CHOOROCK 2021

Había muchísimas ganas de Choorock, por un lado, para resarcirnos del mal sabor de boca que supuso el no poder celebrar la edición del 2020, por culpa del maldito virus, y por otro, el poder volver a lo que más nos gusta a muchos, que es disfrutar de la música en vivo, ya sea como público o sobre el escenario. 

El caso es que allí estuvimos, un año más, dispuestos a darlo todo en el Choorock de Corral de Calatrava, aunque fuera con las medidas de seguridad vigentes, como estar sentados, o todo el rato con mascarillas.

Antes de abrir las puertas, tuvimos momentos de reencuentro con amigos a los que no veíamos desde hacía más de año y medio y eso siempre es una alegría.

Una vez dentro, lo primero que nos llamó la atención fue las enormes pancartas con la foto de Raúl Lord Flaurus. Muy querido en el ambiente rockero de la zona, a modo de homenaje y dando nombre al escenario a partir de ahora.

A las 9:40, Da el pistoletazo de salida el grupo Brujo, practicando lo que podríamos llamar “Rock de autor”, recordándome ligeramente a gente como Poncho K o Extremoduro, según el tema, pero más modernos, en general.

Hicieron un buen concierto, viéndoseles muy motivados e intentando interactuar con el público, aun un poco frío, consiguiéndolo de la mitad hacia el final de su actuación.

Gozaron de un buen sonido en lo musical, apreciándose cada detalle con claridad, aunque vocalmente a Fabián no se le entendía muy bien lo que cantaba faltándole un punto de claridad a la voz, quizá motivado por el cansancio, que hubiera hecho que los que no conocíamos su música apreciáramos sus letras. Aun así, fue una muy buena actuación que gustó a la mayoría de los asistentes.

Tras una larga espera, de unos 40 minutos, aparecen en el escenario Eskorzo. A ritmo de cumbia, arrancaron su actuación, con muy buena aceptación por parte del público. En un escenario adornado con hojas por todos lados y un buen juego de iluminación, creando ambiente, y presentándonos su gira “A fuego suave”. 

Precisamente el formato de esta gira, que es tocar temas tranquilos, quizá intentando adaptarse al tipo de festivales con las medidas de seguridad actuales, hicieron que su actuación, aunque excelente a todos los niveles, ya que son musicazos de mucho nivel, fuera un poco “tranquila” para un festival e hizo que a algunas personas se le hiciera un poco larga e incluso les provocara algo de “bajón” habiendo tenido antes a un grupo rockero cono Brujo y después a los torbellinos de los Zigarros.

Si hubieran tocado los temas más fiesteros que suelen tocar, seguramente hubieran encajado mejor en un festival como este. 

No obstante, hay que reconocer que su actuación fue de sobresaliente.

Al final, la espera para ver a los Zigarros se hizo muy larga, empezando muy tarde su actuación. Siendo solamente tres grupos, se podría haber empezado antes y que los cabezas de cartel hubieran tocado a una hora más “normal”.

Pero centrándonos en su actuación, los Zigarros comenzaron como hacía un mes en el Festival de la guitarra de Córdoba. Empezando con varios de los temas más “Tranquilos” de sus tres discos, como “Voy hacia el mar”, “como un puñal” o “Queda muy poco de mi”. Pero los que hemos visto al grupo en más ocasiones sabíamos que esto era solo el calentamiento, puesto que a partir de la frenética versión de los Flying Rebollos, “Mis amigos”, todo fue adrenalina en estado puro, porque con los siguientes temas como “Dispárame”,  “Cayendo por el agujero”, “Resaca” o “Voy a bailar encima de ti”, fueron subiendo cada vez más el listón y haciendo que a la gente le costara horrores permanecer sentados en sus sillas.

Ovidi Tormo, a la voz y guitarra, estuvo mejor que en el concierto de Córdoba, en el que lo vimos un poco cansado vocalmente, aunque dando un concierto buenísimo, igualmente. Su hermano Álvaro, estuvo espectacular, pero el sonido que tuvo fue menos crujiente y potente del que gozó en Córdoba, aun así, es impresionante verlo tocar en directo y concierto a concierto se le ve cada vez mejor.

Los otros dos miembros del grupo, Adrián Ribes a la batería y Nacho Tamarit, al bajo y coros en todas las canciones, sonaron de escándalo, muy contundentes y aportando mucho al sonido Zigarros. Personalmente, me encantan los dos y son el complemento perfecto a los hermanos Tormo.

Y como comentaba antes, el concierto no tuvo apenas momentos tranquilos de la mitad hacia el final de la actuación, sus himnos “Hablar, hablar” o “Dentro de la ley” pusieron todo patas arriba y de aquí al final del concierto, temazo tras temazo, sin tregua, incluida una versión del “American Girl”, para terminar con “Que demonios hago yo aquí” y una otra improvisada versión, como ellos mismos comentaron del “My generation”, de The Who, la cual no habían ni ensayado.

En definitiva, nos ofrecieron un concierto de Rock and Roll 100%, a la vieja escuela, siendo el colofón perfecto para esta edición del Choorock, después del obligado parón del año pasado.

Un 10 para la organización, para los asistentes y para las bandas que actuaron.

Y con esto… hasta la edición del año que viene.

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