No Tolerance: Rockela 2019 (Miguelturra)

19:00 horas de un terriblemente tormentoso sábado 19 de Octubre. Miguelturra. Centro de Representaciones Escénicas (CERE). Último concierto de No Tolerance como tal (quizás un hasta pronto). Cerca de cincuenta asistentes desperdigados por el recinto, la mitad de ellos enfrente del escenario para batallar y apoyar la despedida del grupo de Álex, la otra dupla vocal de la bandaza.

A escena junto a él, Clemen flanqueando la izquierda, armado con su guitarra, justo en el lado contrario Jose al bajo, cubriendo la retaguardia David “Jägermeister” Alañón detrás del kit de batería y como vanguardia, Iván. 

Resulta que era una situación un tanto extraña puesto que no hacía ni dos años que el grupo como tal se había formado, de unos Tiempos de Ira con el añadido de Alex en el dueto vocal, transformándose en No Tolerance. Sin embargo, por motivos laborales, de tiempo y sobre todo de distancia, éste último debía decir un Adiós prematuro. Aún así querían despedirse haciendo lo que mejor sabían, haciendo Hardcore y Metal infernal.

La mejor forma de demostrarlo sería con un set list donde su único EP “Si el mundo quiere jodernos” estaría envuelto junto a otras ocho composiciones de Tiempo de Ira.

Sin casi dilación, a saco y casi sin previo aviso, Clemen rompe el silencio con la intro de “No valen Nada”, donde Iván y Alex, Alex e Iván comienzan a afinar sus “melosas” voces para apretar una marcha y arrecian junto al resto de la banda con la espídica “Tras las grietas”. Para entonces, aquello iba a ser un auténtico tsunami de puro Metal hardcoriano. Comenzaba el vaivén de temas de Tiempos de Ira y No Tolerance. “Destroy this life” y “Jamás podrán” eran dos puñetazos que encajábamos a duras penas. Sin embargo “Intentaron joderme” era otra cosa, era otra elaboración, era un férreo golpe y visualmente un correctivo, una emoción, más aún contemplando a estos cinco tipos como si fueran uno, con un aullido final espartano. 

“Marcados de por vida” sería otro punto de inflexión, un punch punki en todo regla, un trallazo, un deleite y una inyección de energía, uno de mis temas favoritos de Tiempos de Ira. Nada más que decir con ese puto estribillo y ese riff acojonante.

Era momento de darle a “Último aliento”, otro magnífico himno, de los de verdad, de los que se te atornillan en la cabeza, de los que te insuflan mecha para largo, y fue en ese justo momento cuando recordé que Álex, allá por el 2011, en el Choorock cuando estaba enrolado con N.A., salió a colaborar en un tema con Mysterika, se tropezó y se pegó un buen fostión aunque con bastante elegancia salió del paso, y no sé por qué me caía mal por aquel entonces, es decir que pensé, “te jodes por capullo”. Unos cuantos años después tarareaba, “No es una despedida no es el final”, como rezaba la canción, contemplándolo con cierta admiración así como un sentido de pertenencia, al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa al recordar aquella anécdota.

Pero regresando al concierto, la combativa “Es el momento” atronaba el recinto con ferocidad para volver a recuperar el espíritu más punk con “Vida perra”, otro trallazo que incitaba a “jugar” con los incautos que nos encontrábamos en la platea.

“Nuestra fuerza” sería el penúltimo tema de No tolerance de la noche como tal y lo celebramos con energías que renovábamos obtenidas de no sé dónde. Mientras tanto, David, Jose y Clemen a lo suyo, un enorme escenario para ellos, libertad de movimiento absoluta, entrega completa y una profesionalidad y fiabilidad inusitada. De auténticos veteranos, de lujuriosos concertistas o de endiablados punkmetaleros. En cualquier caso, pintores de un escenario en los que Iván y Alex se movían con una soltura y una agresividad dantesca, hiperactivados, como si se tratase de su último concierto juntos… lo cual era absolutamente cierto, y en cierto modo terriblemente ineludible. Con “Ruido” de nuevo tuve un flashback cuando en abril de este año, llegué a duras penas casi al final del concierto que dieron en La Capilla Cafetería Tetería de Manzanares, justo en esta canción, sorprendiéndome como a los asistentes se les había ido completamente la cabeza y aquello era una auténtica locura de pogos, moshpits y donde Alex e Iván fueron elevados literalmente hasta los techos hasta casi ser salamandras. Ciertamente temí por la integridad física de ambos. En cualquier caso, aquí en el CERE, ese no era ni el ambiente cerrado ni el éxtasis de entonces pero sonó magnífica de nuevo.

“Derribar” arrancó de nuevo una brutal respuesta por parte del respetable, aunque algo escaso para tratarse del motivo que era. Pero no impediría ni un ápice que los artistas bajaran el ánimo, ya que desde el escenario, un Álex hiperactivado nos arengaba continuamente, y nos animaba a seguir activados, a seguir en la lucha, en el combate, porque por orgullo… “Seguimos peleando”. Locura absoluta, nada que añadir a no ser que lo vivieras. 

Era tiempo de despedidas, de emociones, de, “¿queréis una más, cabrones?”… Siiiiiiii, pues… “Sacrifícalos”. Poderosos riffs, salvajes voces, lacerante base rítmica, mala leche a raudales, flameantes letras y absoluta entrega física que supusieron el colofón al final de una corta pero satisfactoria realidad que supuso No Tolerance en la escena musical nacional. El final del todo no lo escribo yo, ni siquiera lo describiré porque personalmente me resultaba duro. Era posiblemente el fin de una era y el inicio de dos carreras paralelas. En cualquier caso, de esta gente, de estos músicos solo se puede esperar enormes cosas. No descarto nada, pero al menos puedo decir y os podemos relatar que… NOSOTROS ESTUVIMOS ALLÍ, VIENDO A ALEX EN EL ÚLTIMO CONCIERTO DE NO TOLERANCE… y como se dijo en el Quijote “donde una puerta se cierra, otra se abre”. Mucha suerte a todos.

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