Magnífico aspecto lucía La Riviera para acoger la descarga de Saxon. Los de Barnsley son hoy por hoy unos incombustibles currantes del Heavy Metal, con 42 años de carrera y 22 álbumes de estudio. Eso sí es trabajar incansablemente porque ser tan prolífico a pesar de las épocas, no es fácil ni mucho menos. Pues ahí estaban, con todo el escenario para ellos solos, con un gran telón detrás con el logo del grupo y sin demasiados artificios. Luz y sonido, veteranía y heavy de todas las épocas interpretados por unos músicos consagrados que venían presentando su último larga duración de este año, “Thunderbolt”.
Después del Hard rock melódico de FM, quizás más cercanos a Raven que fueron los que tocaron primero, Saxon aparecía a escena como debía ser, considerados unos auténticos Lores del Heavy Metal. Cómo se disfruta cuando se tiene delante a leyendas vivas que van a interpretar temas que has escuchado sí o sí de forma relativamente continua a lo largo de toda tu vida. Es algo especial.
Tras el breve y sempiterno “Is a Long Way to the Top (If You Wanna Rock and Roll)” de AC/DC, la intro “Olympus Rising“ de su último disco emerge desde la oscuridad para desembocar en “Thunderbolt”. Biff Biford, a sus 67 tacazos demostró una vitalidad fuera de lo común, sin parar de moverse por todo el escenario y uniéndose con complicidad a cada uno de los miembros de la banda. La siguiente, “Sacrifice” de su disco homónimo del 2013, fue un duelo entre los guitarristas Doug Scarrat y Paul Quinn, los cuales estuvieron soberbios durante toda la velada. “Nosferatu. The Vampires Waltz” ralentizó el ritmo que remontó con “Motorcycle man” del 80, el primero de los clásicos que estaban obligados a tocar. Fue entonces cuando la sala se revolucionó y toda la peña reaccionó bailando y saltando. Qué placer es disfrutar de esos momentos cuando pasan esas cosas. Todos con todos.
Por lo pronto, siguieron con otro tema del disco nuevo, “Predator”, el cual destilaba heavy por todos lados. De hecho, en el tema original, el cantante de Amon Amarth, Johan Hegg hace de segundo vocalista, en este caso, el hiperactivo bajista Nibbs Carter hizo las guturales. El tío además se subía a las PDA´s como si nada, que ya tienes 52 laureles, ¡macho!. “Strong arm of the law” ofreció ese rollo más rocanrolero de Saxon. Sin embargo, se encargó Nigel Glockler desde su kit de batería de recordarnos que esto era un concierto de Heavy, marcando elegante y efectivo la rápida “Battering Ram”. Y llegó “Power and the Glory”, otro himno clásico con dos solos de guitarra y el cierre de batería para enmarcar y retener en la retina de los que lo vivimos. Y es que sorprendía la vitalidad del grupo, era de admirar teniendo en cuenta las edades de cada uno. El que parecía más ajado por la edad era Paul Quinn, pero eso no le mermó a la hora de ejecutar su ardua labor haciendo las veces de guitarra solista. Un 10.
“Solid ball of rock” fue un cañonazo con intervención del público incluido en el estribillo, tan entusiasta que el propio Biff Bifford argumentó en castellano, “¿teneis cojones, yeahhh?”. A continuación, de su último álbum escogieron acertadamente “The secret of flight”, y tras él, “Dallas 1 PM”, donde Doug Scarrat recibió una ovación cerrada después de su ejecución del solo de guitarra. Aquí llegaron los primeros Oe, Oe, Oes de la parroquia metalera. Aprovechando el entusiasmo generalizado, Biff anunció el siguiente tema “They played Rock and Roll”, dedicado a su fallecido amigo y admirado Lemmy Kilmister, y como no podía ser de otro modo, sonaba como si los propios Motörhead lo hubieran compuesto, rápido, lacerante y directo.
El vocalista de Honley agradeció a las bandas que les han precedido, Raven y FM, y anunció “And the bands played on”, siendo Paul Quinn quien realizó ahora otro solo maravilloso. “747 (Stranger in the night)”, sonó dulcemente ochentera. “Sons of Odin”, épica con su temática vikinga y con un Nigel frenético esgrimiendo su bajo como si se tratara de una lanza. Engarzaba a la perfección con “Crusader”, consagrando el inicio del final del concierto. Qué se puede decir de este clasicazo, simplemente bestial. Pero es que “Princess of the night” desató la locura completa en La Riviera.
“The eagle has landed “apaciguó un poco el ritmo frenético, y sin embargo “Heavy Metal Thunder” y “Wheels of steel” invitaron a un fin de fiesta divertido, coreado y trepidante, poniendo “Denim and Leather” la guinda al pastel metalero que nos acabábamos de zampar. Y tan a gusto que nos habían estado todos estos británicos. Eso sí, un festín bien maduro, aunque ya presagiábamos la mayoría que sería una jornada memorable, con la fiabilidad de las bandas pese a la caída del cartel original de Y & T.
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