Este esperado concierto significaba el cierre de una temporada veraniega de festis y conciertos, al menos para el común de los rockeros y metaleros que nos congregamos en La Bodega Skate. Un servidor se acercó unas horas antes del inicio del evento para hacer unas migas manchegas, obsequio particular para hermanar a las bandas que ya habían llegado. Un detalle que quise tener en agradecimiento entre otros a Ale y Pibodi, hacedores (junto a la magnífica tropa que les secundan) de esta iniciativa llamada Puretrash Metal (la cual va ya por la doceava edición). Se trata de un gesto altruista, similar al que ellos mismos realizan, ya que a menudo se encuentran exhaustos, tanto física como emocionalmente, brindando horas de experiencias sonoras y visuales únicas e irrepetibles, dadas las características del elenco de bandas y la particular inclusión de un faquir portugués y su semidiosa compañera en dos secciones del festival.

He de reconocer que sabía que iba a ser muy ardua la tarea de sintetizar todo en un escrito y ser lo más fidedigno posible a todo lo acontecido, un gran reto dado que no me presentaba en Jerez en mi mejor estado anímico, debido a estar pasando un momento vital un tanto complicado.
Pasadas unas horas de pruebas de sonido, ajetreo de material y presentación de los músicos, sin casi esperarlo, se subió al escenario pasadas las 6 de la tarde No Mamut, los primeros en tantear el ambiente y en expresar su arte jerezano.
No mamut
La baza de tocar en casa jugaba a favor de este cuarteto, tal vez por ello el público ya era numeroso (en torno a unas 70 personas), lo que daba buena cuenta del aprecio y del buen gusto musical que se tiene hacia esta banda. Desde la primera nota se podía apreciar una sobrada calidad, denotando amor por la música y, pese a la complejidad de los temas, no desentonaban en absoluto en el cartel. Presentaban de manera íntegra su único álbum editado hasta la fecha, el cual emergió al mundo hace 16 meses.

Iniciaron con la semi Intro “1984” su particular show instrumental, un verdadero deleite musical, basada en la novela de George Orwell. A partir de ahí, uno a uno fueron desgranando “Astral Pilgrimage”, “Last Down” y “Tracing the soul´s trail”, justo en el momento en el que se presentaron y terminaron por reafinar sus instrumentos. Hasta entonces el embelesamiento del respetable era total, la complicidad que reinaba entre los músicos era absoluta, el vinculo se había creado y, lo dicho, dada la propuesta progresiva alternativa post rock que estaban ejecutando era una inicio de los más acertado en el primer envite del Purethrash.
Antonio Román a la batería era un espectáculo hipnótico, Wati al bajo en el centro del escenario era preeminente, algo que era de agradecer, y a ambos lados, los dos guitarras, Víctor Prieto y Alberto Román, el cual también ocupaba el puesto detrás de un sintetizador para hacer esas atmósferas claves para entender el sonido No Mamut, cerrando un combo sonoro de absoluta calidad. Texturas, capas, relieves… era lo que en esos momentos se me pasaba por la cabeza, creo que de eso se trataba, y he de confesar que desde entonces, no han sido tres ni cuatro sino más las veces que he escuchado el álbum al completo en tareas cotidianas.

“Pale Blue Dot”, (no confundir con el tema de Dream Theater, sí quizás referido al libro de Carl Sagan), nos transportó a otros mundos, y es que No Mamut hacen eso, teletransportarnos a otros lugares con esa potencia medida y pausada que en directo hacen de ellos una experiencia sorprendente y bienhechora. “A bright tomorrow” y “Syzygy” con una labor excepcional de las guitarras, acompañándose una a la otra eran eso sin duda, un traslado a otra dimensión, a otro cosmos, a otras esferas… ¡qué buenos eran, qué buenos son, cuánta humildad, cuánta experiencia, se notaba que acarreaban horas y horas de ensayo y muchas más de sabiduría musical y científica!. En realidad me abrumaban como quizás a los oyentes y videntes que allí alucinábamos por primera vez con el grupo.
Como colofón y tras despedirse, creo que mi favorita, la sombría, armoniosa y cósmica “Melody of Lost Memories”, poniendo un brochazo de oro a la primera de las cinco bandas de la jornada. Vítores, aplausos y con la misma humildad que comenzaron, con la misma humildad acabaron. No se lo dije en su momento, pero estoy deseando verles de nuevo.
Tras este fantástico viaje astral y musical, llegarían Aldeaquemada, un cambio profundo y radical.
Aldeaquemada
¿Power dúo, par enérgico, dueto antológico?… La sorpresa del Purethrash, tan sencillos como efectistas, tan poderosos como originales, tan contundentes como apasionados. Esos son los calificativos que pude, entre otros, encontrar a esta pareja en la vida real proveniente de Jaén. Una apuesta de la organización, que de nuevo fue todo un acierto.

Apostados en el centro del escenario, Pilar Ruiz a la batería y Miguel Ortega en la guitarra, ambos enfrentados y de lado a la platea, ofrecieron un espectáculo sonoro y visual asombroso, al menos para un servidor. No se atestiguan aun en plataformas de ningún tipo su material pero son una verdadera joya por descubrir. El set list formado por las canciones “La tierra se agita”, “Polvo”, “Se mueve”, “Hipatia”, “Cicatriz” y “Oscuro ósculo”, confluyeron de forma agitada y energizada, despertándonos de súbito del maravilloso y tenaz letargo en el que nos habían envuelto No Mamut hacía poco menos de media hora. El estilo que practicaban iba desde el stoner más enrabietado hasta el garaje más rebelde, desde las melodías y las armoniosas distorsiones proveniente del también componente de Santo Rostro, hasta las baquetadas más bluseras y rockabillies de Pilar, una mezcla, un batiburrillo efectista de sonidos y una complicidad de dos almas inquietas que nos ofrecieron una experiencia única, endiabladamente sinérgica y sencillamente original.

Cantaba ella, cantaba él, realizaban solos, había una química especial, miradas cómplices, gestos intensos, duelos sonoros… Era muy fácil captar todo ello ya que en apenas 3 metros cuadrados se desenvolvían como si el grupo llevara años tocando juntos y concentraban toda la atención del público, el cual estaban tan sorprendido como yo por el resultado de este dúo jienense. Por supuesto invitaba su estilo a bailar y contonearse… cómo no hacerlo ante tan flagrante coreo musical, y cuando del estupor inicial casi nos estábamos reponiendo, el show de Aldeaquemada llegó a su fin no sin antes agradecer a
Pibodi y Ale la posibilidad de acogerles y tenerles en cuenta para esta edición del Purethrash.
Satisfacción y asombro fue lo que pude sentir tras presenciar a esta segunda mini banda, a la cual tampoco pude expresarles del todo mi opinión certera tras arrasar el escenario de La Bodega Skate, algo que sin duda haré si me los vuelvo a encontrar. Evidentemente con el paso de los días, todo se digiere mejor, y uno se arrepiente de los feedback que debería haber expresado cara a cara.
Y tratándose de digerir, ¿qué tal un poco de fuego?.
Fakir MP y Bloowitch
Cuando el sol ya había descendido y la penumbra comenzaba a acechar sigilosamente, en el patio aledaño exterior, los portugueses Fakir MP (Marco Patrocinio) y Bloowitch(Madalena) comenzaron la primera parte de las dos que iban a intercalar entre grupo y grupo, consistente el primero de ellos en malabares con varitas, abanicos o pelotas de fuego, tragafuegos y comprobaciones de que hay gente que no necesita una Gillette para tener el cuerpo libre de bello, como era el caso de Fakir MP.

Ante una gran parte del público, la mayoría curiosos por ver tan de cerca un espectáculo así, hicieron de su arte una fascinación y un deleite. Todo muy bien coreografiado, aunque por motivos del vecindario insolente y quejicoso, la tenue música que acompañaba esta escena estaba muy desdibujada restando algo más de epicidad al momento. En cualquier caso, una curiosa manera de entretenernos entre banda y banda. Destacar la parte final de la exhibición donde en un óvalo de apenas 30 centímetros de ancho,
Fakir MP pasó todo su cuerpo contorsionándose y descuajaringándose (por Dio la palabrita, pero tal cual), siendo esto el colofón a dicha primera parte, del mismo modo que el cierre de esta primera parte de la crónica, justo en el momento de oscurecerse del todo, nublarse el cielo y amenazar tormenta, como posteriormente la hubo, tanto sonora como ambiental.
Un buen pálpito me indicaba que el Purethrash iba a tornarse duro, implacable y furibundo… pero esa sería la segunda parte…

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