una banda o superbanda nacida de la imaginación del germano Tobias Sammet hace ya 20 años. Son muchas las horas de disfrute de sus 8 álbumes de estudio, un concierto vivido de tres alucinantes horas en La Riviera de Madrid en marzo del 2016, mucho opinado con amantes (y detractores)… como para no hacer que concretamente este Ghostlights figure en mi lista. Sabido es que el plantel de músicos invitados a lo largo de estos cuatro lustros, confieren una mayor relevancia y un valor añadido al proyecto que ha hecho ensombrecer la banda principal del cantante, Edguy. Este álbum no es demasiado diferente a todo lo anterior, exceptuando los dos primeros discos que eran más power metaleros, ni ofrece muchas novedades, pero la clave reside en que la misma fórmula aún le funciona al bueno de Tobias. El sempiterno Jorn Lande (ex-Masterplan, ex-Ark), los legendarios Dee Snider (Twited Sister), Geoff Tate (ex-Queensrÿche) y Bob Catley (Magnum), los magníficos Marco Hietala (NightwishTarot), Ronnie Atkins (Pretty Maids), Herbie Langhans (Sinbreed, Beyond the Bridge, ex-Seventh Avenue), Robert Mason (Warrant) y Sharon Den Adel (Within Temptation), o el semi Dios Michael Kiske, confieren junto a otro elenco de músicos como Bruce Kulick (ex-Kiss), Sasha Paeth (ex – Heaven´s Gate y multitud de invitaciones en otras bandas), Oliver Hartmann (ex-At Vance), Felix Bohnke (Edguy) o Michael Rodenberg (otro como Sasha Paeth, mercenario del rock), una mayúscula obra musical que es casi imposible que te deje indiferente. Todo el disco es una gozada pero recomiendo encarecidamente Let the storm descend upon you, Ghostlights, Master of Pendulum, Babylon Vampyres, Unchain the light (mi favorita, una recarga pilas) o Wake up the moon. 

 

Y esta es mi lista de los diez de la década, por cierto, animo a quien sea a que haga la suya propia en estos tiempos tan aciagos y de espera, porque tiene trabajito pastedGraphic.png

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