La pasada edición de este festival llamado Algarroba Rock ya me dejó tan buenísimo sabor de boca que el cartel de esta era lo suficientemente atractivo como para no dejarlo pasar, si bien es cierto que por diversos motivos me incorporé a este metalfestival malagueño relativamente tarde habiendo tocado los malagueños Twilight y los asturianos Argion, de los cuales, los que los vieron me comentaron que lo habían hecho de fábula pese a las horas, el calor y la humedad, de hecho se preveía la amenaza casi certera de una potente tormenta en la hora y media de Angelus Apatrida, (qué paradoja, ¿no?).
Justo entrando en el recinto a eso de las 18:00 horas, y ya provisto de una económica bebida, recibido por una atención afable y rodeado de un nutrido ambiente metalero, subieron al escenario los alicantinos Mind Driller. He de reconocer que mi intención para este festi era disfrutar tranquilamente y no hacer ninguna crónica, lo que lleva tiempo y “cierto” esfuerzo, sobre todo si se quiere hacer bien y detallada, (y no lo que a veces se lee o se ojea por ahí). Sin embargo este grupo me desbarató dicha intención desde el primer acorde de “Ritual”. Era la primera vez que les veía en directo, de hecho la primera vez que les daba una escucha y su metal industrial, con evidentes reminiscencias rammsteinianas, funcionaron a la perfección con una puesta en escena muy cuidada, maquillajes, vestimentas apocalípticas, elementos escénicos y decorados móviles llamativos, vamos, un currazo de la leche. Si a eso le sumas que el sonido estaba engranado a todo ello y muy pulido, daba como resultado un inicio de concierto demoledor.
“My own law” fue el segundo tema interpretado y único como representante del primer álbum del grupo en ser interpretado. Para entonces, Mind Driller acaparaban la absoluta atención del público, y a una hora donde el calor y el sudor nos atenazaba, las tres voces alternadas de Estefanía Aledo, Daniel N. Q. y V. Stone refrescaban nuestro ánimo e interés. Meritorio también la alternancia de las letras en castellano, inglés y alemán, eso por no hablar del trabajazo del batería Reimon, impertérrito en su puesto, infalible y constante.
“Psycho”, “Prophecy”, “The last Drop” y “M4nikí”, emergieron con tientes teatrales y atrezzos como por ejemplo un atril o uno palos y cuerdas para manejar una marioneta, en este caso a V. Stone. Llamativos Javix a la guitarra y Pharaoh al bajo recordando a los personajes de la peli Mad Max: Fury Road, ya que no solo por sus peculiares interpretaciones de esos personajes secundarios tan sórdidos, sino porque se mostraron muy seguros en sus cometidos estrictamente musicales.
Es decir, la combinación de todo ello dio como resultado un conciertazo vistoso, potente y todo un descubrimiento para la gran mayoría de los asistentes, incluido yo. “Escape”, “Calling at the stars” e “Ich bin anders” completaron un set list muy bien seleccionado, pese a quedarse fuera “Game Over” y “Rotten” que por falta de tiempo debieron sacrificar. Sin duda una agrupación a tener en cuenta, seguir y apoyar allá donde vayan, y si tenéis oportunidad de verlos, os van a encantar y sorprender.
Tras el intercambio de opiniones sobre lo acontecido y otras lides con los oriundos de la zona y los foráneos, los valencianos Dawn of Extinction preparaban su escenario, que a la postre significaría otro descubrimiento en directo.
Si con Mind Driller mi pluma se estaba calentando, D.O.E. supusieron la confirmación definitiva no solo por su sobria puesta en escena, sino por su efectividad, su garra y su dureza sónica. Destilaban calidad, sobrada experiencia y una personalidad tan peculiar que despertaron de nuevo el interés tanto de los que estaban esparcidos por la platea buscando sombra y “líquidos” esenciales, como los que estábamos ubicados en la grada ya en la fresca penumbra.
Dawn of Extinction venían a presentar su largo EP “From tears to vengeance”, un curradísimo trabajo musical que destila una potencia y una calidad fuera de toda duda. 6 trallazos que apabullan desde la primera escucha. Los hermanos Cristian y Daniel Juárez a las guitarras más la base rítmica de Marcos Morales al bajo y el sustituto de Alexis Gálvez a la batería, conformaban una tormenta thrash-death-metalcore que a más de uno nos descolocó. Era un giro de género en el Festival muy acorde, sorpresivo y no tan vistoso o teatral como Mind Driller, pero de muchos quilates.
Abrieron con “Beyond the fear”, dejando muy claro cuál era su estilo, su cometido y los derroteros durante el tiempo del que disponían, del cual hicieron muy efectivo. Innegable su semejanza con bandas como Trivium o Bullet for my Valentine, con esos riffs asesinos, el doble bombo o la alternancia de voces limpias con las guturales del propio Cristian, quien hace de frontman indiscutible, y al que le secunda con eficacia su hermano Daniel, y que a su vez son rodeados continuamente por el hiperactivo Marcos, un auténtico bajo inquieto.
“Behind the mirror”, “Underrated” y “Rise of Oblivion” fueron destripadas inexorablemente ante un público cada vez más entusiasmado con lo que estaba presenciando, y más enardecidos aún cuando Cristian presentó “Motherfucker” contra la violencia machista.
La trilogía “The Heresy”, el cañonazo “From tears to vengeance” y “Apocalypse”, cerraron fervorosamente un concierto, con un wall of death muy aparente y curioso entre los asistentes, poco habituados a hacerse daño a esas horas de la tarde y aún por cumplirse la mitad del Festival. Dawn of Extintion demostraban por qué eran merecedores de ser los teloneros de Blind Guardian en la próxima gira europea de los teutones, pese a que su estilo no eran similares, pero para mí, esa tarde noche supusieron junto a Mind Driller, las novedades que he hecho muy mías en mis recurrentes listas de música que escucho a todas horas.
Y siendo honestos, desde entonces, tanto Sphinx como Dünedain, apenas les presté la atención que se merecían ya que me disipé departiendo tanto con los integrantes de Mind Driller como de los D.O.E., encantadores todos ellos, así como con aquellos incautos y sujetos que me o les llamaba la atención por aquí y por allá. Todo muy familiar, profundamente familiar y acogedor, ya que allí donde iba, una sonrisa, una muestra de afecto, como la de Antonio Canelo que me proporcionó las fotos de Mind Driller y D.O.E., un apretón de manos o un choque de puños me hacían estar casi como en mi casa, en mi añorada Sala Nana de Ciudad Real. Sólo sé que Sphinx, a pesar de que el sonido me pareció desfavorable, cumplieron con sus acólitos y que Dünedain se llevaron hasta entonces la palma en cuanto a máxima afluencia y entrega por parte del respetable.
Un par de himnos como “A un paso del cielo” o “Unidos” sí llamaron momentáneamente mi atención pero para entonces era tal el gentío que ni me atreví a pasar a las primeras filas. Sin embargo, ya envalentonado y con la convicción de ver a los albaceteños Angelus Apatrida en primerísima fila, con los primeros acordes de “Bleed the crown”, me fundí en un constante y divertidísimo pogo.
De ahí hasta el final nos congregamos unos valientes que aguantamos incluso la lluvia que se inició en el último cuarto del setlist que interpretaron, casi idéntico al que hicieron en el Choorock de Corral de Calatrava (Ciudad Real). Era la séptima vez que los veía en directo, con tres crónicas de ellos en mi haber, Download Madrid 2018, Rock the Coast Fuengirola 2019 y La Riviera 2021 (terrible experiencia sentados y con mascarilla), por lo tanto, ya sabía cómo se las gastaban estos manchegos, impertérritos, constantes, infalibles y maquinas muy bien engrasadas de Thrash, la punta de lanza del genero ahora mismo a nivel internacional… y no fueron menos en esta ocasión, ni tan siquiera cuando hizo acto de presencia la dichosa lluvia, que convirtió las ultimas canciones en una “batalla” épica con aguerridos cuerpos empapados chocándose y escurriéndonos en muchas ocasiones.
Con “You are next”, cerraron brillantemente un concierto que a la postre se convertiría en uno de los último antes de comenzar la gira de presentación de su nuevo álbum Aftermath.
Este tema supondría también el cierre prematuro del Festival ya que se había formado una bolsa de agua en la cubierta del escenario que amenazaba con romperse justo encima de la batería y la parte frontal del escenario, por lo tanto ni los italianos 5Rand ni los malagueños Invaders tuvieron oportunidad de tocar pese a las ganas que aún quedaba entre un público mermado. Además, había incertidumbre porque se avecinara la DANA, aunque no cayese ni una gota más, sin embargo la organización decidió que no había motivo ni razón para arriesgarse. En cualquier caso, exitazo en esta edición de un festival hecho desde la nada entre unos amigos hace muchos años, (a uno de los fundadores lo conocí también en esta ocasión, grandísima persona por cierto).
Por lo tanto y en definitiva, deseando volver y mezclarme con tantísima gente, con tanto hermano y hermana (y hermane) del Metal, con tanto afecto y tanta devoción por nuestra música. Nuuu veahhh!!!!!
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