De todos los subgéneros del cine de terror, el único que ha conseguido inquietarme (acojonarme) de verdad ha sido el, llamémosle así, satánico. Todo lo relacionado con el demonio, el satanismo, las posesiones y los exorcismos siempre me ha producido bastante desasosiego (cague). Dentro de este subgénero hay tres películas que, para mí, son referencia de todas las posteriores que se han hecho estos años. La Semilla Del Diablo, El Exorcista y La Profecía contienen la mayoría de los elementos que después se repetirán hasta la saciedad en multitud de trabajos, algunos de ellos convertidos en sagas. Desde mi punto de vista, es difícil encontrar películas de este tipo y evitar las comparaciones con las tres citadas, lo cual resulta desesperante para cualquiera que busque alguna idea o variante distinta, y más teniendo en cuenta que la primera es de 1968 y las otras dos son de los 70. Y con variante no quiero decir mezclar estos temas dentro de otros géneros, ya sea cine policíaco (Vaticano, Departamento De Exorcismos), comedia policíaca (Dos Exorcistas Rebeldes) o incluso la comedia romántica (Exorcista A La Fuga, Padre Karras No Huyas) sino algo más de originalidad. Exorcismo En El Vaticano no es una excepción, empezando por el título. Porque es tradición muy hispana la de inventarse los títulos de las películas extranjeras, en algunos casos destripando de manera flagrante el contenido y el desenlace (Rosemary’s Baby – La Semilla Del Diablo) y en otros tergiversando, censurando, camuflando o simplemente cambiando el significado (Some Like It Hot – Con Faldas Y A Lo Loco) o el caso de I Spit On Your Grave, que en España se estrenó como La Violencia Del Sexo, que se antoja contradictorio ya que uno no sabe qué puede ser más sugerente u ofensivo, si juntar en cartelera las palabras «escupir» y «tumba» o «violencia» y «sexo». Pero a lo que íbamos, Exorcismo En El Vaticano es un fraude ya desde el título (Vaticano Tapes en inglés) porque sí, es cierto que trata sobre un exorcismo y sí, también es cierto que sale el Vaticano, pero las dos cosas juntas no, dado que El Vaticano, al menos en la película, está en Europa y el exorcismo se realiza en Estados Unidos. Y en todo lo demás no difiere demasiado de las demás películas de posesiones demoníacas, salvo en que la posesa no está poseída por el demonio, sino por el Anticristo, que puede parecer lo mismo pero no lo es. Pero no adelantemos acontecimientos.
La historia trata de una chica, Ángela, que después de un pequeño corte en el dedo, se desmaya y la ingresan en el hospital. A partir de este suceso empieza a comportarse de manera rara, se vuelve un poco guarrilla, altera a los cuervos, hace que se pochen las flores y provoca que se estrelle el taxi en el que viajan su padre, el novio (de ella), el taxista y ella misma. De vuelta al hospital, entra en coma, se muere, resucita, se pasa por la sala de maternidad a no sé qué y hace que un detective de la policía se suicide sólo por preguntar, por ese orden. Durante todo este tiempo hay un cura (el padre Lozano) rondando y sospechando. Este cura habla con el padre de ella y lo convence para que la encierren en un manicomio, además de conseguir información sobre la madre de Ángela. El padre, militar, le confiesa que conoció a una chica de compañía, tuvieron un flechazo, la preñó y luego ella abandonó a su hija mientras él estaba de misión en Tokyo. Esta explicación sobra porque ya nos habíamos percatado de que la niña es bastante hija de puta. Ya en el manicomio, la posesa mata a un celador y, susurrando a una pared, consigue que todos los locos se vuelvan más locos y se maten entre ellos. Por donde pasa va dejando huella. Visto que no hay institución que la enderezca, deciden hacerle un exorcismo, y para ello llaman al Cardenal Mattias Bruun. El primer paso consiste en conseguir que Ángela abrace la verdadera fe y qué mejor manera que hacerla comulgar. El cardenal lo intenta con paciencia, incluso haciendo el avioncito, pero la chica rechaza la hostia de su boca de lo que el exorcista deduce: «Esta chica está atorá. Hay que desatascarla». Así que, metiéndole los dedos por la boca extrae el obstáculo: un huevo. Y eliminado el primer obstáculo, ella solita expulsa… otros dos huevos. El padre Lozano, extrañado de ver a alguien poner huevos por un conducto que no es el habitual, pregunta:
-¿Qué significa?
A lo que Mattias, notable alto en Numerología y Cabalística responde:
Representa la Santísima Trinidad.
Porque, como todo el mundo sabe, los números tienen un importante significado en la Biblia. Por ejemplo, si hubieran sido 7 huevos, estaríamos hablando de la Divinidad, ya que el 7 representa la perfección. En caso de haber sido 6 huevos, se trataría del demonio, porque el 6 es símbolo de la imperfección. El 6, por no llegar a 7, es número imperfecto. O, en el supuesto de haber expulsado 5 huevos y además morenos, hablaríamos de los Jackson Five.
Y aquí es donde empieza el verdadero exorcismo, que ya estaba bien de huevadas. Es decir, comienzan los movimientos de mobiliario, las salpicaduras de agua bendita, las dislocaciones, las levitaciones, las parrafadas guturales del revés y las malas caras. Pero algo falla. El exorcista, que además de cardenal, es muy perspicaz, se ha dado cuenta de que no es posible expulsar a ningún demonio porque Ángela es en sí misma el Anticristo y, armado con una daga ritual, la estrangula con un rosario. La chica muere y se desvanece en los brazos de su padre, que se queda con el camisón en las manos, ese camisón que llevan todas las posesas para tener más liberados los escapes por los que expulsar los demonios, en detrimento de otros atuendos más cómodos y menos impúdicos. Y empiezan los reproches. Que si «eres un incompetente, estas no son maneras», «te pedimos que vinieras para sanarla y vas y la matas», «si venías con una daga es porque tenías intención de usarla…» y el cardenal intentando eludir responsabilidades cual político, «era necesario», «se cumplían todas las señales», «su madre, por golfa, era una perversión de la Virgen María…» y menos mal que Ángela resucita (de nuevo) y pone orden antes de que ocurra una desgracia. Su aspecto es envidiable para una mujer que ha sufrido los rigores de un exorcismo: el pelo rubio saneado, sin una sola punta abierta; el salto de cama impecable, blanco nuclear, cuando hacía unos momentos parecía que lo hubiera pataleado una manada de búfalos; ni rastro de ojeras ni de arrugas de expresión, bellísima toda ella con sus estigmas y todo. En definitiva, somos testigos de la encarnación del Anticristo (o la Anticristina) y la ascensión del mal, que instaurará su reino en el cielo y la tierra. «Vais a morir todos» anuncia. Menuda noticia. «Vosotros sois omega y yo soy alfa, vosotros sois el fin y yo soy el comienzo, el nuevo camino» proclama. Labia no le falta. Y golpe de efecto final: levitación y explosión. David Copperfield, que te comen la merienda.
Tres meses mas tarde, ya recuperado de las heridas sufridas en tan trágico episodio, el cura Lozano se persona ante su superior en El Vaticano, el Vicario Imaní, Jefe del Servicio de Registro del Trabajo del Demonio en La Tierra (Imaní dixit) y responsable de la sección de Audiovisuales. El Vicario Imaní le invita a conocer una estancia secreta donde guardan grabaciones de todas las actuaciones de Satanás en nuestro planeta, estancia que se oculta tras una cortina, como las películas porno en los antiguos videoclubs. En una sala llena de monitores, nos enteramos por las noticias de que el padre de Ángela, su novio (de Ángela) y el cardenal Bruun murieron en la explosión y que, durante este tiempo, Ángela se ha hecho famosa sanando enfermos y milagreando por doquier, hasta el punto de dar entrevistas por la tele y congregar a miles de seguidores en estadios, cumpliendo así el anuncio del Libro de las Revelaciones en el que se preconizaba que el Anticristo (o Anticristina) imitará a Cristo y los engañados venerarán a ese falso profeta. Este Libro presagió muchas catástrofes pero, por desgracia, nada dice acerca de una posible continuación de esta película ¿Habrá segunda parte? ¿Sabremos qué le depara la vida a la buena de Ángela? ¿Habrá un Ángela vs Damien por la supremacía del mal en La Tierra? Dios nos pille confesados y exorcizados.
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