Arkona
(Fer)
Pasadas las 14:00 y cruzando la entrada al Recinto, ya escuchaba los sonido pagan folk metaleros y la atercio-gutural voz de Masha Arkhipova. Cómo no coger avituallamiento para combatir el sol malagueño, siendo esto una eucaristía necesaria pese a que el viento mitigaba bastante el calor dentro del complejo y a los pies del escenario 1, donde había ya un nutrido número de aguerridos valientes disfrutando de los rusos Arkona.
Y la verdad es que fue un disfrute ya que en directo multiplican su potencial, mostrándose activos, técnicos, festivos y con una frontman energizada, casi levitando sobre el escenario, al igual que el resto de sus compatriotas ya que sus ropajes a jirones y sus largas melenas flotaban a merced del fuerte aire de costado. Tan épico como los temas que interpretaron, tan animosos y folklóricos que surgían espontáneamente circle pits entre el público que a su vez levantaban polvaredas como si fueran remolinos instantáneos.
Cierto es que al cantar en ruso, muy pocos podíamos conocer o seguir las letras o entonarlas, aunque los coros facilones que proponían sí que eran seguidos como el de “Stenka na stenka”, que viene a hablar sobre los enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre pueblos vecinos por alguna noble disputa, o “Yarilo” de tintes tradicionales, donde predominaban los instrumentos folks que tocaba Vladimir Cherepovsky. Presentaban su último trabajo del 2018 Khram, del cual comentan que se han tornado un poco más al Black, pero salvo la oscura “Shtorm”, con “Goi, rode goi”o “Zakliatie”, dejaron clara su intención de triunfar a pesar de tener la difícil tarea de abrir todo un día de festival. La labor de la base rítmica compuesta por el batería Andrey Ishchenko y del bajo Ruslan “Kniaz” era implacable y bastante milimétrica, de ahí tampoco se desdibujaba Sergej “Lazar” a las seis cuerdas, aunque evidentemente, Vladimir era el elemento exótico al igual que Masha, convertida en una guerrera esteparia.
Cuando nos quisimos dar cuenta, se estaban despidiendo entre jubilosos vítores. Acababan de arrearnos con una energía arrolladora estos rusos … ¡¡¡y apenas eran las tres de la tarde!!!.
Blaze Bayley
(Fer)
18 años hacía desde que vi por última vez al ex Iron Maiden como telonero en solitario de Helloween en la gira de los alemanes del disco “The Dark Ride”, 21 años desde aquel 19 de mayo del 98 en el antiguo palacio de los Deportes de Madrid (antes de que se incendiara) cuando era la voz distinguida de la Dama de Hierro. Cómo pasa el tiempo para todos, y es que el bueno de Blaze nos iba a demostrar que a pesar de lo vilipendiado y denostado que queda uno tras un breve paso de cinco años por uno de los grupos de heavy más importantes del mundo, puede defender su legado, y lo hizo a mi modo de ver, de manera dignísima y con energía, sin acritudes, sin extravagancias, sin rencores.
Envuelto en la banda británica Absolva, la cual unas horas después iban a presentar su propio directo en el escenario del Castillo, deambuló durante unos 40 minutos entre algunos temazos de los discos en los que participó con Iron Maiden, The X Factor y Virtual XI. Sería “Lord of the flies” la primera en aparecer a escena, pero con “Sign of the cross” nos metió a todos en el bolsillo, aprovechando además para decirnos que se sentía orgulloso de haber formado parte de la historia de los Maiden. “The Clansman” y ese freedoooom nos trasladó a otras épocas, del mismo modo que “The Angel and the Gambler”, tan nítidas, tan reconocibles, tan entrañables. Pero quedaba la espídica “Man on the edge”, muy celebrada por el respetable y “Futureal”, para dejarnos exhaustos en su breve pero intensa actuación. Y sin embargo, el último tema “Cómo estáis amigos”, nos dejó un pelín fríos, quizás escogido por aquello del título en castellano y parte del estribillo, “amigos , no more tears”. A mi parecer si hubiera invertido los dos últimos temas, en lugar de emoción y final tristoncete, la resulta hubiera sido más apasionada y rockera, pero bueno, se trataba de Blaze Bayley al cual el pavoroso e implacable sol no le hizo mella al igual que a los músicos de Absolva que se lo curraron de lo lindo. Grandísima actuación.
Graveyard
(Fer)
Y como eran escasos los metros de recorrido entre el escenario 1 y 2, ya que estaban anexionados el uno con el otro, comenzamos a ver de inmediato a los suecos Graveyard y su sonido refinado y literalmente opuesto a la recién descarga de Blaze Bayley. Y es que las reminiscencias sesenteras y setenteras eran más que ostensibles, y siendo así, el primer tema “Walk on” sonó atronadora, marcando el devenir de un set list escueto pero incesantemente lleno de calidad. Tras este, las huestes de Joakim Nilsson, voz y guitarra, interpretaron “Cold love” también de su último álbum Peace.
Sin embargo, con “Hisingen blues” la psicodelia inundó las primeras y más entusiastas filas, momento en el que la gente un tanto enfriada se tomó un descanso relativo y se limitó a contemplar y disfrutar de los de Goteborg. En los conciertos con tanta variedad, ocurren estas cosas que en el fondo se agradecen aunque seguro que a los que están en el escenario no les complace demasiado. Si a eso le añades cortes como “Uncomfortably numb”, medios tiempos guitarreros y con tintes añejos, el entusiasmo se disipa un poco. Ni siquiera “Please don´t” recuperó al respetable del cierto sopor psicodélico que desprendían Graveyard.
“Ain´t fit t olive here” y “The siren” cerraron los casi 45 minutos que tuvieron sobre el escenario, haciendo que los más adeptos a la banda se relamieran con ese regusto blusero y stoner que sobre todo expusieron sacando a la palestra cuatro temas de su aclamado segundo disco de estudio Hisingen blues. En definitiva un buen concierto que nos supo a la gran mayoría a poco. En espacios más concentrados deben ser un auténtico cañón.
LEO JIMENEZ
(Luis)
Tras las actuaciones de los rusos Arkona, el ex Iron Maiden Blaze Bayley y los vintage hard rock suecos Graveyard, llegaba el momento del primer artista nacional que pisaría los escenarios principales de este magno Rock the Coast Festival.
Así, todas las miradas del ya numeroso público se dirigían hacia el Main Stage 2 para recibir al polifacético y carismático Leo Jiménez.
Leo traía nuevo disco bajo el brazo (“Mesías”, 2019); y en este reciente trabajo y en su “Animal Solitario” del 2013 basó su concierto en Fuengirola; con una sola alusión a su anterior “La factoría del contraste” (2016) en forma de “Con razón o sin razón” y ese final de show con la gran “Volar” que nos llevó hasta el año 2009 (“Títere con cabeza”)
El de Fuenlabrada sólo disponía de 40 minutos de actuación y no se anduvo por las ramas, saliendo a saco con uno de los singles de su último álbum, “La era de la individualidad”, que sonó incluso más potente que en el disco.
El sonido acompañaba (de hecho el buen sonido fue la tónica general a lo largo de todo el festival salvo alguna que otra aislada excepción) permitiendo apreciar con nitidez todos los instrumentos en su justa intensidad, disfrutando de los tremendos solos de Antonio Pino, ex guitarrista de combos como Ankhara o Siver Fist y todo un virtuoso de las seis cuerdas; y llegándonos toda la contundencia sónica que genera esa base rítmica que forman Edu Fernández al bajo y Carlos Expósito (luciendo camiseta de los Toronto Raptors) tras el kit de batería.
La parte central del bolo fue territorio “Animal solitario” con “Misantropía”, que contó con la colaboración de Tanke Ruiz (vocalista de Fiebre y Safe!), “Desde niño” (oda a los más de 20 años que lleva Leo en el mundo de la música y que sonó realmente cañera) y “Del amor al odio”, dedicada por el frontman a los muchos “cuarentones” que había entre el público dándolo todo.
Tras un momento algo más melódico con “Aún sigo aquí” (versión del “Still Alive” de los suecos Nocturnal Rites) volvió la caña al show de Leo Jiménez apoyándose vocalmente en los tremendos guturales de Mr. Korpa (Fuck Division), tal y como también lo hace en el disco, para destripar “Mesías”.
La anteriormente mencionada “Volar” puso el broche de oro a un set corto e intenso que fue suficiente para comprobar que Leo, a pesar de arrastrar sus problemas de laringitis crónica desde hace tiempo, está en un magnífico estado de forma y gran nivel vocal y que, además, se ha sabido rodear de unos musicazos de órdago que en directo son sinónimo de fiabilidad y calidad a raudales. ¡¡¡Equipo ganador!!!
Wintersun
(Fer)
Ya desde el inicio, dada la expectación, los vítores de sus numerosísimos adeptos y la enorme cantidad de brazos y cuernos que se asomaban entre una marabunta de gente, se presagiaba que los finlandeses iban a triunfar en esta jornada de viernes.
A las órdenes del ex Ensiferum, Jari Mäenpää, Wintersun a plenísima luz del día y contra el viento reinante durante toda la jornada, desplegaron un set list bastante sencillo y sin complicaciones, tocando íntegro el primer disco homónimo y del cual se conmemoraba su 15 aniversario. Es por ello que los fans más acérrimos alucinaron y la entrega tanto de estos como del público en general fue absoluta. Con un sonido death melódico hipersónico que recordaba mucho a sus compatriotas Children of Bodom, nos trituraron con temazos como “Beyond the dark sun” o “Winter madness”, abriendo su particular tarro de las esencias, ultrarrápidas y con el omnipresente blast beat, denostado por muchos y adorado por casi todos, donde me incluyo. Dicho ejecutor de esos endiablados aporreos del kit de batería se marcó un concierto cuasi perfecto, Heikki Saari, batería oficial de Finntroll y sustituto increíble de Kai Hahto para la gira con Wintersun.
Pero como todo no es hacer el animalaco, pese a la gutural voz de Jari, el siguiente tema fue la media balada “Sleeping sun” que hizo partícipe al público mediante grandilocuentes coros profundos. Y tras ella, otra vez a recibir ráfagas de afilados riffs y ritmos endiablados, demoledoras estructuras que bailaban entre la melodía y el death puro. Lástima como en muchos casos que no cuenten con un teclista para el directo, aunque un sampleado bien secundado, aparte de complicado de seguir, es mega atrayente. Es por ello que “Battle against time”, demolió parte de nuestras energías, recuperándolas en el medio tiempo “Death and the healing”, hipnótico, variopinto e hímnico, con unas batallas muy chulas entre los dos hachas fineses Teemu Mäntysaari y Asim Searah.
Pero como estos nórdicos no dejan casi respirar, “Starchid”, inexorable y lacerante se hundió en nuestros pechos creando un vínculo entre los asistentes y los artistas que “Beatiful death” se encargó de certificar y “Sadness and hate” sellaría, convirtiendo dicho concierto en el primero de los oficialmente cañonazos metaleros del día.
Sin ninguna duda Wintersun salieron victoriosos pese a que no contaron con artificio de ningún tipo dadas las horas del día, salvo el molesto viento que ellos nos devolvieron a base de huracanadas ráfagas de sonido bien impostado, majestuosamente ejecutado y magistralmente conducido por unos músicos absolutamente entregados.
Udo Dirkschneider
(Luis)
Con el sol aún en todo lo alto del cielo de Fuengirola, era hora de volver al Main Stage 2 para recibir nuestra ración de old school heavy metal gracias al buen hacer del pequeño gran cantante alemán Udo Dirkschneider.
Hace un par de años que anunció que no volvería a tocar en directo temas de Accept y sus shows se iban a basar exclusivamente en canciones de su carrera en solitario y, la verdad, con el bagaje que atesora Mr. UDO con la friolera de 16 discos de estudio editados a lo largo de los últimos 30 años, está en todo su derecho de haber tomado esa decisión, por mucho que nos pese a los nostálgicos de Accept.
Sonidos típicos de unos altos hornos fundiendo acero (su último disco se llama precisamente “Steelfactory”) desembocan en una sirena que llena el cielo malagueño hasta desencadenar esa tormenta de decibelios que son “Tongue Reaper” y “Make the move”, primeros temas del ya mencionado “Steelfactory” (2018) y que incitan a saltar y alzar los puños a todo el personal.
A sus 67 años UDO (perdón… el señor UDO) conserva esa voz rasgada y aguda tan característica suya y pudimos comprobar que se hace acompañar de una más que solvente banda de jóvenes músicos que podrían ser sus hijos; de hecho el batería Sven lo es, y forma una dupla rítmica perfectamente empastada y muy contundente con el ex Vicious Rumors /ex Pestilence Tilen Hudrap al bajo. Señalar que además de buenos músicos le hicieron al jefe del combo a lo largo de todo el show unos excelentes coros.
Exceptuando algún que otro problema relacionado con el viento que enviaba el sonido hasta nosotros a rachas (sobre todo en “Make the move” y “24/7”) lo que nos llegaba desde el escenario era una descarga nítida y potente de autentico heavy metal, disfrutando en todo su esplendor e intensidad de temazos como “Mastercutor”, “Vendetta” o (uno de los más celebrados) “Independence Day”.
Así mismo es digna de mención la evidente química y buen rollo que pudimos apreciar entre su pareja de guitarristas, doblándose con gran gusto en muchos solos y moviéndose en perfecta harmonía escénica. Así, tanto Andrei Smirnov como Fabian Dee Dammers (sobre todo el primero de ellos) dejaron un muy buen sabor de boca entre los asistentes que coreaban todos los estribillos y no parecían echar en falta los temas de Accept a los que nos tenía acostumbrados el vocalista germano en sus bolos.
Consciente de la buena banda que lleva con él, el mítico cantante, en numerosas ocasiones, daba un paso atrás dejando lucirse a sus músicos, dándoles la oportunidad de mostrar su gran destreza instrumental y perfecta sincronización escénica.
Hacia el final del concierto fue el momento ideal para rescatar los temas de su álbum debut de 1987 con “Animal House” (tremenda respuesta del público) y “They want war”, con la que se despidió UDO, dejándonos a todos cantando su estribillo al cielo de Fuengirola.
A pesar de dejarse en el tintero canciones y discos emblemáticos como “Mean Machine” (1989), del que un “Break the rules” habría sabido a gloria; o “Timebomb” (1991), lo cierto es que el pequeño teutón cumplió con su misión de darnos lo que queremos de él: auténtico heavy metal alemán de calidad …. Y sin tener que recurrir a Accept!!
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