Noche mega internacional, suizos y suecos, ahí es nada. Para ser un miércoles y coincidir con una semifinal española de Champions… (maldito fútbol), la Sala Nana presentó una estupenda entrada para poder ver a dos bandas europeas que nos iban a deleitar con una gratísima noche de Hard Rock en estado puro. Eso sí, cumpliendo con unos horarios estrictos a los que no estamos muy acostumbrados, dicho sea de paso, y que nos hace enrojecer un poco.
Era de esperar alguna vez que en este tipo de eventos, y con grupos confesos a seguir el horario estipulado, sucediera que el primero de ellos comenzara con casi la mitad del aforo final. Aún así, los primeros en entrar a escena fueron Worry Blast, una joven banda suiza que nada más escucharlos reconoces que han sido amamantados por esa “otra” banda australiana ultra conocida y respetada de aquí al Sol. Con dos discos en el mercado y un tercero en ciernes, estos cuatro chavales afortunados, a la vez que entusiastas del hard rock de la vieja escuela pero contundentes como se pide en la actualidad, nos presentan once temas para abrir boca en una noche excelente en lo musical aunque un tanto fría en lo referente a la cercanía con el público asistente, algo a lo que no estamos acostumbrados por estos lares. Sobre todo para quienes nos gusta que al menos, dediquen un tiempo aunque sea efímero para aquellos que nos quedamos a digerir lo que hemos presenciado y vivido. En fin, ellos se perdieron unas estupendas migas que algún desalmado e incauto espectador se atrevió a hacer para el público y los dos grupos de esa noche. Algún defectillo tendrían que tener.
Pues bien, estos Worry Blast, con una carta de presentación tan magnífica como era la de haber abierto conciertos por Europa para Jeff Scott Soto, Scorpions, Gotthard o Johnny Hallyday después de sacar su primer disco “Break out from hell”, (así cualquiera se da a conocer), iniciaron el set list de la noche con Gone to the Dogs, de su segundo álbum “Hit the Gas”, un claro ejemplo de lo que nos iba a deparar la noche con ellos en el escenario, Hard Rock muy ACDC pero con un toque fresco y enrabietado, con estribillos muy sencillos para que el personal se desgañitara a pesar de no conocerlos prácticamente. Hit the Gas, fue el siguiente tema que apareció a escena con una intro y unos ritmos que guiñaban el Monkey Business de los Skid Row.
Hasta entonces, uno podría incluso identificar sobradamente la herencia Airborne que también destilaban estos chicuelos enfurecidos. Raised by Rock & Roll entraría como un chupito de whisky sobre nuestro gaznate, haciéndose tan deleitoso por lo sorprendentemente bien que estaba sonando cada uno de los músicos, con un Matt Petrucci a la voz y guitarra rítmica dándolo todo sin complejos ni camiseta a base de furiosos alaridos y movimientos estudiados. Born to lose aparecía a escena con un público que se hacía más numeroso y que se miraba sorprendido por el desparpajo y el buen hacer de los suizos, haciendo recordar temas de la banda de las antípodas. Más aún cuando comenzaron con Heads will roll, una intro guitarrera que, efectivamente nos hicieron rodar nuestras cabezas, cada vez más danzarinas y bamboleantes, donde Allan Claret, el guitarra principal tomó el protagonismo y nos deleitó con uno de los mejores solos del repertorio, de hecho, en cada tema se pudo lucir a gusto porque cada uno de ellos tenía esa parte tan efectiva para ello. Cambió la guitarra para Hold up y acompañó junto al bajista Dann Collaud en los coros del tema, como casi hicieron en la mayoría de los temas y dar una mayor profundidad a la ronca voz de Matt. El hermano de Dann, Lucas, el batería, es uno de los encargados de basar rítmicamente Money, el séptimo tema de la noche, hasta entonces, todos de su segundo disco, de corte hard rock puro, y que daría paso a It seems like Rock & Roll, de su primer álbum, de idéntico corte y estilo que el segundo en cuanto a los temas, tanto en temática como en composición, sin embargo en éste, Allan se marcó otro delirante solo de guitarra que nos recordó a un tal Angus en estado puro. Para entonces, la sala ya mostraba el aspecto final del concierto completo, y esta gente comenzaban a tocar sus últimos tres temas programados. Family Business, su propio The Jack y Break Out, del que tienen un estupendo videoclip oficial, iban a dar casi el colofón a una efectiva y entregada actuación para un público ya entregado y gratamente sorprendido por el desparpajo de estos tipos. Se solicita el bis obligatorio, y culminan la noche con Snakes, del cual también tienen un videoclip. La intro en este caso es muy Maiden, muy Wasted years para recomponerse casi de inmediato en un Dirty deeds done dirt cheap de los Australopitecus Australianensis, ya entonces, muy recordados casi excesivamente para el gusto de muchos durante todo el concierto.
Añadiremos que, estos tipos, dentro de menos de un mes, estarán de gira de nuevo por España, ayudados ni más ni menos que por Phil Rudd, quien conozca a este otro “tipejo”, que se atreva a visitarlos a Madrid, Salamanca o Barcelona. Lo que demuestra lo bien apadrinados que están, por no hablar de quien es su productor, otro tal, Dennis Ward, quien se atreva que busque información de quién es y verá si este grupo “neutral”, como dice un amiguete mordaz nuestro, no se ha tomado en serio esto de la música, existiendo gente muy importante detrás de ellos que confían al 100%.
En definitiva, pudimos disfrutar, deleitar y degustar un show muy bien ejecutado, crudo y sin demasiados artilugios ni rimbombancias, y que daría paso al plato fuerte de la noche, los suecos Bonafide.
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