Si Y&T fueran una película, serían El Día de la Marmota y Dave Meniketti bien podría ser Bill Murray. La última vez que escribí sobre los californianos proclamaba que un concierto suyo era garantía total de devolución del precio de la entrada. Años después, pandemia y problemas de salud mediante, la vida sigue igual. Julio Iglesias dixit.

En El Día de la Marmota (me niego a llamarla Atrapado en el Tiempo, odio que ninguneen a las marmotas), Bill Murray revivía el mismo día en un bucle sin fin. Todos los días eran el mismo, pero todos eran distintos. Con Y&T ocurre lo mismo: todos los conciertos son iguales pero todos son diferentes. Iguales en intensidad, calidad, emoción y diversión. Diferentes en el setlist: puedes verlos cuatro veces en la misma gira y nunca tocarán las mismas canciones. Pero lo más importante es que incluso cuando visitan algunos de los temas menos conocidos la intensidad no baja en absoluto.
¿Y qué grupo te garantiza un concierto de dos horas a toda máquina con un setlist de veinte canciones sin descanso? Porque con Y&T no hay truco, ni discursos ni escenografías. Meniketti es hombre de pocas palabras y sus canciones hablan por sí solas.

Actualmente, con una formación consolidada desde hace años, atraviesan una nueva etapa que les lleva de gira por todo el mundo recuperando los mejores momentos de su extensa carrera. Y todo sin decaer un ápice. Parece que los años no pasen por Dave y sigue transmitiendo la misma energía con su garganta y la misma magia con sus dedos. Y la calidad de sus compañeros honra sobradamente la de sus predecesores de las etapas más clásicas. La solidez de la base rítmica de Aaron Leigh y Mike Vanderhule, la consistencia de las guitarras rítmicas de John Nymann y los excelsos coros de todos ellos en sincronía hacen de Y&T una máquina perfecta.

Todos hemos leído alguna vez la pregunta ¿qué nos llevaríamos a una isla desierta? Aparte de las contestaciones más lógicas como “una radiobaliza”, “pastillas potabilizadoras”, “la enciclopedia Espasa” o “a Sofía Vergara”, yo tengo claro que si existiera un sistema para extraer electricidad de los cocos para enchufar los amplis, no dudaría en llevarme a Y&T. Bueno, dejémoslo en electricidad para enchufar el mp3.

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