Eclipse 29/06/2017 Auditorio Miguel Ríos Rivas Vacia Madrid
Cuando uno, o en este caso, unos locos de la música en vivo, se embarcan en un viajecito de 200 kilómetros para ver nada más y menos que a Aerosmith… sobran los comentarios, en realidad sobran TODOS los comentarios porque cualquiera que ame la música rock, lo mínimo que te puede decir y que no pueda ir, será “maldito pedazo de cabr…”. Yo lo diría. Añade Alter Bridge a dicho concierto, los calificativos son desmesurados, y por qué no son mayores los mismos si le metes a Eclipse, que a la postre, a todos nos dejaron con la boca abierta y los motores engrasados y calientes, para las dos superbandas que vendrían justo después.
Un amiguete mío tiene la teoría de que estos suecos, como hace tanto frío en su pueblo, no hacen otra cosa que estar encerrados en sus cabañejas de madera a modo de estudios y tocar y tocar y tocar hasta hacerse buenos por narices. En el caso de Eclipse, banda originaria de Estocolmo (1999), este es un caso muy flagrante. Junto a H.E.A.T., son las dos bandas que están dando una vida impresionante a la escena sueca del hard rock melódico. Esta gente va a dar mucho que hablar porque son una apuesta segura en cualquier show, ya sean como teloneros, artistas invitados o quién sabe si lideraran algún festival algún día. De momento van con pies de plomo, no demasiados cambios en su formación original y presentan de manera fiel sus recientes trabajos cada vez que tocan. Para este concierto nos iban a deleitar con su recién álbum publicado “Monumentum”, comenzando con Vértigo, marcados riffs y una contudente base rítmica que de inicio te hace aparecer una mueca de sorpresa por lo bien compuesta, diseñada, cantada… Inicio esperanzador que continúa con Never Look Back, del mismo disco, otro trallazo sencillito y demoledor, con melodía vocal pegadiza (metes Hurricane y Bullet Train en el estribillo y te haces a la idea de lo que se te bien encima). Le llegaba el turno a The Storm de su anterior disco “Armageddonanize”, del mismo rollete, pegadiza, dura a la vez que melódicamente arrolladora. Corte siguiente, Wake me up, de su disco del 2012 Bleed & Scream. Como si nos hiciera falta despertarnos, porque menudo vozarrón saca el amigo Erik Martensson y el solazo que se hace Magnus Henriksson con retrogusto Europe…
Vuelven a su último disco con Killing me, de inicio tranquilita para explotarnos en la cara, con guitarras y matices envolventes. Muy molona, sí señor. Para entonces, la zona VIP se estaba llenando, es decir, el rectángulo de los molones, de los que pueden soltar 160 pavos o los simplemente fanáticos de Aerosmith o Alter Bridge, comenzaba a completar su aforo. Para entonces, el resto estábamos cogiendo posiciones tras la valla de dicha zona. Lo de los conciertos acotados por zonas según las pelas que te quieras gastar me parece de lo más aberrante, pero eso es un tema que no trataré porque hay opiniones variadas al respecto… ¡A apiñarse como toda la vida según vayas llegando, por el amor de Zeus!. En fin…
Jaded, Hurt, Downfall of Eden y Black Rain nos siguieron dibujando sonrisas de satisfacción, esas canciones y las cervecillas que iban sucediéndose por los gaznates de los piratas rocanrolleros que habíamos desembarcado en medio del desolado paraje donde estaba ubicado el auditorio. Por cierto, el viento jugaba muy malas pasadas al sonido, no lo fue de éste pero sí que fue protagonista con Alter Bridge, desdibujando bastante la actuación de los americanos.
Quedaban Stand on your feet y I don´t wanna say i´m sorry para cerrar un conciertazo para muchos, un descubrimiento para otros, para mí ambas cosas, al igual que para los paisanos que acudimos en esta noche mágica por muchos motivos. Philip Crusner, el bataca y Magnus Ulfstedt, el bajista, nos dieron una lección de cómo llevar la base de lo que es una auténtica banda de hard rock. En definitiva, con esta banda se puede abrir cualquier concierto dentro del género de manera sobrada y que la peña disfrute pese a casi no conocerlos.
Hisnande!!!
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