A Tool ya les tenía fichados por mi afición a grabar cintas de Videoclips de la MTV por las noches de verano y los vídeos de Sober y Prison Sex me habían llamado la atención. Pero fue en el 96 cuando publicaron el Aenima y abrieron un universo para muchos de nosotros. Por aquellos entonces el acceso a la música consistía en comprarla directamente o esperar a que un colega (en la mayoría de los casos su hermano mayor) se comprase el disco que ansiosamente esperabas y expandiera el virus a base de cassettes vírgenes. Esa espera contribuía aún mas al estatus de grupo de culto para muchas bandas, y para Tool aún más. En una época en la que todo se enseñaba y el apogeo del rock en la MTV estaba en sus mejores días los californianos optaron por el secretismo y hermetismo, publicando muy pocas fotos de promoción y evitando que hubiera documentos gráficos de sus conciertos. El grupo relegaba a la imaginación del fan todo ese universo sonoro que creaban y mostrándolo solo y con cuentagotas en excelentes videoclips donde nunca aparecían ellos, todos obra de Adam Jones, guitarrista del grupo y diseñador de maquillaje de efectos especiales en películas como Pesadilla en Elm Street 5 o Parque Jurásico, entre otras.
El secreto de este disco es que , aún si no te fascina de primeras, tienes esa sensación de que es una obra que tiene muchas cosas que ofrecerte si profundizas. Todo es oscuro, atmosférico y con una lírica igualmente misteriosa y ambigua.
El disco abre con Stinkfist ,que fue el primer single, y aunque se muestre denso e irregular de primeras es posiblemente el tema más accesible y una carta de presentación perfecta. La temática de la canción es un paralelismo entre la presión que estamos sometidos por los problemas derivados de nuestra sociedad y la práctica del Fist-fucking (penetración anal o genital con un puño), a partir de aquí sabrás que no será fácil, aparte ya has empezado a darte cuenta de la importancia de Justin Chancellor como pieza orgánica fundamental en toda canción de Tool con su línea de bajo. Luego viene la maravillosa Eulogy, y el grupo ya te mete de lleno en la dinámica progresiva, éste es el momento en que te das cuenta que Adam Jones no está aquí para hacer punteos virtuosos, está para crear atmósferas y en ese apartado es único, es fundamental para entender el universo Tool, muchos consideran que la letra es una conversación con Jesucristo.
Llega el tercer corte, llega H, y posiblemente la canción favorita de este grupo para un servidor, es cuando descubres que a partir de ahora renuncias a toda religión para seguir hasta la eternidad los pasos de Maynard James Keenam, haga lo que haga, con A Perfect Circle, con Puscifer o si le da por sacar un disco de eructos, uno de los cantantes más carismáticos de los últimos 30 años. Como con todas las letras de Tool no hay nada asegurado, pero se piensa que la canción trata acerca de un episodio cercano a la muerte del propio Maynard por sobredosis.
Tras un interludio llega Foty six & 2 que trata sobre un hipotético siguiente paso evolutivo de la raza humana, el propio título de la canción se referiría al número de cromosomas que tendríamos, una maravilla de canción que parece que va en bucle y van introduciendo matices hasta acabar en su apoteósico final, es cuando uno se da cuenta de que, tanto a nivel técnico como a nivel compositivo estás escuchando a uno de los mejores baterías de la historia, a sus pies siempre Sr. Carey.
Luego aparece la coña de Message to Harry Manback, una grabación de un contestador automático que mandó un compañero de piso italiano de Maynard insultando porque lo había echado del piso, la música de fondo es de Tool, por supuesto.
Después viene la cañera Hooker with a penis, supuestamente basada en una conversación que tuvo Maynard con un conocido que le dijo que era fan de la banda desde el principio y que pensaba que musicalmente se habían vendido, esta canción es su respuesta.
Intermission hace de introducción de la poco valorada Jimmy, a mí esta canción me sigue pareciendo una maravilla. A estas alturas del disco uno ya va nadando en atmósferas extrañas pero poco a poco se va volviendo más oscuro.
La auténtica frikada del disco Die Eier Von Satan, es básicamente una receta para hacer galletas de hachís pero en alemán (con tono efusivo, a lo mitin nazi) con un fondo industrial.
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