¡AY QUÉ SUSTO!
A la paz de Dios, de Satanás, del Big Bang o de lo que sea.
Hoy os vengo a hablar de un grupo que descubrí por casualidad y por error allá por el año 1983. Se trata de Coven, un grupo de rock psicodélico ocultista que se formaba allá por el 67 del siglo pasado y que influenció sobremanera a los que vendrían después en el ámbito de rock oscuro.
Su primer trabajo, Witchcraft Destroy Minds & Reaps Souls (1969) llegó a mis manos después de conseguir el Diary of a Madman de Ozzy Osboune. Acababa de comprarme The Number of the Beast de Iron Maiden y me parecía lo más brutal que había oído hasta entonces (no había escuchado aún a Black Sabbath), y lo compré por la portada, que levante la mano quien no haya comprado un disco por la portada por aquellos años, menos mal que con ese no me equivoqué. Pues bien, que me lío… decía, que el Diary of a Madman me alucinó, y lo conseguí porque me lo vendió un colega que le hacía falta pasta, y me dijo, “ten cuidao con este disco que es muy satánico” pa qué queremos más, me puse a escucharlo al revés, pa’trás, pa’lante, de canto… intentando oír un conjuro o algún mensaje directo desde las calderas de Pedro Botero. Por todos es sabido que era práctica habitual coger disco y escucharlos al revés porque decían que la canción Helter Skelter de los Beatles escondía estos mensajes, ya que los seguidores de Charles Manson hicieron pintadas con la sangre de sus víctimas donde se podía leer la palabra Pigs y también Helter Skelter.
En efecto, lo intenté con unos cuantos discos hasta que la aguja del tocadiscos de mi padre acostumbrada a Abba y Betty Misiego dijo basta. Entonces, empecé a investigar sobre Ozzy Osbourne, en aquella época no había internet, y le pregunté a mi amigo Paco de la tienda de discos Agarthy si me podía conseguir algún disco del tal Osbourne. Me trajo los de Black Sabbath y un disco donde tocaba un tal Glen Oz Osborne (ahí la casualidad-error) que era el de los Coven.
¡Toma ya! Había una canción que se llamaba Black Sabbath (otra coincidencia), la señora que cantaba, Jinx Dawson parecía sacada de la película Las brujas de Salem; y ete aquí, cuando llegué al último tema del disco Satanic Mass me cagué por la patilla. Una autentica Misa negra oficiada por su cantante con conjuros e invocaciones al maligno que me hizo quitarlo de inmediato. Menudo susto, luego, con el paso del tiempo me compré los discos de Candlemas y de Mercyful Fate y el canguelo fue decayendo.
Pues eso, muchachetes, si queréis escuchar un buen disco de Ocult Satanic Rock os lo recomiendo y si lo aderezáis con un poquito de ácido mejor, pero cuidado con las drogas y el maligno que luego pasa lo que pasa.
Salud.
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