¡Qué gustazo cuando te visitan a tu propia ciudad una banda de primera división nacional! Nada más y nada menos que Guadaña. Estos gaditanos curtidos desde hace unos años en los mejores escenarios del país nos presentaban su tercer álbum Karma, y desde luego no defraudaron pese a ser un show relativamente corto, aunque realmente hicieron un repaso de sus tres álbumes, o más bien nos dieron un “repaso” musicalmente hablando, no sólo de puro y duro heavy metal, sino de maestría, tablas, simpatía, buen rollo y contundencia. (Cuando llegué a casa, aún me zumbaban los oídos). ¡Pero hostias!, lo que pudimos disfrutar…
Una vez ubicados y bien pertrechados, arrancaron el concierto con Dios del trueno, con una fuerza descomunal, sin anestesia ni nada, dejando a las claras de qué iba el asunto. Potentísima, descomunal base rítmica a cargo de Pablo Casas a la batería y Juanlu Ripalda al bajo, ambos soberbios durante toda velada, pero es que Juanma Patrón no se quedó corto. La labor que ejerció, siendo el único guitarra, fue increíble, espectacular… ¿y de las dos voces?…
En Adrenalina se describen solas, se combinan perfectamente, se permutan minuciosamente, se compenetran como una sola voz. Es hasta sorprendente su capacidad metódica y sincera de interpretación. Transmiten y eso es lo que cuenta en un show, si a eso le añades los tres tipos que les escoltan, la fórmula es perfecta. El tema de por sí, genera una energía brutal, y en este caso en directo lo bordaron.
Pero llega Innombrable, del primer disco, tema ultra rápido de la vieja escuela, con el público gritando a pleno pulmón, ¡¡¡¡Innombrable!!!! Ritmo frenético, solazo de guitarra y headbanging frenético, que continuaría con Yo soy la Ley, con una cadencia machacona, potente y un Salva devastador. Y es que para entonces, los presentes nos mirábamos como preguntándonos, “¿pero esta gente son leñadores o ceristas?, porque la que nos están repartiendo y dando es chica…”.
Pero ya no iban a parar, aunque La suerte nos dejó cierta tregua, un tema más clásico y en cierto modo melódico que abriría las puertas de… El bosque. Increíble, demoledor, atronador, magnífico, híper pegadizo… Un ejemplo de cómo utilizar de manera acertada el sampleado y añadir dupstep a una canción de heavy metal. En directo sonó más devastadora y la sala se quedó absolutamente prendada.
Ya nos tenían ganados, así que Némesis, dura y desgarradora, casi hardcore y con un estribillo muy “light”, se encargó de calentar más el ambiente. Pablo Casas se bregaba de lo lindo y los asistentes le dedicaban cuernazos de agradecimiento. Esto era auténtica simbiosis entre el artista y el público, aunque evidentemente el resto de integrantes también recibían muestras de cariño, ya que se lo merecían, se estaban entregando con garra y tenazmente. ¡Qué fortuna la nuestra!
Pero nos deparaban más vueltas de tuerca. Ser uno mismo, un himno, un canto, una oda a los que amamos este género. Guitarrazos modernos, pedaleras espectaculares y unos aires que encandilaban con matices cambiantes a lo largo del tema. Espectaculares Gloria y Salva.
Con Como hermanos, nos embaucaron más si cabe a ritmo de hard rock sureño acelerado, y es que si hay más calificativos que despide esta gente alguno de los muchos que le faltan serían de… Arrolladores, además de profesionales y perfeccionistas. Con éste cóctel, la apuesta de Guadaña en cualquier evento musical es y será segura, siempre.
El concierto estaba llegando a su término, pero quedaban tres trallazos que hicieron retumbar los cimientos de ésta “nuestra” pequeña y modesta sala. El primero fue Deryaz III. El Regreso, con sorprendentes toques progresivos sin perder ni un ápice de potencia, que le imprimían un inquietante y versátil ritmo, moderno y envolvente. De nuevo aparecen los samples como protagonistas improvisados creando la atmósfera que pretendían. Temazo.
Los “oeeee oe oe oeeee” emergían ya intuyendo que lo bueno se estaba acabando, así que Nuestra Revolución no hizo otra cosa que extenuar al personal, coreada, aclamada, jaleada, vitoreada y con un Groove muy plausible. Perfecta para encarar la última y quizás más completa del concierto, Karma. Casi ocho minutazos de absoluta y esmerada canción. Es casi imposible no quedarte prendado de este tema, pues en directo es auténtica, actual, descarada, grandilocuente, persuasiva… Personalmente me recuerda bastante a The scarecrow de Avantasia, pero sólo es eso, un recuerdo, porque Karma es una composición absoluta e identificablemente Guadaña. De eso se encargan sus integrantes, todo un regalo que éste país nos ha aportado, y todo un regalazo del señor Jose Luis (Nana). ¡Fin del concierto!
Encima compartieron un tiempo entre nosotros antes de descansar porque al día siguiente tenían un nuevo “bolazo” en Madrid junto a Ópera Magna.
De hecho, realizando esta crónica, siento demasiada nostalgia por no haber podido captar, escanciar y saborear con más detenimiento a estos gaditanos en vivo, pero me aseguraré que ésta no sea la última experiencia con estos cinco “peasos” de artistas. Os lo aseguro.
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