Beheading Samsara se encontraban ya apostados en el escenario cuando el público se fue incorporando y resituando, muy numeroso a esa hora de la tarde noche o más bien ya en todo su auge. El ambiente era de absoluta festividad rockera y había avidez por llegar al ecuador de este décimo segundo Purethrash. Encuentros, abrazos, caras sonrientes… todo generado por “ciertos culpables” los cuales a estas alturas eran unos manojos de nervios, con decisiones apresuradas o más bien adaptativas, indicaciones por doquier, idas, venidas y muchísimo estrés que solo vive una organización y que el resto de los mortales no somos capaces de vislumbrar a no ser que te fijes con mucha y dirigida atención. En cualquier caso, el tiempo discurría y la tormenta que se estaba formando en el cielo jerezano, se iba a trasladar al interior, os relato:
Beheading Samsara
El primer tema del grupo, ”Gorogoa” entró como un afilado cuchillo en la carne, demostrando que su paso por el festival no iba a ser testimonial. Sobrada calidad, sonido más que notable, (tónica durante todo el evento gracias a Álvaro de Jaramagosoud) se vislumbraban en los primeras pinceladas. Los sevillanos practicaban un death metal melódico con tintes progresivos muy en armonía por ejemplo, con mis propios gustos musicales, pero es que estaban bordando la elección de sus temas y el orden, que pese a presentar Eternal Autumn, su único álbum completo hasta la fecha, el cual salió hacía tres años, parecía que llevaban más años en el mundillo, bueno, en realidad como banda llevan desde hace nueve, pero es que su sobriedad y puesta en escena era envidiable.

Al respetable, “Neraka” sorprendió en directo tanto como a mí. Guillermo Carmona a la voz principal y guitarra copaba toda la atención y riffeaba y rasgaba unos guturales atronadores y muy bien impostados. En realidad era una maléfica delicia comprobar cómo los cimientos del lugar se podrían llegar a resquebrajar (aunque de ello se encargaría mas adelante los Brutal Thin). Y más era mi deleite escuchando y viendo como en el grupo, además de buenos ejecutores, cantaban y coreaban de manera bestial. Eran virtuosos, cadenciosos, sombríos, rozando lo siniestro, con disonancias y cambio de ritmos, comprobable en “Shepherd of stones” o “Gabrielle”, aunque esta con retazos noventeros en la voz limpia, quizás la más melódica y accesible en otros oídos menos extremos. No bajándose de esa melancolía moderada, el inicio de “Burning house” sería un espejismo para voltearnos y que endureciésemos las caras con este medio tiempo. Ni me imagino lo que disfrutarían componiendo este temazo.
Daniel Arenaza continuaría un despliegue de batería poderoso con “Eternal Autumn”, para poco después ir alternando pasajes más tranquilos y un bajo sempiterno y muy marcado por parte de Alex, por supuesto con la marca Beheading Samsara, algo así como “descuida que te remato como no estés atento, querido oyente”. Pero casi sin darnos cuenta, demasiado corto quizás dado el disfrute general que había al respectos, “Crown of leaves” sería el cierre de un concierto muy disfrutable y absolutamente recomendable, con muchísimos matices y una puesta en escena sin florituras ni artificios pero sí repleta de técnica y furibundos cambios, en los cuales el último actor que me faltaba por mencionar, Abraham Rodríguez, cofundador de la banda, era un pilar crucial para que la alternancia y sintonía de ambas guitarras fueran fundamentales en ese sonido progresivo e hiper deathmetalero.

Conciertazo corto pero intenso, donde cumplieron sobradamente y, donde me incluyo, sorprendieron por su calidad, sus contrastes y por las sorpresivas referencias al género que practicaban, recordando a bandas como Gojira, In Flames, Mastodon u Opeth… casi ná. Ahora les tocaba de nuevo meterse en la cueva para sacar un segundo álbum que les quede por lo menos tan redondo como este Eternal Autumn, por ahí andaré si Dio quiere para disfrutarlo en vivo, que es como realmente mola.
Bones of Minerva
Enormes ganas tenía por ver a estas aparentes y tranquilas madrileñas, y lo digo porque en la previa se les veía muy pausadas, algo calladas e incluso un tanto tímidas o cautas. Una vez más, aquello de que las apariencias engañan. Tras un cambio relativamente rápido en el escenario, Bones of Minerva irrumpían y marcaban otro punto de inflexión en este mini festival jerezano. Los más incautos o desconocedores, donde me incluía, de este grupo compuesto por mujeres, nos quedamos anonadados por el despliegue fulgurante que de inicio realizaron con “Dream”, poderoso, lacerante, hipnótico… sobre todo por la particular voz de Eustaquia, la cual alternaba guturales con largas voces limpias orientalizadas. Rememoraba perfectamente cómo escuchando días antes Embers, su segundo álbum de estudio al que le dieron pábulo en el set list de esa noche, me venía a la cabeza profusamente Tool, una de mis bandas más admiradas, pues bien, en directo son incluso más llamativas, no por este hecho, sino por su original puesta en escena y por la acometida de unos temas que fluían desde dentro con estruendosa brillantez y fuerza. Para ello, Chloe al bajo y Nerea a la batería conformaban un muro potente en el que se sustentaba el sonidazo de la banda. Y qué opinar de Ruth, un torbellino impertérrito a la guitarra, muy destacada en “Sky”.

“Swamp”con esos cambios de compás y oníricos sonidos fruto de unas composiciones intrincadas, de nuevo sorpresivas para nuestros mundanos oídos, nos estaban dejando un tanto apabullados, más incluso de lo que esperábamos. Había que tener en cuenta que llevábamos a esas alturas tres bandas vividas con géneros muy distintos y nuestra capacidad de adaptación (hablo del público asistente, por cierto muy variopinto y multigeneracional), estaba poniéndose a prueba… sin olvidar la primera de performance de Fakir MP y Bloowitch.
Bones of Minerva anunciaban a continuación “Sangre”, una nueva canción aun no editada, un medio tiempo que seguía la misma línea, brutal, cadente y con Eustaquia sobresaliente en su voz tan salvaje, evocadora y comedida a la vez. Igual de energizada que Ruth, la cual no dejaba de moverse por el escenario. Pero había que dar un poquito de tregua con la instrumental “Silence”, la cual serviría de rampa de despegue para “Claws”, otra brutalizada y moderada sonata. A esas alturas tuve que tomar un breve respiro y salir fuera del recinto para asimilar esos ecos hechiceros que provenían de la cantante, pero fue escuchar los acordes de “Merula” y entré de nuevo a disfrutar de algo único y original.

¿Único y original a estas alturas?, de todas las bandas que llevábamos, ni una sola versión ni cover ni tributo ni leches, eso sí que te hace pensar en la proeza de organizar un evento como ese fin y que el publico respondiera como así hizo… en fin… Reflexiones.
“Waters”, la cual no recuerdo si era nueva ya que no tengo constancia sonora y la magnífica “Fuego” cerraron una actuación brillante y vigorosa, y de nuevo a otro grupo que se me escapó darles las gracias en persona por el tiempo que nos dedicaron en mostrar su arte proveniente de la sierra norte de Madrid. Grandiosas Bones of Minerva, como grandiosa su alegoría y recuerdo a la matanza de Gaza con esa pashmina palestina encima de uno de sus amplis.
Bloowitch – Fakir MP
En el intervalo de cambios en el escenario, una vez que estábamos fuera de las paredes de La Bodega Skate departiendo, bebiendo un refrigerio o llenando los corazones de historias y los pulmones de humos insanos, interrumpieron de forma súbita nuestros quehaceres y conversaciones Bloowitch y Fakir MP. Lo hacía la primera ataviada con un atuendo muy ligero y el segundo como si fuera un Robinson Crusoe, literal por su extremada delgadez, y con una máscara antigás. Ella lo sujetaba con una cadena al cuello y lo semi maltrataba teatralmente. A esas alturas ya habían advertido que los menores de 18 años debían abandonar la sala porque el espectáculo o la performance iba a tornarse más explícita. Algo que sucedió.
Una vez que la llamada de atención hizo su efecto, pasamos al interior reclamados por los portugueses y en la platea aledaña al escenario había colocada una silla de tortura con pinchos a modo de almohadas, aunque primero, Bloowitch y Fakir MP hicieron alarde del aguante de este último ante dagas, grapas en el cuerpo y cristales rotos que debía pisar. Las caras de los que asistimos a aquello eran indescriptibles, una mezcla de sentimientos que se puedan generar ante tal espectáculo, ninguno desde luego de indiferencia, y si la mostraban, disimulaban muy bien. Incomodidad, sorpresa, curiosidad, horror… todo cabía y supongo que ese era el objetivo, comentado por ellos mismos a posteriori.

Con una atronadora base musical que se repetía, la canción “Paranoid bulldozer italiano” del francés Igorrr, comenzó la parte más delicada e irreverente de la performance, cuando violentamente (siempre teatralizado), Bloowitch sentó a Fakir MP en la silla de tortura y lo ató de pies y manos. Durante algunos bailes provocadores al son de la música, en uno de ellos se quitó el tanga, pero resultó tener otro puesto. Por la cara de sorpresa que pusieron los que justo tenía en el lado contrario del circulo formado, la segunda vez que se quitó el otro tanga, intuí que no llevaba un tercero, en cualquier caso, la parte teatral de sado se fue transformando en pasión y entrega mutua acabando en un teatralizado acto de sexo que acabó en un beso largo y un fingido orgasmo por parte de ambos actores… Ahí acabó entre aplausos una actuación de la cual casi nadie encontraba un calificativo exacto dada la estupefacción que había creado, aun hoy tampoco he llegado a asimilar aquello pese a tratar de describirlo lo mejor que he podido. En cualquier caso, el arrojo y el valor por traer a unos artistas de ese calibre y con el espectáculo de esa índole cuanto menos se le puede tildar de atrevido, audaz y descarado.
Fuera había comenzado a llover y dentro, se estaba preparando el último asalto, la tormenta perfecta en la doceava edición del Purethrash, los amados e indomables Brutal Thin´.
Brutal Thin´
La infame hora que les pusieron el segundo día del Festival Sun & Thunder de Fuengirola de este año, antes de las 3 de la tarde en el escenario del Castillo de Sohail, hicieron que me fuera imposible verles, una crueldad de la cual pude resarcirme esa noche en Jerez. Hasta este momento, no les había visto en directo, sí a su guitarrista y batería, Markko y Ditto en la sala Even sevillana colaborando con Marabunta, por lo que ya tocaba ver a toda la banda al completo, un arrollador vendaval de groove, thrash, hardcore y mala baba, con retazos de flamenco, haciendo honor a la tierra de donde provienen.

Los de Algeciras llevan desde el 91 dando guerra, pasando por diferentes épocas, lo han vivido todo, han tenido numerosos cambios de formación, 7 álbumes de estudio, conciertos por medio mundo, parones, el desgraciado fallecimiento de su anterior bajista el año pasado… pero lo que no cambia es su rabiosa singularidad y esencia, letras martilleantes y reivindicativas, de denuncia social sin tapujos ni paños calientes, directas, combativas y lacerantes. No han seguido modas, han hecho lo que les ha apetecido en cada época y eso les ha generado un respeto que no el reconocimiento que realmente se merecen en el panorama nacional. Allá donde les reclaman, si les conviene y les pilla bien, allá que se lanzan con toda la humildad, locura y ganas de pasarlo bien, primero ellos, síntoma que si disfrutan harán disfrutar al resto de asistentes al evento. El Purethrash lo tenían marcado a fuego, entre otras cosas para celebrar el 25 aniversario de su disco Tercera Comunión.

“Nuestro fuego”fue el pistoletazo de salida y la sala estalló literalmente demostrando que había ganazas por disfrutar y sudar con “Los Canijos Brutales”, como así se llamaron en su génesis. Guachy y Markko, los únicos integrantes de aquel tiempo eran un espectáculo, no por la edad y el arrojo, sino por los riffs que alternaban y la mala leche que imprimían en un sonido pluscuamperfecto. Y qué decir del poder vocal, la presencia de Víctor, un autentico animal, un resorte del que la grasa corporal huye ya que es consumida por una energía desbordante. “A muerte” fue la prueba de su pavorosa vitalidad. Sin bajar el listón, pisando el bombo y destrozando baquetas, Ditto atizaba con impenitencia su kit de batería y clavaba “Cikatriz” del último álbum hasta la fecha, Hacia donde nos lleven los demonios, pero acelerando aún más el show, se afanó en “Vas a infringir el orden” antes del primer respiro. Lo necesitábamos, de verdad, pero sin dar tregua irrumpía “Dentro del motor de un Superdios”, con un marcadísimo bajo por parte de César, tenaz y fiel al tema original que ya contaba veinte años. Había asistentes que no llegaban a esa edad, los cuales se dieron un homenaje de energía desbordante en “Manifestar el Horror”, un himno hardcoreta con participación coral por parte de sus guitarristas, que no desfallecían, que su consigna era agotarnos, dejarnos sin aliento, alentándonos de nuevo con “Dispuesto a luchar”.

Para entonces, la sala era un hervidero, los temas iban cayendo uno a uno rapidísimos, teniendo en cuenta que a penas alcanzaban los 4 minutos, la compresión de tanta mala leche en ese tiempo era más que de sobra, más aun cuando las siguientes cuatro canciones eran de Tercera Comunión (1999). “Canción del carcelero”, mega celebrada con ese inicio tan flamenquito, pero es que para “Tamayonqui” contaron con Alberto Olea, el titán que forma dupla vocal de los sevillanos Marabunta. La sala se vino abajo, no por su liviano peso sino porque Alberto es un auténtico amor de persona, muy querido, de esas que si no existiera deberían inventarlas.
“Lacra” y “El dictador” cerraron un bloque muy escogido, destrozando cuellos, columnas y demás partes semiflexibles de nuestros cuerpos, ya muy fatigados por el paso de las horas pero con ganas de afrontar un último trío devastador de bellas y plácidas arias. “30 en la patera” del álbum del 97, La cultura del miedo fue recibidacon desbordante entusiasmodel mismo modo que “Pata Negra”, otro trallazo en el cual participé en uno de los muchísimos pogos que se formaban de forma espontánea y explosiva, igniciones que culminaron en la única versión de la noche, pero al modo Brutal Thin´, “Kokaina”, colofón sublime y feroz a una noche, una jornada de música en vivo que realmente me ha costado plasmar en este texto, por muchas razones, pero una vez acabado como está siendo el caso, un orgullo haberlo podido vivir y vivir para contarlo.
Más aún por las maravillosas y auténticas personas que me rodearon y rodee, a las que agradezco como Selu y los Docka Pussel al completo, Alberto Olea, Rosita, Jose Mirpro y Claudia, muchos de los miembros de las bandas que tocaron con los que pude intercambiar algunas impresiones, parte del staff del Purethrash, a JJ Carrasco por las fotazas, a Guiller hcp por el mismo motivo, Antonio y Manuel Medina de Medictum, Luna Lucía (recupérate prontito), Marco Patrocinio y Mada Marques (valientes por todo), con mención muy especial a Javier (Quiebra) por su atención, su sencillez, por ayudarme en la elaboración de las migas, por prestarme un lugar donde descansar de esta locura que fue esta edición del Purethrash, mi tercera en dos años.
Pero nada de esto habría sido posible si al igual que Alberto Olea, estos dos, tendrían que haberse inventado de no existir, estas dos almas gemelas que sufrieron lo indecible, que se vaciaron por completo de forma absolutamente altruista, que al cabo del día y de la noche se rindieron pero al día siguiente renacieron y tomaron singular forma en seres de luz, con corazón de puro metal, estos elfos que proporcionaron a cerca de dos centenares de personas una de las noches más demoledoras, variadas musicalmente y terapéuticas tal que un 27 de septiembre de 2025.
Estos singulares obradores y orfebres de ilusiones son Alejandra y Pibodi, simple y llanamente mis jerezanos preferidos, mis AMIGOS, no hace falta añadir más.


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