23 años y 8 días hacía que no llevaba conmigo a mi hermano Israel a un concierto de rock de los míos. Entonces fueron Stratovarius, Angra y los primerizos Sonata Arctica en la madrileña sala La Riviera, por lo tanto la visita por primera vez a la sala malacitana Paris 15 en este caso para ver a los onubenses/valencianos Bolu2 Death y los británicos While she sleeps, se tornaba muy especial y emotiva.
El género en esta ocasión evidentemente era un tanto opuesto, en aquella lejana fecha, un triunvirato powermetalero, en la noche de hoy, un salvaje dúo Metalcore, por lo que advertí a mi hermano de la “batalla” que nos iba a acontecer… aunque no suponía ni de lejos la magnitud de la misma.
Siendo extremadamente puntuales, a las 20:15 ya estábamos apostados a escasos tres metros del escenario, 15 minutos mas tarde, unos atronadores Bolu2 Death comenzaron su particular y diferente puesta en escena, con un público asistente más tradicionalmente heavy que metalcoreta, el cual sin embargo igual que en mi caso, estaba ávido por consumir, degustar y disfrutar de una banda muy original, fresca y variopinta en sus sonidos.
Esa mezcla de música electrónica con matices aflamencados y fiesteros en una vorágine de medios tiempos furibundos, gritos apabullantes, voces limpias y rabiosas, y cadenciosas melodías. Un autentico acierto por parte de la organización de la gira de While She Sleeps como teloneros de los de Sheffield en estas meridionales tierras.
Siete fueron los temas elegidos que nos calentaron en una cortísima media hora, destacando “La disputa”, “Dystopia” o “Dance Core Party”, la cual cerraba el show de manera sorpresiva. Pero hubo tiempo para unos amagos y algo endebles Circle Pit o Wall of death en mitad de “Hasta fallecer”, los cuales me sorprendieron por precisamente su poca convocatoria, en ese momento pensé que el publico malacitano estaría poco activo en esos términos incluso con los británicos, pero cuán equivocado estaba. A todo esto, la banda liderada por Mario Lérida iba a lo suyo, destripándonos inexorablemente, haciéndonos bailar y dándolo todo en el poco margen de tiempo que tenían asignado, aprovechándolo por ejemplo con esa cover de Rosalía y que no fue ni mucho menos despreciada por los asistentes, cada vez más numerosos y que se agolpaban en una sala con un aspecto increíble y con ganas de más.
En cuanto a lo meramente técnico, el sonido era atronador, donde si cabe, uno de los toms base de la batería sonaba como un cañonazo, literalmente. Las luces proyectadas desde detrás del escenario, mostraban al grupo en semi penumbras, figuras muy activas y seguras, con muestras de darlo todo, pese a de nuevo su estrecho margen de tiempo y pretendiendo demostrar en su enésima visita a la capital andaluza, las ganas de abrir escenario para WSS.
En resumen, soberbio pero escueto show el de Bolu2 Death, a los cuales no les perderé la pista de ahora en adelante porque son muy pero que muy aconsejables.
Como buenos británicos, y su afamada puntualidad, siendo las 21:30, comenzó el recital de While she Sleeps, y mi hermano, primerizo en estas lides, no se percató de que tener un mini de cerveza en la mano a tres metros del escenario en mitad de la pista, era sinónimo de obligado y evidente riego por aspersión o por explosión súbita. Tal cual pasó y ambos ya estábamos semimojados y pegando botes como posesos tratando entre otras cosas de salvar a alguna aguerrida (o incauta) muchacha entre tanto fervoroso headbanger.
Resultó que la comunión que se estableció desde el primer momento entre la banda y absolutamente toda la sala se perpetuó durante la siguiente hora y media, y que dichas aguerridas y supuestamente incautas muchachas no necesitaban ser salvadas por nadie ya que repartieron a diestro y siniestro como los que más, siempre, y esto es de recalcar por si alguien lee esto y no sabe en qué consiste un circle pit, un wall of death, hacer mosh o un simple pogo, con respeto y ayudando a aquel que sufriera más de la cuenta o se resbalase. Aquello ocurrió sin cesar, y nosotros en medio, al principio un tanto timoratos y posteriormente de lleno, abrazándonos, golpeándonos, bailando, saltando, esquivando o recibiendo algún que otro “cariñoso arrumaco”. Todo mientras la banda comandada por un eléctrico Lawrence Taylor iba desgranando un show perfecto, tanto en la puesta en escena como por las luces traseras imponentes que resaltaban unas figuras majestuosas que hacían el escenario incluso más amplio de lo que aparentaba cuando descargaron Bolu2 Death. El sonido había mejorado sustancialmente y todo apuntaba a que esta fecha se nos iba a quedar grabada a fuego a todos los que asistimos esa noche a la Sala Paris 15.
Hubo tiempo para un buen desglose de su repertorio de canciones… sin embargo, pese a que supe posteriormente el set list completo, sinceramente, esa noche me importó poco, no me detuve a analizarlas consecuentemente como habitúo hacerlo, no destaco ninguna en especial, incluso no recuerdo que alguna me llamara poderosamente la atención, estuve o estuvimos extasiados de felicidad, de pura energía, de extremo agotamiento y de nuevo explosión de energía, de virulentas ganas de simplemente dejarse llevar, aparcar los problemas cotidianos a un lado y dejarnos arrastrar por un huracán sónico y visual. Y cuando matizo arrastrar, es en su forma más literal, a veces más preocupados por nuestra integridad física, otras por la personas que teníamos cada uno a su lado y que aparecían o desaparecían, como era el caso de mi propio hermano, del cual me sorprendió su actitud tan involucrada y gozando en todo momento de algo tan inaudito para él.
O de ver como Alex e Inés se dejaban el cuello, o como Saeta era poseído por un súbito hermanamiento, o ese inglés que me abrazó y fuimos uña y carne durante unos segundos, o esa parejilla tan increíble que rondaba nuestro lugar y que nos empeñamos (y ellos se dejaron) en llevarlos en volandas hasta el foso de seguridad. Esa noche los de seguridad curraron de lo lindo ya que no paraban de llegarles fervientes guerreras y guerreros nadando sobre las cabezas y los brazos del resto, al día siguiente probablemente no podrían ni levantar un vaso de agua.
Hasta el propio cantante de la banda estuvo un rato encima de la peña, aunque menos mal que no había nada en lo que subirse porque es muy dado a realizar alguna picada desde algún elemento alto del escenario o balcón de alguna sala, (seguramente no conoce las famosas picadas de Yosi el de Los Suaves).
Pero más allá del frenesí, las risas, los empujones, los pogos perpetuos o la extenuación, la banda iba a lo suyo, disfrutando y sorprendiéndose por el entusiasmo y la entrega por parte de todos los asistentes, y a mi entender, no solo por las ganas que tenía de disfrutar algo así, puesto que esa noche la recordaría el resto de mi vida como un par de horas increíbles donde la Sala Paris 15 de Malaga se tornó en un huracán de metal core en medio de un panorama un tanto desolador en cuanto a visitas nacionales e internacionales de bandazas de rock. Solo un puñado de valientes grupos son vitoreados por estos lares, pequeños rescoldos que hay que apoyar como acólitos a una iglesia, en este caso a la creencia de que el rock duro sobrevive.
A todos aquellos que lean esto, vivieran esa noche como yo y mi hermano, o no, solo proclamo… “A muerte, por el Metal!!!!!!!”, como diría mi colega Dimas.
¿Más detalles del concierto?, pues tocaron valientemente Killing in the name por parte de la crew de la banda, o que el bajista se metió entre la gente… aunque bueno, del resto sinceramente me percaté poco y lo viví mucho, sencillamente éramos felices.
No había mejor forma de resumir una noche increíble!